Alfaqueque
Hay quienes se dedican a rescatar tesoros y el ciezano Fernando Fernández Villa es uno de ellos. Por eso ha llamado a su editorial independiente, que ya ha cumplido quince años, Alfaqueque. En la España del siglo XV, los alfaqueques desempeñaban el oficio de redimir o liberar esclavos y prisioneros de guerra. A Fernando le gusta decir que su misión como editor consiste en rescatar y liberar libros. Libros de aquí y de allá, de la Región y del mundo. Hermoso oficio el de estos héroes en unos tiempos en que la cultura está probablemente más confinada que nunca. Duro trabajo el de estos esforzados de la edición que siguen luchando a brazo partido contra la depauperación cultural que nos amenaza. No desfallezcáis, pues como bien dice el poeta León Felipe, los tesoros que buscáis, que queréis rescatar, no están en el seno del puerto “sino en el fondo del mar”.
Ovación en el Congreso
Tras dos años dudando, Feijóo se ha decidido a dar “un golpe de mano” en su partido. Son muchos dos años intentando derribar la estatua de Sánchez a martillazos, y que la estatua siga ahí. Demasiados meses de maximalismos, de polarización, de acoso y derribo, sin que peligre la silla del atacado y sí la del atacante. Los resultados de las distintas llamadas a las urnas han terminado de abrirle los ojos. O le planta cara a esa medusa de tentáculos deletéreos que lo tiene atrapado, secuestrado, o su vida política tendrá los días contados. O se impone sobre Ayuso, Aznar, la derecha mediática, Vox o correrá la misma suerte que Pablo Casado, su antecesor. Volantazo, pues, y cambio de rumbo. Dejar el tremendismo (aunque nunca sea del todo) y abrazar el pactismo. El primer paso ha sido renovar el CGPJ, luego vendrán otros. De momento ha descolocado a sus detractores internos. ¿Por cuánto tiempo? Su bancada lo recibió con una gran ovación en el Congreso. Faltó que Sánchez se uniera al aplauso. Al fin y al cabo, esta legislatura, es un decir, empieza a tener visos de “normalizarse”.
No está todo dicho
Es verdad que la extrema derecha está a las puertas del
poder en Francia, que el próximo domingo podría
alcanzar la mayoría absoluta y por primera vez gobernar
el país por mandato de las urnas (en el régimen de
Vichy, como en el de Franco, no se votaba). Hay datos,
sin embargo, que indican que no las tiene todas consigo.
De hecho, según las encuestas, seis de cada diez
franceses no desearía esta “derrota”. Gentes de
izquierdas, de centro y una buena parte de la derecha
conservadora, dispuestas a plantarle cara al neofascista
RN, desistiendo en su inmensa mayoría los candidatos y
candidatas de estas formaciones peor colocados en las
triangulares en favor de los que más votos han obtenido.
“Francia, clama un millar de mujeres y hombres de la
cultura en una tribuna publicada en el diario “Le Monde”,
no puede darle la espalda a su historia. Por mucho que
con el joven Bardella los Lepen hayan querido blanquear
su imagen, el Reagrupamiento Nacional, recuerdan, es
el heredero directo del Frente Nacional, fundado en 1972
por nostálgicos del régimen colaboracionista pronazi de
Vichy, propagador de un nacionalismo xenófobo, racista
y liberticida, que desprecia la democracia parlamentaria.
Es mucho lo que se juegan los franceses, y la suerte, no,
no está echada.