Los alumnos de 3º de ESO del IES Diego Tortosa estudian la ‘Ruta de los Industriales de Cieza’

El alumnado está aprendiendo la historia del esparto en Cieza

Crónicas de Siyâsa/IES Diego Tortosa

Para acabar este segundo trimestre los alumnos 3º de ESO del IES Diego Tortosa recorrieron la ‘Ruta de los Industriales de Cieza’ de la mano del investigador y antiguo profesor de Tecnología del centro Pascual Santos López con el fin de continuar con la investigación del proyecto de innovación educativa, coordinado por la profesora de Lengua María Parra para convertirse en guías del patrimonio local de Cieza.

La primera parada tuvo lugar en el propio centro educativo, puesto que en él estuvo ubicado el antiguo Instituto Laboral de Enseñanza Media y Profesional, de modalidad industrial y minera, antes de que se convirtiera en el actual Instituto de Enseñanza Secundaria. Santos les aclaró a los alumnos que su nombre se debe al conocido canónigo Diego Tortosa, quien quiso dotar a Cieza de un centro educativo, donde los jóvenes pudieran completar sus estudios, para lo cual donó unos terrenos y una generosa cantidad de dinero, pero que, desgraciadamente, el benefactor falleció sin ver materializado su deseo debido al retraso de casi 25 años para llevar a término su ejecución con motivo de las vicisitudes que se tuvieron que sortear.

Posteriormente, y ubicados en la misma Avenida Juan XXIII, Santos les dio a conocer la existencia de una industria dedicada al esparto donde actualmente hay un descampado vallado. Fueron los ingenieros Bernard Brunton y Luis Anaya en 1913 quienes, con la participación de accionistas catalanes, fundaron la sociedad Manufacturas Mecánicas de Esparto, SA, cuyo domicilio social estaba en Barcelona. Fue así como Cieza, a principios del siglo XX, contó con una excelente mecanización de la industrialización del esparto, llegando a la obtención de hilo mecánico. Su labor llegó a dar como resultado 100 patentes de esparto entre los años 1909 y 1973 entre Cieza, Abarán y Blanca. Por su parte, el profesor de Biología que les acompañaba, Vicente Giménez García, impactado por la enorme producción, le preguntó al investigador sobre el contenido de esas patentes.

A continuación, continuaron la ruta inspeccionando el terreno de la chimenea Joaquín Gómez Martínez ‘el Gallego’ y visitaron los vestigios de las fábricas de conservas de ‘el Gallego’ y la de los hermanos Guirao, donde pudieron ver las dos chimeneas que son Bien de Interés Cultural (BIC), de fuste redondo de la escuela murciana la primera y de fuste octogonal de escuela valenciana la segunda.

Llegados a la Gran Vía,  los futuros guías pudieron conocer la industria de Hilaturas Egea, del empresario Joaquín Egea, fundada en 1942 y que llega hasta nuestros días después de 83 años de actividad con su especialidad de la cordelería. Joaquín Egea patentó en 1956 una máquina de majar esparto que mejoró en 1959 y con la que logró sustituir los mazos de picar por un sistema más productivo, seguro e higiénico. Por eso, los alumnos se acercaron hasta la plaza de la Iglesia de Santa Clara para comprobar por ellos mismos las huellas que habían dejado los mazos de madera con los que antaño golpeaban el esparto en esas piedras que todavía mantienen la forma de las ‘picaeras’. Los alumnos quedaron verdaderamente impresionados al conocer el trabajo tan duro que realizaban las ‘picaoras’ durante horas para majar los manojos de esparto, quienes con las piernas cruzadas atendían por parejas a los cuatro batanes, dos cada una, en cada ‘picaera’, acercando de manera peligrosa sus manos a los mazos con un manojo de esparto en cada una. Una alumna apuntó que su abuela le había contado que en aquella época era común que las mujeres se ataran a sus bebés a la espalda mientras realizaban estas labores o que con el frecuente y fuerte ruido de los mazos las trabajadoras sufrieran sordera.

“De vuelta a las aulas, tras el recorrido realizado, los alumnos pudieron seguir investigando acerca de esta ruta con el objeto de ser parte activa compartiendo la experiencia con otros compañeros, para que no caigan en el olvido estos industriales que tanto contribuyeron con su labor al desarrollo de nuestra localidad,” señalan desde el centro educativo.