Tras la floración de los campos y los árboles, viene ahora la eclosión de las ideas. Si el mes pasado un manto blanco, rosado, fucsia, lila, cubría nuestros huertos y frutales, son ahora los libros lo que florecen en nuestras plazas y calles. Los que las llenan de color. Y es que Cieza se prepara esta semana para acoger la Tercera Feria Regional del Libro Infantil y Juvenil que llenará nuestro pueblo y otros municipios cercanos de actividades relacionadas con el mundo de la literatura y el teatro.
Organizada por el Ayuntamiento y apoyada en esta ocasión por la Comunidad, esta Feria que surgió como quien dice de la “nada” en 2016 se ha convertido, en apenas dos años, en un evento cultural de primer orden y en todo un referente para la Región de Murcia. Así lo reconoció el propio Director General de Bienes Culturales el día de su presentación junto al alcalde de Cieza.
Sorprenderá si digo que nuestra Región carecía de una Feria del Libro desde que se clausuró la última en 2009, cuando empezó a hacer estragos la crisis financiera y la cultura fue inmolada en la pila de sacrificios. Pero así es. Afortunadamente, hubo gente en Cieza que no se resignó a ese estado de cosas, y con la llegada al Ayuntamiento de un gobierno de progreso se lanzó a poner en marcha esta iniciativa pionera en la Región. Una Feria que, al día de hoy, ya se ha convertido en referente ineludible del libro infantil y juvenil.
No fue nada fácil, me cuenta Fernando Fernández Villa, uno de sus promotores. Y si se ha logrado, ha sido gracias al esfuerzo y la ilusión que pusieron en el empeño los participantes en la primera edición, cuya colaboración desinteresada fue clave. Además, claro está, de la implicación de la Concejalía de Cultura de María Ramos, de la Biblioteca Municipal Padre Salmerón o de varias editoriales de Murcia y de Cieza (entre ellas Alfaqueque, que dirige el propio Fernando y cumple ahora diez años, o La Fea Burguesía). Un esfuerzo, por cierto, el de la editoriales de la Región, loable, ya que no cuentan con ninguna ayuda institucional, cosa que si sucede en otras comunidades autónomas, por lo que deben subsistir, en tanto que industrias culturales que son, sólo con el esfuerzo personal y económico de los editores.
Trueques de libros, lecturas colectivas, talleres de collage y de ilustración de poemas, recitales poéticos, cenas literarias con música y poesía, rutas que animan a callejear entre libros, propuestas teatrales, espectáculos de títeres de calle, exposiciones itinerantes, son algunas de las propuestas para estos días. Y cómo no, encuentros con los lectores a cargo de autores regionales y nacionales, en los que tengo el honor de participar con la presentación de mi libro “La Cieza de ayer. Historias, leyendas y otras crónicas”.
No podemos menos que felicitarnos, como bien ha señalado Pascual Lucas, alcalde de Cieza, de que, pese a su corta vida, esta Feria “haya ido creciendo y consolidándose” hasta convertirse en una alternativa para disfrutar de la lectura y el ocio. Siempre con el objetivo, por otra parte, de atraer a los más jóvenes al mundo de la cultura e inculcarles el hábito lector. Un hábito, es verdad, que si conocen y disfrutan, quizá no abandonen nunca a lo largo de su vida.
Nada tenemos, desde luego, contra las series televisivas que monopolizan la oferta cultural para los jóvenes, y menos aún cuando estas series se nutren de historias escritas que en algunos casos son de gran calidad. Sería un error, sin embargo, que el consumo cultural se redujera a la imagen, olvidándose de la actividad lectora. De ahí que sea tan importante abrir, ampliar, diversificar esa oferta cultural y normalizar la lectura en el mundo de estos jóvenes que serán los adultos de mañana.
Hagámosle caso, pues, a Aute cuando pide más cine. Y añadámosle a esa mítica canción otro verso: “Libros, libros, libros… más libros, por favor”.