Las generaciones del odio

He visto el opening de Digimon más veces este año, que cuando veía la serie de pequeño. Me han repetido mil veces que los niños de ahora no recordarán eso. El auge de la morriña por la infancia. Es normal que queramos volver a esos tiempos en los que la libertad, la felicidad y la vida en general se resumían a poco más que eso. El valor de rememorar el pasado y que retuerza. Pues imaginaos entonces a las familias que todavía tienen a sus seres queridos en cunetas.

Desde principios del siglo XX, en Ruanda se empezó a fraguar un odio sin paliativos hacia los Tutsis1. Hasta en las principales cadenas de radio se arremetía con virulencia este discurso. No es de extrañar entonces que al pasar un par de generaciones, ese odio ya se había vuelto visceral. No se miraba ni siquiera como a seres humanos a los tutsis. Se estima que en solo un año se eliminó al 75% del pueblo tutsi, lo que equivaldría a casi un millón de personas. Pues bien. En menos de un año del genocidio, ya se empezaron a juzgar a los responsables de la masacre, y a desenterrar las fosas.

Un acto tan directo y conciso se llevó igualmente en la antigua Yugoslavia. Esa memoria histórica sería la mejor manera que se encontraría para conseguir la paz a través de ello. Cerrar las heridas y hacer un particular Juicio de Nuremberg en cada territorio donde se cometen crímenes de este nivel es indispensable para reconocer el sufrimiento de las víctimas y darles esa paz que necesitan. Tristemente, a día de hoy, nuestro gobierno sigue creyendo que ello es abrir viejas heridas, heridas que nunca han llegado a cerrarse.

Es preocupante la falta de empatía del presidente del Gobierno al hacer afirmaciones como «que a nadie le interesa el pasado», y en parte subrayaría sus palabras, porque yo solo toco el pasado para proyectarlo en el futuro, pero con otras connotaciones (esto da para un artículo nuevo) o de Rafael Hernando o Pablo Casado haciendo una burla hacia gente que intenta encontrar a su familias asesinadas por la dictadura. Es cierto que en España nunca se ha juzgado el pasado fascista, ni se ha dado un paso mínimo hacia hacerlo. Da vergüenza decirlo,  pero ya no nos centremos en eso. Simplemente fingid aunque sea un poco de dignidad, España sigue siendo el segundo país del mundo con más desaparecidos. Incluso la ONU llama la atención para acabar con esto2.

Desde que esto cambie, seguro que estamos mucho más unidos, con la ley de memoria histórica luchamos juntos contra el mal. Porque ahora mismo está todo fuera de control, junto a estas medidas conseguiremos vencer a las generaciones del odio al final. Junto a esta ley, cavaremos por España con fuerza y amistad, hasta librar la tierra de las fosas comunes. Y descubrir la verdad, el poder del corazón frente al pasado negro. DIIII-GIIII… Perdón.

 

1https://eacnur.org/es/actualidad/noticias/eventos/genocidio-de-ruanda-la-historia-de-los-hutus-y-los-tutsis

2http://www.eldiario.es/politica/ONU-Espana-urgentemente-Guerra-Civil_0_645685456.html

 

 

 

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