La ‘Ruta de las Almazaras de Cieza’ es investigada por los alumnos del IES Diego Tortosa

Con esta actividad se potencia el conocimiento de la historia local

Crónicas de Siyâsa/IES Diego Tortosa

Los alumnos de 1º de Bachillerato han finalizado la investigación de otra parte de la ruta cultural de Cieza visitando junto al investigador del Centro de Estudios Históricos Fray Pasqual Salmerón, Joaquín Gómez Carrillo, uno de los puntos clave de la ‘Ruta de las Almazaras de Cieza’, como es la Almazara de la Casa Grande. Cieza tuvo una época que destacó, además de por el cultivo del esparto, por el cultivo del olivo como parte de su emblemático paisaje, por eso se instaló una almazara en lo que antiguamente se conocía como la ‘Bajada de la Hontana’ (llamada así  por tener una fuente), sita en el casco antiguo poco antes de llegar a la Cuesta Cosme, aunque hoy día tan solo se encuentra un pequeño jardín a modo de mirador donde se encuentran algunas de las piezas recuperadas de la antigua almazara como las ruedas de molino, para recrear lo que un día debió de ser un punto de enorme actividad en temporada alta de recolección de olivas entre diciembre y enero. Allí el investigador les explicó a los alumnos el procedimiento que se seguía para realizar la molienda de forma rudimentaria con la ayuda de los animales, puesto que se extraía el aceite en las prensas a brazo y había que moler mediante el tiro de una mula, que caminaba en círculo durante horas. En este punto, el guía como respuesta a la pregunta de un alumno que sentía curiosidad por saber cómo podían conseguir que el animal no cambiara su ruta, les explicó que a las mulas se las cegada con un capuz negro.

En cambio, en la almazara conocida como la de ‘Los Mateos’, situada en el antiguo casino, cuyo molino de rulos cónicos está expuesto en la planta cero del Museo Siyâsa, supuso una sorpresa para los alumnos, ya que pudieron comprobar el avance que había supuesto la nueva maquinaria y la nueva forma de organización para los productores con la incorporación de la energía eléctrica en el molino de molturar la oliva. Cuando entraron en la bóveda que hoy se usa como sala de conferencias un pequeño grupo de alumnos quiso saber a qué se debía los números que había en los laterales y Joaquín Gómez les aclaró que, como no todos los agricultores eran grandes recolectores, a los que no llevaban la oliva en carros, sino en que pequeñas cantidades, se les asignaba una troje en el sótano oscuro de la almazara cuyo número, escrito con almagra en el ladrillo de su bóveda, apuntaba el almazarero en su libreta de clientes.

“Como buenos guías del patrimonio, después de realizar esta ruta, estos alumnos participaron en distintas actividades para dar a conocer a otros compañeros la historia de los agricultores ciezanos que supusieron un enriquecimiento al tejido empresarial de aquella época, favoreciendo así la conservación y difusión del patrimonio cultural de nuestra localidad”, señalan desde el centro educativo.