Irreversible
¡Tontería tienen! Hay batallas que están perdidas de antemano, aunque se tarde tiempo en perderlas. La de prohibir, sancionar o censurar el lenguaje inclusivo es una de ellas. Los expulsados de Vox y sus cómplices del gobierno regional lo saben, pero aun así no se resisten a hacer el más espantoso de los ridículos promulgando leyes coercitivas que serán el hazmerreír de las generaciones futuras. Por poco que uno bucee en la historia de nuestra lengua, llegará fácilmente a la conclusión de que el castellano o español ha sabido ir evolucionando y moldeándose gramatical y semánticamente a los cambios sociales. Incluso ortográficamente, a diferencia del francés o inglés que conservan una ortografía “cuasi” medieval. Guste o no, la igualdad de la mujer es una realidad futura irreversible. Y esa igualdad acabará reflejándose ineludiblemente en el uso de la lengua. ¿Cómo? El tiempo lo dirá. El cambio está en marcha y también es irreversible.
“Buenas tardes”
Con los judíos ultraortodoxos, en Jerusalén las mujeres lo tienen mucho más difícil que los hombres para muchas cosas, también para lamentarse. La semana pasada algunas de ellas volvieron a ser expulsadas por esos integristas del Muro de las Lamentaciones por querer “rezar como los hombres.” Son mujeres que llevan luchando desde hace décadas por un judaísmo reformista. Un judaísmo en el que ellas puedan tener cabida al mismo título que sus semejantes varones. Son mujeres feministas y progresistas que reivindican la igualdad de género y no se conforman con tener un lugar de rezo, apartado, reservado solo para ellas, o con que no puedan hacerlo leyendo la Torá o llevando un kipá. Ante tal “sacrilegio”, muchos exaltados vinieron a recordarles con malos modos (y afirmaciones como “Este muro es nuestro”) que no eran “buenas judías”. No sé por qué, pero me da que libertad e igualdad van casi siempre juntas de la mano.
Guerra de egos
Al PP le crecen los díscolos. Es lo que trae tener un liderazgo débil y errático que invita a tomar posiciones para cuando el “jefe” caiga o hacerlo caer. Ayuso ha sido la primera sediciosa, pero vendrán otros. En este juego de bandos, la exportavoz parlamentaria del partido en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, también está marcando su terreno y buscando protagonismo y alianzas. Y lo hace con un libro, “Políticamente indeseable”, en el que se despacha a gusto, con la agresividad que se le conoce, contra Casado, García Egea y los diputados de su todavía partido, a los que llama “palmeros”. Ayuso dice compartir sus valores mientras dinamita con declaraciones provocadoras y apariciones estelares los congresos regionales de su formación. Lo que Casado califica eufemísticamente de “talent show” en el PP ha pasado a convertirse en una guerra interna sin cuartel de egos por el liderazgo del partido.
Gobierno de coalición
No se podrá decir que este gobierno no gobierna. ¿A gusto de todos? Obviamente, no. Sería iluso pensar que esto fuera posible. Pero sí en beneficio de la gran mayoría, y del país, del que formamos parte todos, y en la medida de lo que permiten las circunstancias, las domésticas y las externas, de las que resulta imposible, por mucho que a veces nos disguste, desligarnos o desentendernos. Un gobierno de coalición, el primero, que ha padecido la mayor prueba de estrés en décadas, con la irrupción de la pandemia y sus devastadoras consecuencias sanitarias, económicas y laborales, sin renunciar a su agenda reformista. Y que ha gestionado la crisis con una eficacia más que incontestable, según han reconocido organismos internacionales de distinto signo. Parecía la crisis perfecta para tumbarlo. Y así lo entendió la oposición encabezada por el PP. A la vista está de que no lo ha conseguido. Y de seguir por esa vía hasta es posible que perezca en el intento.