Están tardando
Lunes, 19 de mayo
Genocidio, crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad, exterminio… Es tal el horror que está desplegando Israel y su gobierno ultraderechista en la banda palestina de Gaza que faltan palabras para calificarlo. Al asesinato masivo de niños y niñas, acribillados, bombardeados sin compasión, a la deportación cruel, se añade desde hace unos meses la vil determinación de Netanyahu de matar a los gazetíes de hambre. Lo ha denunciado Naciones Unidas: 14.000 bebés y niños de corta edad pueden morir de inanición en las próximas horas. De igual modo que no vacilamos a la hora de condenar el salvaje ataque de Hamás del 7 de octubre, no titubearemos a la hora de llamar a este exterminio, a este martirio, por su nombre. Sánchez ha calificado a Israel de “Estado genocida”, y está bien. Pero franqueadas todas las líneas rojas humanitarias, ya empiezan a sobrar las palabras. Lo que se necesita son actos. La repuesta de los países democráticos no puede esperar. Francia, Reino Unido y Canadá han amenazado a Israel con “medidas concretas” si no detiene su ofensiva militar en Gaza. Están tardando.
Un escurridizo Feijóo
Martes, 20 de mayo
Feijóo anda algo “descoordinado”, se justifican en Génova. El caso es que poco o ningún interés debía de tener el presidente del PP por la propuesta de López Miras sobre el Trasvase Tajo-Segura cuando ni siquiera se presentó en el Congreso aquella tarde, dejándolo con dos palmos de oreja. El PP lleva más de treinta años confrontando con el tema del agua no sabemos si con el único objetivo, como dice la socialista Isabel Gadea, pero sí con el objetivo, de sacar rédito político. Lo que ocurre es que en este río revuelto no todo es ganancia de pescadores, por lo que Feijóo prefiere no ir a tumba abierta. De ahí que no tuviera ningún empacho en dejar tirado el martes pasado a su “barón”. Más sensata y acertada parecen, por el contrario, ante el frentismo beligerante e inviable de López Miras, otras propuestas que pasan por “garantizar” el agua mediante un “sistema hídrico diversificado combinando trasvase, desalación, depuración y modernización de regadíos”. ¿”Descoordinado”, Feijóo? Escurridizo sí, como una anguila en aguas agitadas.
Capitalismo y esclavitud
Jueves, 22 de mayo
No sé si Robert Prevost Martínez ha leído a Thomas Piketty. Por si no, me permito recomendárselo —¡qué osadía!— ahora que ha sido nombrado Sumo Pontífice. Piketty es un prestigioso economista marxista que en su libro Capital e ideología dedica un extenso capítulo al tema de la esclavitud. El papa, dicen, tiene antepasados haitianos y criollos. Abuelos y bisabuelos maternos registrados como mulatos y negros que, con toda probabilidad, algo de aquella lacra debieron sufrir. Por la rama paterna, es de origen francés. Le habrán llegado noticias por ahí, me imagino, de aquel glorioso año de 1848 en que Francia abolió la esclavitud en la isla. Aunque con alguna condición. Pues apelando al derecho sagrado de la propiedad privada no fueron los esclavos los indemnizados por haber sufrido aquella monstruosidad, sino sus “dueños” europeos por la “expropiación” sufrida. Con sumas millonarias públicas, además, que arruinaron e hipotecaron a los haitianos. Del feudalismo abyecto de la esclavitud se pasó al capitalismo salvaje. El Santo Padre, sin duda, lo sabe. Aun así, para profundizar sobre las injusticias de este mundo no está de más leer a Piketty.