La metáfora de Almudena Grandes, según María Bernal

La metáfora de Almudena Grandes

El 27 de noviembre nos dejaba irremediablemente una de las mejores escritoras en lengua española de los últimos tiempos, Almudena Grandes. Detrás, un legado literario realista, reivindicativo y testimonio de la vida; una columna de opinión en la que manifestó, hasta los últimos días de su existencia, la actitud de una mujer firme, denunciante de las injusticias sociales y gran defensora de la cultura, de las mujeres escritoras  y de un país que necesita progresar a través de la cultura.

Y es que si hay una definición de cultura que gusta bastante, esa es la que en una ocasión ella nos dejó: “La cultura es emoción, es una vida de más”. De hecho, aseguraba que todo aquel que estuviera inmerso en el mundo de la cultura tenía superpoderes y  vivía más; no más tiempo, pero sí más emociones.

Sin pelos en la lengua y sin un ápice de miedo en el alma, de ahí que escribiera lo que le diera la gana, sin coacción y sin tener la intención de satisfacer a sus detractores, sino a sus fieles lectores, la escritora galdosiana se convirtió en el altavoz de crítica hacia la política de este país, principalmente, hacia la de la Comunidad de Madrid, una de las segundas capitales que menos invierte en cultura.

Grandes, comprometida con sus lectores y feliz con la vida a la que tanto amaba y por la que luchó en todos sus frentes, no dudó en ningún momento de disfrutarla minuto a minuto, haciendo aquello que más le gustaba. Escribir para ella era respirar ese oxígeno tan necesario para lidiar la vida  y asumir un compromiso social que supo defender hasta los últimos días de su existencia.

Mi admiración por esta escritora nace fundamentalmente por ser articulista de textos transparentes, no manipulados y fiel reflejo de la sociedad en la que vivimos. Galdós escribía sus novelas, nutriéndose de la observación directa de la realidad, y Grandes, la escritora madrileña, quiso rendirle homenaje, a través de su literatura, con el fin de buscar la identidad de este país, con el fin de intentar rescatar la historia de la vida de miles de personas que habían sido olvidadas, después de la Guerra Civil.

Y quizá, su ideario de izquierdas y su incansable trabajo como escritora y como articulista hayan sido el  deleznable e injustificable pretexto que emplearon los miembros de Vox Vicálvaro (Madrid) para dedicarle el último adiós por redes sociales, con desprecio y con rencor, a una mujer que ha hecho historia en la cultura española y que, a diferencia de ellos, pasará a la historia como la escritora prestigiosa de la España que ellos defienden a golpe de bandera, y que Grandes hizo a base de la denuncia sólida de la decrepitud política de este país en manos de aquellos que, sin argumentos lógicos, pretenden gobernar dividiendo al pueblo.

Las condolencias de estas personas hacia la escritora se han teñido de la inquina y de la cobardía a las que  este grupo político nos tiene acostumbrados. Y es que horas después de haber hecho público en Tuitter este detestable comentario: “Con odio has vivido y con odio has muerto”, el responsable de comunicación eliminó esos tuits ante la lluvia de críticas que recibió el partido. Y es que claro, Almudena gana y por goleada a estos que dicen ser los únicos y universales amantes de España. Y si no, miremos las imágenes de su despedida en el Cementerio Civil de Madrid, que muestran por sí solas, por la muchedumbre presente y su último homenaje, que el odio no ha sido precisamente lo que la escritora ha predicado, sino lo que ellos pretenden difundir.

Independientemente de sus ideas, respetables, admirables y/o compartidas o no, está claro que a  PP, Ciudadanos y, sobre todo a Vox,  no le hace gracia la literatura de esta mujer. De hecho, han vetado que sea nombrada hija predilecta de Madrid, según Almeida, por falta de forma y de consenso. Sí tendrá su homenaje público y una calle con su nombre, pero no gracias a Vox que votó en contra.

Una vez más comprobamos cómo a estos políticos les interesa que la cultura padezca una anemia severa y se vaya debilitando poco a poco. El pueblo inculto es más fácil de adiestrar y este adiestramiento de la población, que no lee y que no se acerca a la cultura, queda demostrado cuando hay personas que piensan que, con partidos como este que despiden a las personas de una manera tan macabra, todavía hay futuro.

A estos de Vox de Vicálvaro les falta, además de empatía, mucha alegría. Si leyeran a Almudena Grandes aprenderían que: “Con el tiempo comprendí que la alegría era un arma superior al odio, las sonrisas más útiles, más feroces que los gestos de rabia y desaliento”, la metáfora con la que Grandes intentó mostrar a sus lectores que el odio debía estar lejos de nuestras vidas.

 

 

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