La hipótesis del covid-19, por María Bernal

Hipótesis

Hace meses que la incertidumbre se acrecentó mucho más en nuestras vidas. Actualmente, las declaraciones de médicos, que insisten en que estamos reviviendo prácticamente la misma situación que en marzo, son datos más que suficientes para creer que esto no es una broma.

Por eso sorprende que todavía haya personas que piensen que esta situación es un tinglado que se han montado los políticos de distintos países para controlar al mundo, mientras han muerto millones de personas, incluso hasta ellos han probado las consecuencias de esta pesadilla. Que puede ser que exista una teoría de la conspiración, sí. Pero más real es que un virus está acabando con la vida y la salud de todos aquellos a los que alcanza.

Independientemente de cuál sea la verdadera realidad, por encima de todo está la teoría científica de los expertos, la de la ciencia, la que es única e irrebatible si tenemos en cuenta que ellos son los que estudian e investigan para poder hablar con propiedad, callando a aquellos que desde el principio han irrumpido con las teorías de la conspiración sobre el covid-19, las cuales respeto pero no comparto, siempre que haya un experto que, con datos objetivos y contrastados, me explique qué está sucediendo.

Y ante este panorama, las palabras del cantante Miguel Bosé, el cual incendió las redes sociales con sus declaraciones sobre “el control global de la población” no ayudan para nada. Con esto, ¿qué consigue? ¿Acabar con el virus? No. Lo único que hace es alertar más la coyuntura que tan mosqueada tiene a los tan sacrificados sanitarios.

Pero seamos realistas. No pueden ser creídas las palabras de una persona que, probablemente, no entienda el significado de términos como cápside, hospederos o macrófagos, como mínimo, para poder ponerse a argumentar como si fuera el presidente de la Asociación Médica Mundial.

¿En qué se ha basado el cantante del “amante bandido” para soltar en su perfil social tal información sin tener autoridad competente por mucha libertad de expresión que haya?

Pues se ha basado en una interpretación subjetiva de las palabras del magnate Bill Gates en 2015, cuando afirmó que el mayor riesgo para la humanidad no sería una guerra nuclear, sino un virus muy infeccioso.

Ahora bien, analicemos las palabras del señor Gates y saquemos nuestras propias conclusiones: “Los que van a acabar con la vida de millones de personas sean probablemente los microbios”. Él usa el adverbio “probablemente” y más arriba el verbo “sería”; por tanto, no afirma, sino que presupone.

Lo que parece ser que hace el magnate, según mi interpretación, es basarse en el desarrollo de virus como el del ébola o la gripe española de 1918, con el fin de hacer un llamamiento para que los países inviertan y estén dotados de munición sanitaria, en el hipotético caso de que en un futuro haya virus difíciles de lidiar por su composición genética.

 La suposición de la lucha contra virus futuros no es nada nuevo, es una constante en la vida de los expertos. Y sí, hay un mercado tras esta situación; pero también hay víctimas que lo han pasado francamente mal si es que han sido capaces de salvar sus vidas.

Otro dato a tener en cuenta es el trabajo que Gates y su esposa Melinda llevan a cabo contra enfermedades como la malaria y el sida, a través de las cuales comprueban cómo estas se expanden velozmente sin poder conseguir mucho debido a los pocos recursos que hay en los países subdesarrollados, a pesar del carácter filantrópico de sus acciones, que demasiadas vidas salvan.

En esta misma conferencia se hacía hincapié en la rápida propagación del virus (SARS-CoV-2) en un siglo donde el medio de transporte está activo las veinticuatro horas del día; por lo que el contagio es ligero y casi incontrolable al moverse cada día millones de personas.

Desde mi punto de vista, las palabras de Gates vendrían a formular hipótesis a través de hechos observables. Incluso se podría interpretar como una llamada de atención para que de una vez por todas se refuercen los sistemas sanitarios de todos los países.

No pretendo demostrar nada, porque a diferencia del señor Bosé y otros compis antisistemas de los servicios sanitarios, no tengo la intención de movilizar a nadie, ya que no tengo ni el conocimiento, ni la autoridad especialista para ello. De hecho, las declaraciones de Bill Gates, al cual no es que defienda del todo en este sentido, se deberían analizar palabra a palabra para poder consolidar cualquier afirmación.

Por tanto, de la misma manera que Miguel Bosé es capaz de alertar sin conocimiento alguno sobre las consecuencias de una vacuna que todavía no ha sido creada, porque son años y años de estudio, nosotros también podemos obtener conclusiones a la hora de analizar un texto después de haberlo leído más de diez veces.

Habrá vacuna, antes o después, pero habrá. Yo la espero. Es más, prefiero que me controlen antes que verme entubada en una UCI. Evidentemente, para obligar a la población haría falta una orden judicial, ya que nuestra Constitución recoge el derecho a la libertad y a la seguridad. Ahora bien, las personas que se niegan a la vacunación, mejor que no se encaprichen mucho de la vida. Y si no, miremos las imágenes de hace meses, hablan por sí solas sin que nadie nos obligue a hacer nada.