La «función» de los partidos políticos desde la perspectiva de Pepe Belló

El consejo de sabios

Enciendes la tele. Hablan. Abres Twitter. De lo mismo. Sales a tomarte una cerveza. En todos los malditos sitios. ¿Es tan interesante? o ¿dejamos que nos convenzan de qué es lo que debe sernos interesante? Nuevos partidos políticos apocalípticos, otros recién estrenados y ya en disolución, y los canovenses y sagásticos de toda la vida sin desforrar sus sillones. Y hagas lo que hagas, vas a seguir oyéndolo en todos los malditos sitios por donde merodees.

Admitámoslo, no somos expertos en casi nada, y cuando abrimos la boca, le estamos haciendo el juego a alguien. Dejamos que asimilen las ideas y las realidades por nosotros, y ya después aceptamos retransmitir el discurso. Es complicado hacer algo distinto, y me gustaría que se hiciese viral la perspectiva de que lo importante es intentar, por todos los medios, hacer bien nuestro propio juego, es decir, vencer netamente, sabiendo qué estamos poniendo sobre la mesa y porqué.

Porque los partidos en cuestión, ¿ejercen su función de policías para conservar el orden exterior, obstaculizando al empuje de las masas, a las fuerzas vivas de la historia, o la ejercen para intentar conseguir elevar al pueblo a un nivel aconsejable de civilización, en la que simplemente se convertirían en un orden político y legal de la voz del pueblo?

Yo casi que me decantaría por la primera, pero tampoco. Las grandes industrias se sirven de todos los partidos existentes, según lo que vayan necesitando en la sociedad. Una vez impulsan a uno más conservador, otras veces a uno más liberal, otras a uno más socialdemócrata, pero no tienen partido propio. La situación española es entendible viendo lo que ha sucedido recientemente en otros países como Francia. Es la misma fórmula. Y la actividad crítica de la prensa y de los partidos entre ellos se ha reducido a revelar trucos y fechorías, a suscitar escándalos y a ajustar cuentas a las personas más representativas.

Ya lo dijo Alexander Pope en el siglo XVIII: “Un partido es una locura de muchos, en beneficio de unos pocos”. En su imaginación queda pensar si ha cambiado algo.

 

 

 

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