Miles de personas abarrotaron las calles para celebrar la tradición
Javier Gómez Bueno
La noche de Reyes es la más señalada en el almanaque particular de los niños y las niñas, y también de los padres y madres, felices con contemplar la mirada de satisfacción y alegría de los más pequeños. Es la noche más anhelada para dejar paso a la mañana cuando, con una ilusión inusitada, se despiertan los más jovencitos en busca de sus regalos.
Debido a ello, las calles de Cieza se abarrotaron de miles de personas para recibir a sus Majestades Reales, que llegaron acompañadas de todo su séquito: pajes, bailarinas, los burritos cargados de regalos, las bandas de música y las carrozas reales, que amenizaron con una bonita puesta en escena el desfile real.
La reunión real se produjo en el Puente de Hierro. Melchor, Gaspar y Baltasar llegaron desde puntos distintos. El primero vino por el camino de La Atalaya; el segundo por el camino de la centenaria olmeda del Maripinar; y el tercero surcando las aguas del río Segura en barca. Una vez reunidos en el Puente de Hierro, fueron recibidos por Tomás Rubio, alcalde de Cieza. A continuación, en el Puente de Hierro se llevó a cabo la representación de ‘El Preludio’ y el primer acto del Auto de Reyes Magos: ‘El Encuentro’.
Posteriormente, iniciaron su recorrido por las calles de la localidad, sembrando de ilusión cada uno de sus pasos. Los pequeños, alborozados, se hicieron fotografías con ellos, recogieron los caramelos que les lanzaron y rieron sin cesar. Por último, al finalizar el recorrido, se representó el Auto de Reyes Magos en la Esquina del Convento.
En definitiva fue un éxito organizativo a cargo de OJE Cieza, que ya lleva seis décadas llenando de ilusión la noche más mágica de los más pequeños de la localidad.