Joaquina Sánchez Piñera, un ejemplo de lucha y superación

Su vida es un fiel reflejo de los obstáculos que la sociedad ciezana tuvo que superar durante la época franquista

Antonio Guardiola Sánchez (historiador)

Introducción                     

A través de esta síntesis expositiva, trataremos de matizar el discurso histórico ortodoxo utilizando un relato de vida. Aportaremos un punto de vista particular y novedoso e introduciendo una perspectiva vital. Este discurso gravitará en torno a una mujer sencilla, de raíces humildes, y que presentará sus experiencias en la España del franquismo de los años 60 y 70, aportando su visión personal y vivencias en un contexto marcadamente complicado. Una vida de carencias, necesidades y tragedias familiares que hoy día serían impensables. Una vida marcada en su inicio por la crisis económica y auxiliada por el boom turístico de la década de los 60, que tanto supo auspiciar las necesidades de miles de emigrantes rurales que buscaron fortuna en los nuevos polos turísticos que ofrecía la costa española. Una infancia truncada por la necesidad de trabajar y la negación de una oportunidad de formación. Una vida de lucha dentro un contexto tan complicado, cuajando el relato de las experiencias en un dilatado proyecto de vida dentro del tardofranquismo y la transición española. Una madre que dio a sus tres hijos la formación que le fue negada a ella (por necesidad y no por dejadez), con un esposo que vivió también en primera persona la lucha sindical y las demandas de los trabajadores. Una familia de “braceros” que dieron estudios universitarios a sus tres hijos: una enfermera, una maestra de Educación Física y un historiador.

Antecedente histórico

No será hasta 1958 cuando venga al mundo la persona que ha ofrecido su testimonio, la fuente de la cual hemos nutrido este trabajo. Me refiero a Joaquina Sánchez Piñera. A través de su testimonio iremos matizando las hilaturas del tejido histórico que ocupa este periodo de tiempo. No obstante, tenemos que conocer en qué contexto familiar vino al mundo y que condicionantes empujaron a su familia a emigrar, de forma precipitada desde la localidad murciana de Cieza, a la catalana Calella de Mar en 1964[1].

Durante el período de 1951 a 1959, España vivió la tercera etapa del franquismo, marcada por un cambio significativo en las relaciones internacionales. En el contexto de la Guerra Fría, la estrategia política se centró en el anticomunismo en lugar del antifascismo, lo que permitió a España desempeñar un papel geopolítico importante.

En 1951 las protestas obreras resurgieron debido a las malas condiciones laborales y al aumento de los precios, destacando la huelga de tranvías en Barcelona. Esta situación obligó al general Franco a reaccionar y en julio de ese año nombró un nuevo Gobierno con el objetivo de ajustar la política económica y evitar la repetición de conflictos sociales. A pesar de estos cambios, el gabinete continuó dominado por el catolicismo político[2]. Carrero Blanco ingresó en el Gobierno como ministro-subsecretario de la Presidencia. Tras arduas negociaciones, en 1953 se firmó un nuevo Concordato con la Iglesia Católica, lo cual fue crucial para el reconocimiento internacional del régimen franquista. Este acuerdo ratificó el predominio que el franquismo otorgó a la Iglesia Católica, en compensación por su identificación y apoyo total al régimen. En realidad, el Concordato ratificaba el statu quo entre la Iglesia y el Estado, que existía desde la Guerra Civil, consolidado especialmente a partir de 1945 con la hegemonía del “nacionalcatolicismo”. Enrique Moradiellos ha señalado que “el triunfo del nacionalcatolicismo fue definitivo e incontestable, convirtiéndose en la ideología oficial del Estado y el patrón normativo de la conducta moral, pública y privada, del conjunto de la sociedad española”[3]. En este sentido, jugará un papel importante en la vida de Joaquina, pues su formación, como veremos más adelante, estuvo muy marcada por las monjas que ofrecieron formación a esta mujer en Barcelona, quien sopesó adoptar el hábito, aunque el destino le desvió de ese camino formando una familia educada en el catolicismo, pero no desmesuradamente practicante[4].

La apertura al exterior permitió modificar el programa económico de España con el objetivo de estabilizar y normalizar los precios. Esto implicaba aumentar la producción agrícola e industrial y regular las importaciones, algo que fue posible gracias a la ayuda estadounidense. Entre 1951 y 1953, esta ayuda tuvo un gran éxito, permitiendo que se recuperaran los niveles de producción de la preguerra, desaparecieran el mercado negro y las cartillas de racionamiento, disminuyeran los precios agrícolas, aumentaran los salarios y mejorara el nivel de vida en el país. Aunque nuestra fuente no vivió este periodo, si recuerda como sus padres le contaban el desastre de la guerra y el hambre de la posguerra. La necesidad dejó una profunda huella en su familia. El aumento en la renta se está dirigiendo al consumo de productos alimenticios, en lugar de, como esperaban, consumir productos industriales. El hambre, durante 15 años, llevó a ese pueblo español a consumir alimentos, hecho que recuerda Joaquina. También nos informa sobre el estraperlo. Nos dice que su abuelo se iba a La Mancha a hacer “trasperlo” en tren: “Yo era pequeña, pero recuerdo oírlo en casa”[5], y que, gracias a él, pudo su abuela alimentar a una familia numerosa. Otro factor de la crisis fue el déficit de la balanza comercial. España importaba gracias a esa ayuda americana, pero apenas exportaba. Hecho este que producirá un profundo impacto en las industrias que sustentaban su bonanza en la exportación y que impactará de forma directa en la familia de Joaquina, como más adelante veremos.

En febrero de 1957, Carrero Blanco persuadió a Franco para que renovara el Gobierno mediante la inclusión de dos tecnócratas (técnicos) en los Ministerios Económicos, quienes eran miembros del Instituto Católico Secular Opus Dei. Alberto Ullastres asumiría el Ministerio de Comercio y Mariano Navarro Rubio el Ministerio de Hacienda. Carrero Blanco había conocido a este grupo a través de Laureano López Rodó, un joven profesor de Derecho y miembro del Opus Dei, quien recientemente había sido nombrado para un cargo importante en su ministerio, la Subsecretaría de la Presidencia. El objetivo era implementar un Plan de Racionalización y Liberalización Económica en conjunto con una reforma de la administración estatal.[6].

Durante el año 1958 se produjeron nuevamente huelgas, principalmente en Asturias y Cataluña, enfocadas en las demandas salariales, debido a la disminución de los salarios reales a causa de la inflación. El 21 de julio de 1959, como resultado de la llegada de miembros del Opus Dei al Gobierno, se establece el Plan de Estabilización de 1959, también conocido como Plan Nacional de Estabilización Económica. Para sanear, racionalizar y liberalizar la economía española, se implementaron tres paquetes de medidas. El primer plan tenía como objetivo limitar la inflación mediante el aumento de las tasas de interés, la restricción de la otorgación de préstamos bancarios y la congelación de los salarios. Además, se había cerrado en diciembre, con el mismo objetivo, y se había prohibido la pignoración automática de la deuda pública en el Banco de España, lo que contribuía a la inflación.[7].

En última instancia, las acciones tomadas en 1959 van más allá de lograr el equilibrio interno y externo, necesario para la estabilización, y establecieron un plan de transformación estructural. No se trataba únicamente de recuperar los equilibrios, sino también de renunciar al modelo de desarrollo interno y avanzar hacia los mercados internacionales, limpiando la economía y, de este modo, acondicionarla para el crecimiento económico futuro.[8].

Como resultado de esto, las repercusiones del plan se notaron rápidamente, tanto en el equilibrio interno como en el exterior. La política monetaria y comercial fue un éxito total. También hubo una disminución en la inflación, que pasó del 12,6 % en 1958 al 2,4 % en 1960, mientras que hubo un aumento en la inversión extranjera en España y en el turismo (6 millones de turistas en 1960).[9].

No obstante, el proyecto tuvo un impacto social significativo. Durante la segunda mitad de 1959 y principios de 1960, la producción española experimentó un fuerte descenso en el consumo y la inversión, lo cual provocó una congelación de salarios y un aumento del paro. Entonces se produjo un fenómeno de gran importancia: el aumento de la emigración española, principalmente en la búsqueda de trabajo y en condiciones muy desfavorables, hacia Europa.[10].

Será en esta coyuntura cuando comienza nuestro relato histórico. Es la historia de una familia humilde que, según nos cuenta Joaquina, había sufrido mucho durante la posguerra y en la que el trauma del hambre siempre había estado presente. Su padre fue despedido de la empresa de espartera donde trabajaba como consecuencia del descenso de la producción: “Cuando tenía yo unos cuatro o cinco años mi padre llegó a casa una mañana con las herramientas del trabajo. Cuando mi madre lo vio se puso a llorar, mi padre le dijo: Morena, me han “echao”…entonces fue cuando decidieron irse a Barcelona…a trabajar en la hostelería”[11]. Era una familia desestructurada, que apenaba la muerte del hijo primogénito con apenas cuatro años de vida, porque el boticario del pueblo no quiso darle los medicamentos “fiaos” que habrían salvado su vida, como sí sucedió con la hermana mayor que sufría la misma enfermedad, fiebres del Tifus[12].

El boom del turismo

En los años 60 España experimentó un boom turístico sin precedentes. Durante esta década el país se abrió al exterior y el Gobierno franquista vio en el turismo una oportunidad para revitalizar la economía y mejorar la imagen internacional de España. Fue entonces cuando comenzaron a llegar a las costas españolas millones de turistas, atraídos por la promesa del sol y las playas. Las campañas publicitarias internacionales promovieron la imagen de un paraíso de sol, mar y diversión. Lemas como ‘Spain is different’ jugaron un papel crucial para atraer turistas, especialmente de países del norte de Europa como el Reino Unido, Alemania y Francia[13]. Este auge turístico se vio reflejado en el crecimiento de la infraestructura hotelera y en el desarrollo de áreas específicas para el turismo, como las Islas Baleares y la Costa del Sol. Ese será el nuevo destino de la familia Sánchez. Primero lo harán los padres y la hija mayor. En Calella de Mar pronto prosperaron dentro de un pequeño hotel, donde trabajará Josefa, madre de Joaquina, su padre Joaquín y su hermana Ángeles; lo harán como cocinera, recepcionista y camarera, respectivamente. Al trabajo, apenas unos años después, se sumará Joaquina, con apenas seis años, donde laborará en la lavandería y también como camarera[14].

En la casa familiar le contaron poco sobre la Guerra Civil: “Decían que en la posguerra pasaron hambre y necesidad[15], pero no hablaban de la guerra. Dentro de la familia no se hablaba de política, porque era solo trabajo y la economía que estaba muy mal[16]. En el ocio mi padre me llevaba al futbol y al cine, pero para conciertos no había; las entradas estaban muy caras[17]. En el pueblo nuestro ocio era caminar por el Paseo los domingos y después al cine, de 4 a 6. En las casas las amigas ponían un tocadiscos y hacían un baile. Discotecas no hubo hasta 1975, por lo menos”[18].

Era una familia de clase baja, cuyos padres se dedicaban a la espartería, de gran pujanza en los años 50 en Cieza. Joaquín, el padre, era “corchaor”, una tarea de hilatura del esparto. La madre, Josefa, era “picaora”. En casa también trabajaban: “En Cieza estaba la espartería y hacía lia, una especie de trenza con esparto para sacar un extra”[19].

El impacto económico del turismo en España durante esas décadas fue significativo. El turismo se convirtió en una de las principales fuentes de ingresos para la economía española, generando miles de empleos y contribuyendo al crecimiento económico. No solo benefició a las regiones costeras, sino que también tuvo un efecto positivo en las áreas rurales y en las principales ciudades. Socialmente, el auge del turismo trajo consigo una serie de cambios. Por un lado ayudó a modernizar la sociedad española y a abrirla al mundo exterior. Por otro lado también planteó desafíos en términos de sostenibilidad y gestión de los recursos naturales y culturales[20]. Los “guiris” trajeron consigo nuevas ideas, un aperturismo social desconocido que, sin duda, dejó impronta en la familia Sánchez; puesto que, aunque, como nos cuenta Joaquina, no tenían adscripción política, si se sentían contrarios al régimen. Joaquina nos relata su infancia de trabajos y juegos en el hotel, bailes con las clientas alemanas (ver imagen 9 y 10) y los regalos que les hacían. A pesar de todo el sufrimiento, confiesa que fueron unos años felices[21]. La jornada laboral era de 12 horas por turno en el hotel, y “aquí, en el pueblo, las jornadas eran de 15 horas, muy mal pagadas y sin cotizar. Engañaban a las mujeres, ya que trabajaban desde que eran jóvenes y, después, se daban cuenta de que las cotizaciones no tenían cuotas”[22].

La década de los 60 también fue testigo de un desarrollo masivo de la infraestructura turística. Se construyeron numerosos hoteles, resorts, restaurantes y otros servicios necesarios para atender a los turistas. Ciudades como Benidorm se transformaron rápidamente de pequeños pueblos pesqueros en bulliciosos centros turísticos llenos de rascacielos, hoteles y complejos turísticos. La construcción de aeropuertos internacionales en puntos estratégicos como Palma de Mallorca y Málaga facilitó aún más la llegada de turistas. El Gobierno también invirtió en la mejora de las carreteras y la construcción de nuevas autopistas para conectar mejor las zonas turísticas con el resto del país. Este desarrollo no solo facilitó el acceso a los destinos turísticos, sino que también impulsó la economía local al crear numerosos empleos en la construcción y en el sector servicios[23].

Pero esta imagen de modernidad ofrecida al exterior chocaba con las aun poderosas influencias conservadoras dentro de la sociedad española, muy marcadas por el catolicismo[24]. El primer año en el que Joaquina marchó a Calella de Mar ingresó en un pequeño convento de monjas donde le enseñaban lectura, bordados y costura, que, poco a poco, fueron marcando un sentir religioso que tentó a nuestra confidente a ingresar en la comunidad. El destino no quiso eso para ella. Nos cuenta también que ese colegio era mixto, algo que nos parece extraño, dada la segregación sexual de la época, aunque, en este caso, nos matiza que “había niños y niñas que jugaban en el patio. Una vez me dieron una patada en la barriga…eso lo recuerdo como si fuera ahora mismo”[25].

La necesidad había marcado el comportamiento de los españoles, que preferían alimentos a objetos materiales: “Teníamos pocas cosas. Era muy poco: cuando venían los Reyes Magos y poco más. Los primeros que tuve fueron un año antes de irme a Barcelona, cuando vino mi padre de allí y me trajo un estuche de colores. Los cumpleaños apenas se celebraban; la comida era lo más importante. Yo pedía: Mamá, quiero un bocadillo de sobrasada, y la pobre me hacía una rodaja de pan y le echaba pimentón con aceite y me decía que era sobrasada[26]. Cuando quería un bocadillo de filete íbamos a una tienda a que me dieran ‘fiao’ y le decía a la propietaria que luego le pagaría mi padre. La tendera le decía: ‘Si necesitan tus hijos algo que vengan y que no pasen hambre’; había gente buena que ayudaba. A pesar de eso se vivía feliz y había una buena vecindad. No sé si sería por el modo de vivir o porque las personas eran más humanas. Ahora hay tantos adelantos que apenas nos queremos ninguno; antes había mucha unión entre los vecinos y las familias”[27].

Durante los años 70, el turismo en España se consolidó y comenzó a diversificarse. Aunque el turismo de sol y playa seguía siendo el más importante, también comenzó a surgir un interés por el turismo cultural y rural. Ciudades históricas como Madrid, Barcelona y Sevilla se convirtieron en destinos populares para aquellos interesados en la riqueza cultural e histórica del país[28].

Durante estos años, la percepción internacional de España mejoró notablemente. El país dejó de valorarse como un destino exótico y algo desconocido para convertirse en un lugar accesible y atractivo para el turismo masivo. La creación de la ‘Marca España’ y el uso de ‘El Sol de Miró’ como símbolo turístico contribuyeron a consolidar esta imagen[29].

La Transición

El 20 de noviembre de 1975 falleció el dictador Francisco Franco Bahamonde. La muerte de Franco marcó el final de cuatro décadas de dictadura en España. El panorama político se abría en un mar de incertidumbres que agitó el sonido de los sables en las sombras[30]. “En la época franquista yo estaba de noviazgo con el que posteriormente fue mi marido; cuando murió Franco solo llevábamos tres o cuatro años casados. Había mucha censura, pero como éramos unas personas sencillas no tuvimos problemas. Cuando murió Franco tuve miedo, porque no sabía qué se iba a pasar. Pero cuando llegó la democracia, y entró en el Gobierno el socialismo, notamos mejoría; aunque hubo mucha incertidumbre durante los primeros años”[31].

Las protestas sindicales fueron fundamentales durante la Transición. Los sindicatos, que fueron reprimidos durante el régimen franquista, comenzaron a organizarse y a exigir derechos democráticos y mejoras laborales. Estas protestas formaban parte de un movimiento más amplio de movilización social que exigía cambios políticos y sociales: “Yo no tuve relación con el movimiento de reivindicación. Pero mi marido, cuando era joven luchó por ello. Iba a las huelgas y reclamaba por el derecho de los trabajadores. Fue una persona muy justa y defendió siempre a sus compañeros trabajadores”[32].

Joaquina se casó a los 22 años en Cieza, en la Parroquia de La Asunción, el 25 de marzo del 1979. “Tuve tres hijos, una hija que se llama Josefa; la segunda Mirian; y el tercero Antonio. Estuve viviendo 27 años de alquiler. Mi esposo trabajaba en una fábrica de hilados y yo lo hacía en los almacenes de fruta, en verano, y de uva en invierno. Queríamos ayudar a nuestros hijos a estudiar. Acabaron la sus estudios primarios y secundarios y después fueron a la universidad. Ahora, una es enfermera, otra es profesora de Educación Física y el pequeño es historiador; todo ello con mucho sacrificio”[33].

La Transición se caracterizó por ser pacífica y consensuada, con negociaciones y pactos entre las fuerzas políticas del momento, desde los sectores más conservadores hasta los partidos de la oposición. Adolfo Suárez fue una de las figuras que promovió la democratización y gestionó la legalización de los partidos políticos y la celebración de elecciones libres; fue figura clave en este proceso[34]. La victoria del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en las elecciones generales del 28 de octubre de 1982 fue un acontecimiento significativo en la historia de España. El PSOE logró una mayoría absoluta, con 202 escaños, en el Congreso de los Diputados bajo el liderazgo de Felipe González[35]. Este triunfo puso fin a casi 40 años de Gobierno franquista y abrió una nueva era de democracia y modernización en el país. “Trabajamos los dos y pudimos mantener nuestro hogar medio bien, subraya Joaquina. Hambre no pasamos; pero un poco apretados siempre fuimos, puesto que éramos cinco miembros en la familia. Pero gracias a que trabajábamos los dos, pudimos darles estudios a nuestros hijos. No fue fácil; al contrario, fue duro, ya que ellos nos pedían cosas y no podíamos dárselas. Menos mal que mis padres nos ayudaron[36]”.

“Mis padres, prosigue la entrevistada, siempre me dijeron que habían pasado mucha hambre en la posguerra. Después notaron el cambio, porque con Franco apenas tenían nada para vivir. De hecho, tuvieron que irse fuera a buscarse la vida[37].  El cambio vivido en España con el primer Gobierno del PSOE les supuso unos años en los que se vivió mejor”[38].

Para finalizar, Joaquina Sánchez Piñera resalta que “hemos sido felices y he tenido una buena familia. Mi marido era muy bueno y mis hijos también lo son. Cuando yo tenía 57 años falleció mi marido, y entonces me quedé otra vez limitada económicamente y me tuve que ir a un bar a limpiar; así he estado toda la vida: luchando[39]. Y ahora observo que estamos retrocediendo por lo menos tres décadas, porque todo lo que hicieron todos nuestros padres y abuelos para lograr derechos sociales y que el país progresara nos lo quieren quitar”[40].

Conclusión

Los relatos de vida suponen, como hemos visto, una nutrida fuente histórica que nos permite aportar matices al relato canónico. Las microhistorias, desde que se produjera el giro metodológico de la investigación histórica, suponen la ruptura de algunos paradigmas, que, a la vez, nos permite aproximarnos con una visión más precisa a los entresijos del discurso histórico. Permite poner atención en los aspectos más sociológicos y estudiar el concepto de “sentimiento”, tan en boga en la historiografía actual.

La vida de Joaquina Sánchez Piñera es un testimonio de resiliencia, amor y dedicación. A lo largo de su vida, Joaquina enfrentó numerosos desafíos, pero su espíritu indomable y su inquebrantable fe en sí misma la llevaron a superar cada obstáculo con gracia y determinación. Su historia no solo es una crónica de sus logros personales y profesionales, sino también un reflejo, una fotografía viva de las experiencias vitales de una generación dentro de un contexto histórico. Joaquina nunca dejó de aprender ni de soñar y su legado perdura en las vidas que tocó, en las lecciones que impartió y en el amor que compartió. Su vida es un recordatorio de que, a pesar de las adversidades, siempre es posible encontrar la fuerza para seguir adelante y construir una vida llena de significado y propósito. Con su ejemplo, Joaquina ha dejado una huella imborrable en este mundo; una huella que continuará inspirando a futuras generaciones.

Biografía

De Riquer, Borja (2010). La dictadura de Franco. Vol. 9 de la Historia de España, dirigida por Josep Fontana y Ramón Villares. Barcelona-Madrid: Crítica/Marcial Pons. ISBN 978-84-9892-063-5.

ENTREVISTA realizada a J.S.P (1958): 19/10/2024, Cieza, Murcia.

García Delgado, José Luis (2000). La economía, en José Luis García Delgado (coord.), Ed. Franquismo. El juicio de la historia. Madrid: Temas de Hoy. ISBN 84-8460-070-X.

GONZALES ALONSO, R. (2006). El turismo no es un gran invento. Aperturismo y recepción del uso y consumo a través del cine español de los años 60.

Juliá, Santos (1999). Un siglo de España. Política y sociedad. Madrid: Marcial Pons. ISBN 84-9537903-1.

Mateos, Abdón Soto, Álvaro (1997). El final del franquismo, 1959-1975. La transformación de la sociedad española. Madrid: Historia 16-Temas de Hoy. ISBN 84-7679-326-X.

Moradiellos, Enrique (2000). La España de Franco (1939-1975). Política y sociedad. Madrid: Síntesis. ISBN 84-7738-740-0.

Núñez Seixas, Xosé M. (2017). Evolución sociopolítica. En Xosé M. Núñez Seixas, Ed. España en democracia, 1975-2011. Vol. 10 de la Historia de España dirigida por Josep Fontana y Ramón Villares. Barcelona-Madrid: Crítica-Marcial Pons. pp. 1-378. ISBN 978-84-17067-29-8.

Payne, Stanley G. (1997). El primer franquismo. Los años de la autarquía. Madrid: Historia 16-Temas de Hoy. ISBN 84-7679-325-1.

Sánchez-Cuenca, Ignacio (2014). Atado y mal atado. El suicidio institucional del franquismo y el surgimiento de la democracia. Madrid: Alianza Editorial. ISBN 978-84-206-8471-0.

[1] Entrevista realizada a J.S.P (1958): 19/10/2024, Cieza, Murcia.

[2]  Payne, 1997, p. 106.

[3] Moradiellos, 2000, p. 118.

[4] Entrevista realizada a J.S.P (1958): 19/10/2024, Cieza, Murcia.

[5] Ibídem.

[6] De Riquer, 2010, p. 420-423.

[7] García Delgado, 2000, p. 145.

[8] García Delgado, 2000, p. 147-148.

[9] Juliá, 1999, pp. 186.

[10] Moradiellos, 2000, p. 138-147.

[11] Entrevista realizada a J.S.P (1958): 19/10/2024, Cieza, Murcia.

[12] Ibídem.

[13] Moradellos, 2000, p. 147-150.

[14] Entrevista realizada a J.S.P (1958): 19/10/2024, Cieza, Murcia.

[15] Ibídem.

[16] Ibídem.

[17] Ibídem.

[18] Ibídem.

[19] Ibídem.

[20] Moradiellos, 2000, p. 147.

[21] Entrevista realizada a J.S.P (1958): 19/10/2024, Cieza, Murcia.

[22] Ibidem

[23] Gómez, 2006

[24] Moradiellos, 2000, p. 138-147.

[25] Entrevista realizada a J.S.P (1958): 19/10/2024, Cieza, Murcia.

[26] Ibídem.

[27] Entrevista realizada a J.S.P (1958): 19/10/2024, Cieza, Murcia.

[28] Gómez, 2006.

[29] Ibídem.

[30] Sánchez-Cuenca, 2014, pp. 15-16.

[31] Entrevista realizada a J.S.P (1958): 19/10/2024, Cieza, Murcia.

[32] Ibidem

[33] Ibidem

[34] Sánchez-Cuenca, 2014, pp. 15-16.

[35] Núñez Seixas, 2017, p. 192.

[36] Entrevista realizada a J.S.P (1958): 19/10/2024, Cieza, Murcia.

[37] Ibídem.

[38] Ibídem.

[39] Ibídem.

[40] Ibídem.