¿Hasta cuándo abusarán de nuestra paciencia?, según Diego J. García Molina

¿Hasta cuándo abusarán de nuestra paciencia?

Supongo que no habrán notado que algunos de los genios innovadores modernos siempre visten con la misma ropa; como, por ejemplo, el fallecido Steve Jobs, el creador del iPhone, el iPad o el iPod. Normal, porque tenemos cosas más prioritarias de las que ocuparnos, no obstante, quizá lo hayan leído en alguno de esos artículos intrascendentes que nos llegan a diario a nuestros teléfonos “inteligentes”. El motivo es bastante sencillo: un mareo menos cada día. Cada decisión que tomamos necesita un esfuerzo mental el cual requiere energía. Al vestir todos los días la misma ropa empezamos el día de forma automática sin gastar tiempo ni esfuerzo psicológico en decidir cómo combinar los zapatos con el reloj, si esta ropa me la puse algún día anterior, si al evento al que asisto me ha visto el auditorio con esa misma indumentaria, etc. Seguro que les sonará este comportamiento de algún conocido. Además, eliminamos una distracción, pudiendo así concentrarnos en los asuntos realmente importantes. Traigo a colación esta anécdota debido a la situación política que atraviesa nuestro país y nuestra falta de reacción, de esfuerzo mental para aportar soluciones. Tenemos un gobierno con unas actuaciones bastante irregulares desde hace tiempo (años) que hacían sospechar de su falta de limpieza; como esa cincuentena de viajes a la República Dominicana que, cuando preguntaban los periodistas, no sabían justificar; o los escándalos con las compras de las mascarillas; o la falta de sentido del millonario rescate a sus amigos de Globalia, o los negocios con la dictadura venezolana, entre otras. Sin embargo, esas sospechas se han convertido en certezas tras las pesquisas policiales, las imputaciones judiciales y las pruebas que nos muestran las investigaciones periodísticas, que no ha podido frenar el Gobierno ni diluir con acusaciones infundadas. ¿Qué hace el ciudadano de a pie ante esto? Nada.

Si fueran corruptos y aprovecharan para enriquecerse un poquito, pero al menos como gestores fueran unos genios, se comprendería que los afines lo justificaran. Mal pero comprensible. Sin embargo, han estado robando como cerdos y el país está peor en todos los sentidos que cuando tomaron el poder, moción de censura con la excusa de la corrupción del Partido Popular mediante. Que fantástica ironía. Tenemos más desempleo, menos actividad del sector privado (imprescindible para mantener el público), una deuda pública desbocada (vivimos de prestado y habrá que devolverlo), la solidaridad entre regiones cada vez más puesta en duda, el sector energético en el aire con los planes antinucleares de ministros que quieren lo peor para España, mientras defienden lo contrario en Europa, y podríamos seguir hasta llenar este folio varias veces. Más la inoperancia y falta de coordinación entre administraciones como hemos visto con el desastre de la gota fría en Valencia. Un mes después todavía sigue todo enfangado, cuando se debería haber enviado miles de efectivos y maquinaria adecuada para dejar aquello como una patena en una semana. Qué vergüenza. Y todavía se le ocurre decir que su Gobierno “cumplió con sus responsabilidades desde el primer momento. Cuando él siguió con su viaje por la India como si nada y el resto del gobierno y sus socios suspendieron el pleno en el congreso, pero continuaron con el reparto del botín de televisión española con fruición. E impidieron que militares y efectivos dependientes del gobierno acudieran al rescate, a pesar de estar siempre listos y solicitaron hacerlo. ¿Qué hace el ciudadano de a pie? Nada. Les refrescaré con unas palabras de Julio Anguita en un mitin a cuenta de la corrupción de otro PSOE: “Toda esa gente, que vota a ladrones, que no quiere saber nada y vuelve una y otra vez a dar el voto a los mismos, aunque les engañen; estos son los apolíticos, que a mí me dan miedo, porque sobre estos apolíticos se montan las dictaduras y se monta la corrupción. ¡Ciudadano que vuelves a votar a ladrones: tú eres responsable del robo!”

Existen muchas personas en este país, quizá demasiadas, que no solo “pertenecen” a una corriente política como si de un hincha de un equipo deportivo se tratara, es que, además, como hacía Steve Jobs, poner en duda sus convicciones políticas está fuera de toda discusión. En vez de llevar la misma ropa a diario, siempre defenderán la misma ideología, no se esfuerzan mentalmente en dudar, tragan con todo. Estar informado políticamente hoy día cuesta más trabajo que nunca, debido a la manipulación periodística, la ocultación de noticias, la mentira descarada, las triquiñuelas de los grupos políticos, etc. Es un trabajo arduo, que cuesta mucho esfuerzo mental y tiempo. Sin embargo, es algo no ya necesario, sino imprescindible. Sánchez no tiene plan de gobierno, no tiene una idea de España y una determinación firme. Y aunque lo tuviera, no podría implementarlo; está en franca minoría, ha perdido todas las elecciones. Sus socios no le dejarían, son incompatibles entre sí. El ejemplo más reciente es la negociación de aquella ley, que terminó a las tantas de la noche, con una diputada de Alicante suplicando a un secesionista catalán que aprobara una legislación que va a beneficiar a los catalanes perjudicando al resto, entre ellos, a esos mismos alicantinos que esta diputada supuestamente debería defender. El problema es que la izquierda secesionista catalana defiende lo contrario de la derecha secesionista catalana, aunque ambos sean socios de Sánchez Pérez-Castejón. Y ambos se están jugando la supremacía (nunca mejor dicho) política de su comunidad autónoma. Con los secesionistas vascos de PNV y Bildu sucede lo mismo ¿Cómo lo arreglaron finalmente? Al estilo sanchista, engañando: prometiendo a uno una cosa y al otro la contraria. Mañana ya veremos, por hoy hemos salvado la papeleta. Viven día a día.

Nuestro presidente del gobierno tiene a su mujer imputada, a su hermano imputado, a su fiscal general imputado, a su anterior mano derecha y compañero de correrías imputado, además de expulsado del partido por ellos mismos. ¿Cuánto más hace falta para que se dé cuenta de que la situación es insostenible? Hace 2087 años, el senador Catilina preparaba una conjura para hacerse con el poder de la República romana. ¿Saben cómo empezó su discurso acusatorio Cicerón? De la siguiente forma: “¿Hasta cuándo abusarás, Catilina, de nuestra paciencia? ¿Hasta cuándo esta locura tuya seguirá riéndose de nosotros? ¿Cuándo acabará esta desenfrenada osadía tuya?”. Cambien Catilina por Sánchez en la frase anterior. El primero huyó al día siguiente de Roma, Sánchez no se va a ir motu proprio; cuanto más tiempo alargue la agonía peor para nosotros. Y cuando se vaya, que se irá tarde o temprano, nuestros problemas seguirán ahí. “Vendrán a buscarnos como sombras pacientes, sin reproches ni preguntas, porque saben que al final volveremos a encontrarlas. No importa el tiempo que pase, el futuro no se cansa de esperar.”.