Faltan explicaciones, según María Bernal

Faltan explicaciones

Siete meses, doscientos y pico días y, en la memoria, más de treinta mil fallecidos, si es que los datos son verídicos. Son cifras que esconden realidades tan sumamente trascendentales como sufrimiento, tristeza, impotencia y frustración, además de la pérdida de tantas personas.

Y en toda esta vorágine de emociones a la que se enfrenta la población tan confusa todavía, ha existido manipulación e intereses varios. Siete meses para buscar soluciones, que no han llegado todavía de manera eficaz, debido a la tardanza e ineptitud del gobierno en la toma de algunas decisiones, y debido a la inutilidad de la oposición, la cual ha pretendido confundir constantemente a los ciudadanos. Porque si hay una realidad manifiesta es que en cada intervención de los líderes de la oposición ha primado más el ataque, que el rescate.

Cada vez que Pablo Casado comparecía ante los medios de comunicación, lo hacía y lo sigue haciendo con un guion técnicamente elaborado para desviar la atención de todos los que se quieren dejar convencer, y así jugar al despiste y conseguir la crispación entre los ciudadanos. Y a los hechos me remito: desde reiterar la tardía actuación de Sánchez, así como el negocio de “los timos y las gangas”, cuando no solo se la colaron a España con mascarillas y tests, sino también a otros países de Europa; pasando por la temática del rey; hasta llegar al reclamo de la UE para que sancionara a nuestro país ante la imagen que el señor Casado mostró de una España bananera en Bruselas, el líder de la oposición ha ido mostrando una actitud poco amistosa con el fin de ganar los votos que no obtuvo en las pasadas elecciones.

Yo no pretendo defender al gobierno central cuando es lógico que la gestión de la pandemia no ha sido la más acertada. Pero pienso que las explicaciones que Casado ha exigido deben realizarse a su debido tiempo. Y escribo sobre Casado, porque si tenemos en cuenta las propuestas del señor Abascal, solo se puede hablar de una inapreciable en tiempo de crisis: la moción de censura. Y es que cuando toca colaborar, no vale impugnar y más teniendo en cuenta que los expertos han dicho miles de veces que lo primero es solucionar y ya habrá tiempo de aclarar.

Se decretó un estado de alarma, un confinamiento que estaban pidiendo a gritos los menos escuchados en este panorama. Y es que desde el primer momento, los médicos, que sí tienen la propiedad para hablar, la cual les falta a nuestros políticos, han pedido a gritos medidas severas de confinamiento. Pero apenas los han escuchado, cuando su razón lógica y primordial de sanear, en primer lugar, el sistema sanitario para recuperar la economía de este país, es compartida por la mayor parte de los ciudadanos.

El 22 de marzo de 2020, tan solo ocho días después del estado de alarma, el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España (CGCOM) pedía de manera urgente al gobierno material de protección para los sanitarios, tests que pudieran diagnosticar el virus, y sobre todo, medidas más duras de confinamiento para los españoles ante la panorámica desoladora que les tocaba ver y a la que se tenían que enfrentar sin apenas recursos.

Y a pesar de estos capítulos tan dolorosos de la pandemia, los ataques políticos entre unos y otros no han cesado. Y ya la gota que ha colmado el vaso de todos los españoles, al menos el de los que sí tienen los ojos bien abiertos, ha sido la noticia que hace unos días ha publicado un periódico de tirada nacional con el siguiente titular: “El PP manipula informes de La Moncloa para culpar a Sánchez de la pandemia”.

Si esta información es verdadera, porque siempre hay que circunscribirse a la presunción de inocencia, asistimos al peor escenario de irresponsabilidad política, sobre el que el señor Casado tendrá que dar las explicaciones que a él y a su equipo tanto les gusta exigir.

De ser esto cierto, este señor, al haber permitido esto, pierde toda credibilidad como político, y lo que es peor, como persona. De ser cierto, la política del PP se ha basado en un juego sucio y rastrero, teniendo en cuenta que ellos han llegado a responsabilizar al gobierno de todas las muertes producidas.

Una vez más, queda al descubierto que a todos los políticos solo les importan los votos; y para conseguirlos están dispuestos a todo, hasta teatralizar con el número de las víctimas a fin de estremecer hipócritamente a la población, a pesar de que sus argumentos políticos sean inexistentes por culpa de la ambición de querer estar en el poder.

Y es que en política trabajar, siguiendo la línea correcta, te lanza al éxito. Ya lo dijo Antonio Machado: “En política sólo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire; jamás quien pretende que sople el aire donde pone la vela”.

 

 

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