El Concilio de Maestros de las Artes Marciales de España concede la Estrella de Oro de Maestros al ciezano Juan Antonio López

El maestro ciezano ve reconocida su labor pionera en el desarrollo del karate en la localidad

Crónicas de Siyâsa

La labor durante décadas del ciezano Juan Antonio López en pos del desarrollo del karate en la localidad se ha visto recompensada, recientemente, cuando el Concilio de Maestros de las Artes Marciales de España le ha concedido la Estrella de Oro de Maestros.

Juan Antonio López, de familia humilde, fue educado en el respeto y las buenas maneras. La afición le surgió cuando observó a su abuelo, que entonces contaba con 70 años, cuando realizaba ejercicios guiado por un pequeño libro de Pedro Conrado: Sansón Institut.

De esta forma, “con apenas 8 años, me entró el gusanillo por la gimnasia deportiva, que, de forma autodidacta, comencé a realizar”. Tomó sus primeros contactos con las artes marciales, en particular con el judo con 11 años. Pero ese periodo acabó pronto y siguió buscando hasta que en el karate encontró el deporte que marcaría toda su vida. En un pueblo pequeño donde todos jugaban al futbol, fueron muy difíciles los comienzos, pero su insistencia le llevó a desplazarse a otros lugares hasta definir su camino.

Con el paso de los años y con la ayuda de sus padres, abrió su primer Dojo en Cieza con la esperanza de que el karate iba a cuajar en la juventud, y con mucho esfuerzo, realizando demostraciones en diferentes lugares, el proyecto empieza a tomar forma y a llegar alumnos de todas las edades, incluso de pueblos cercanos.

En ese momento es cuando Juan Antonio López se da cuenta que el karate en Cieza empieza a tener una identidad: “aquello que empecé en la soledad del patio de mi casa se había convertido en un Dojo reconocido y con bastantes alumnos. Durante todo este tiempo he conocido la traición y la deslealtad de algunos de los que formé desde niños, dándome la puñalada, pero también es grande la satisfacción de haber formado a muchos niños. Hoy en día hay padres que siguen llevando a sus hijos al Dojo. Posiblemente, de los 35.000 habitantes de Cieza una parte muy importante de ellos han entrenado bajo mi dirección, generaciones que se han ido renovando y siguen acudiendo con el mismo entusiasmo con el que lo hicieron sus padres y abuelos”.

En este sentido, para López ha sido fundamental “contar en todos estos años con una familia que me apoyó en todos los aspectos, que se implicaron de tal manera que todos mis hermanos hicieron karate, y en la actualidad algunos de ellos todavía se enfundan el karategi cada día. También ha sido importante el apoyo de mis alumnos, ya que sin ellos nada de esto sería posible. Y fundamentales han sido mis dos hijos, formados en este mundo, y al milagro que me dio la vida, mi querida esposa karateka convencida, la que me ha levantado cuando las cosas no han ido bien, la que ha luchado y sigue luchando a mi lado para que esto no desaparezca cuando yo no esté”.

Finalmente, López guarda un gran cariño a su hermano Eduardo: “grande por su espíritu de sacrificio y superación, justo en sus actos, pero hecho de dinamita. Llevamos juntos hacia adelante este maravilloso centro, que nació hace más de 40 años, con la intención de que no desaparezca nunca y donde, entre las diferentes disciplina, cada día entrenan más de 400 personas entusiasmadas del trabajo que realizamos con amor y responsabilidad”.

 

 

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