Espartos Santos, un éxito industrial en crin vegetal

La historia de un empresario ciezano forjado a sí mismo

Pascual Santos López

Uno de aquellos valientes que formaron pequeñas empresas en tiempos de crisis, llamadas boliches, fue José Santos Fernández. Nació el 7 de marzo de 1921 en Cieza y, como muchos niños ciezanos que aprendieron los diferentes oficios de la industria del esparto, comenzaría a trabajar como ‘menaor’. Hombre inquieto y trabajador, pronto dominaría las técnicas del esparto y en la crisis de principios de la década de los 50, por el año de 1952, decidió instalarse por su cuenta con varias ruedas de hilar esparto, justo donde ahora está el Lavadero Cieza, frente al Instituto Diego Tortosa.

En 1955 se anunciaba con su nombre en la revista de la Feria y Fiestas de Cieza para producir hilados, cordelería y trenzados de esparto y cáñamo. Al año siguiente lo encontramos trabajando con tres ruedas de hilar esparto. Pero las sucesivas crisis del esparto hicieron que muchas grandes empresas no pudieran dar trabajo a sus hiladores y las pequeñas empresas de hilaturas también lo tenían muy difícil, por lo que había que renovarse y buscar nuevos mercados que dieran salida a la materia prima ciezana.

Precisamente, José Santos buscaba diferenciarse y encontrar la manera de producir de una forma continuada, para ello se asocia con Salvador Sánchez Rodríguez, conocido como ‘el Cocina’, y el 25 de enero de 1957 solicitaba en la Delegación de Industria de Murcia permiso para instalar una industria de rastrillado mecánico de crin vegetal con una producción aproximada de 25.000 kilos anuales y un valor estimado de 45.000 pesetas. La materia prima consignada en la solicitud fue el palmito. 30.000 kilos anuales de hoja de palmito con un costo de 25.000 pesetas, aunque seguramente después utilizaría el esparto en su mayor parte. En la autorización de Industria, del 5 de diciembre de 1957, expone que la materia prima era palmito sólo y exclusivamente, debido a que el esparto estaba intervenido y el Servicio Nacional del Esparto regulaba su comercio, que en ese momento estaba atravesando una profunda crisis.

El mercado al que iba destinada la producción era el abastecimiento de la industria de guarnicionería y de tapicería. Recordemos que la crin vegetal se utilizaba, y se sigue utilizando, aunque en menor cantidad, como relleno en sofás, sillas, sillones, canapés, sillas de montar y accesorios. La fibra vegetal provenía básicamente del cáñamo, esparto y palmito, todas ellas de producción nacional. Nosotros conocemos más el esparto, pero en Andalucía existieron muchas fábricas de crin vegetal procedente de las hojas de palmito en las décadas de los 40 y los 50. Además, el palmito es la única palmera autóctona de la península y se encuentra en las regiones secas de la costa mediterránea, sobre todo en Andalucía, Región de Murcia, Comunidad Valenciana e Islas Baleares.

La industria fue instalada en la Avenida del Caudillo, hoy Camino de Murcia, justo donde se encontraban las casas de Venta Eritaña, que era un café-bar de Isidro Peñalver donde también se expendía gasolina y que ahora es donde está situada la Panadería Repostería Pilar, al lado del recinto ferial. El capital total de la empresa era de 15.000 pesetas y se instalaría un rastrillo mecánico para crin vegetal, accionado por motor eléctrico de 2 CV, con un costo de 10.000 pesetas. El personal necesario para el funcionamiento de la industria era de dos obreros, trabajando los 365 días del año en un turno de 8 horas.

Una nueva crisis del esparto en 1966 hace que se separaran los dos socios y José Santos se instala en un bajo de la calle Fulgencio Serra. Su hijo, Juan Santos Alcolea, se une a su padre después de haber estado trabajando un par de años en talleres de Cieza, donde adquiere conocimientos de maquinaria. Por aquellos años el tirón de la construcción demandaba crin vegetal para escayolas, lo que favoreció que Juan Santos pudiera adquirir su primera nave de 600 metros cuadrados en el Camino de la Fuente y allí se trasladaron padre e hijo con su negocio en 1968.

El fuego siempre fue el enemigo principal de las empresas que trabajaban las fibras del esparto por lo que en marzo de 1978 encontramos a Juan Santos Alcolea, junto a otros empresarios ciezanos, participando en el ‘I Curso de Extinción de Incendios en la Industria del Esparto’, que fue organizado por el Gabinete Técnico Provincial de Higiene y Seguridad de Trabajo y trató sobre las materias de extinción de incendios, primeros auxilios y electricidad; además de incluir una demostración práctica a cargo de la empresa de extintores Areo-Feu y el Parque de Bomberos de Cieza. En el curso participaron 40 personas de diferentes empresas locales, además de Juan Santos Alcolea asistieron Boyer y Piñera, Arlex Ibérica, Manufacturas Mecánicas de Esparto, Josefa Moreno Argudo, Industrias de Hilaturas Reunidas, Hilaturas Egea y Juan Montiel Ríos, entre otras.

Con esfuerzo y trabajo la empresa fue ampliando y modernizando sus instalaciones y maquinaria. Se incorporan otras fibras, como sisal y yute y nueva maquinaria: cardadoras, rastrillos, laminadora de majar esparto, trenzadoras, etc. Gracias a la mecanización, ampliación y diversificación de mercados la industria compra otros 600 metros cuadrados más, justo antes de que muriera José Santos Fernández el 1 de marzo de 1989. Al año siguiente une más superficie y construye una nave de 3.000 metros cuadrados.

El 30 de junio de 1994 Juan Santos solicitaba registrar la marca Espartos Santos para distinguir fibras de esparto y sisal para escayolas y cordelería. El diseño de la marca era una E y una S entrelazadas, en colores blanco, verde y fondo rojo y la leyenda Espartos Santos, marca que le concedían el 20 de octubre de 1995.

A partir del año 2000, ya con la incorporación de los tres hijos de Juan Santos, siguieron ampliando, comprando parte de la industria Boyer y Piñera, la Lechería de Juan y últimamente el Bolo Loko, hasta llegar a unos 15.000 metros cuadrados en total. En la actualidad, Espartos Santos se postula como una empresa moderna con el objetivo de potenciar, actualizar y mantener el uso de las fibras naturales, esparto, sisal y yute, frente a los productos sintéticos. Exporta más del 80% de su producción, sobre todo a empresas dedicadas al sector de la construcción.

Según su página web, Espartos Santos mantiene una política de respeto al medio ambiente con planes de recogida y conservación de plantaciones para asegurar el mantenimiento de los ecosistemas y produce sin la intervención de agentes químicos. Además, fabrica y comercializa una amplia gama de productos, tales como esparto rastrillado cocido para escayola, sisal blanco rastrillado (pita), yute rastrillado para escayola, fibra de sisal, esparto rastrillado en manadas, esparto agrícola, hilados de esparto, cordelería de sisal, hilados y trenzados de yute, suelas de yute para alpargatas, cordelería de algodón y estropajo. Finalmente, desde estas líneas quisiera agradecer la colaboración de Juan Santos Alcolea y David Santos Saorín por sus recuerdos y el material aportado.