Mucho se ha hablado estos días, previos a Eurovisión, de los representantes españoles. No se ha hablado de la canción, de la calidad interpretativa, de la puesta en escena…no. Se ha hablado de ideologías, de si sentían orgullo de ser españoles, del polémico regalo de un joven enamorado a su novia por el día de Sant Jordi. Alfred regaló a Amaia el libro “España de Mierda”, del siempre controvertido Albert Pla. Y con ese título se desató la furia de la caverna, se puso de nuevo a funcionar la maquinaria del odio. Redes sociales y medios de comunicación fueron un hervidero de insultos y vejaciones contra dos críos cuyo problema máximo era haber nacido en Cataluña.
Os dejo algunas reseñas sobre el libro:
«Lo que Pla trata de explicar al lector es que en este país la música es menos que un cagao, que no importa a nadie«. El Español
«La novela no es un reflejo de nada; es la España de hoy, en la que ninguno de nosotros nos gusta vernos reflejados. Vodevil rocanrolero y road movie llena de mala leche y de crítica salvaje«. Efe Eme.
«En realidad no es más que un nuevo gancho para sus seguidores de siempre. Entre el delirio y la ensalada de tópicos regionales«. El Diario de Sevilla.
Ni independentismo, ni odio a España o a lo español, ni polémicas nacionalistas… Simple y llanamente una novela más bien mediocre, de comedia canalla, llena de tópicos españoles.
Pero andamos en días de odio y cualquier nacionalismo aprovechará la más mínima excusa para crear más odio, más discrepancias y más clima de confrontación. Ningún nacionalismo es bueno, ni el vasco, ni el catalán, NI EL ESPAÑOL…
Llevamos algún tiempo escuchando que cualquier nacionalismo, por definición excluyente, solo trae problemas de convivencia, de confrontación, de exclusión del que no se una al sentimiento.
El nacionalismo español no está exento de las características anteriormente mencionadas. Cualquiera que discrepe de los dogmas patrios será considerado antiespañol.
Pero ¿quién dicta lo que es ser buen español o lo contrario? ¿Por qué los que discrepan de los dogmas impuestos para ser buen español son criticados, vilipendiados o incluso encarcelados? ¿Sólo hay una manera de amar a tu país? Rotundamente, ¡no!
Hay muchas formas de amar tu país. No callar cuando no te gusta lo que estás viendo es una de ellas. Decir “España de mierda”, en mi opinión, no significa ser antiespañol. Decir “España de Mierda” es que algo no funciona, que algo del país que amo está fallando. Decir “España de mierda”, significa que el país que amo está siendo secuestrado por alguien que amparándose en el amor a la patria lo lleva a la destrucción. Decir “España de Mierda”, significa que me importa y quiero cambiar las cosas que no están bien.
Que la Constitución diga que todo el mundo tiene derecho a una vivienda digna y se siga desahuciando a familias sin prever otra solución habitacional es propio de una “España de Mierda”.
Que las familias sigan pasando frío en invierno porque no pueden pagar los suministros energéticos es propio de una «España de Mierda”.
Que los corruptos y ladrones, después de saquear lo público, anden por la calle incluso con sentencia firme, algunos incluso no llegando a ingresar en prisión, es propio de una “España de Mierda”.
Que la televisión pública, pagada por todos, sea víctima de una manipulación sin precedentes. Que los trabajadores lo denuncien públicamente y que el ministro responda que “Al que no le guste, que cambie de canal”, es propio de una “España de Mierda”.
Que un artista sea encarcelado por una canción es propio de una “España de Mierda”, porque esto abre la puerta a que te encierren por una película, un documental, un artículo, una pintura, un tuit…
Hay muchísimos ejemplos por los que se podría considerar “España, un país de Mierda”. Pero esto no significa que no se ame a España, significa que la España que nos quieren imponer no es el país que amamos.
No es de extrañar que desde algunos sectores se empiece a considerar a España como democracia decadente, camino del autoritarismo. Al igual que en otros muchos países, la Constitución española fue redactada por el régimen saliente, dejándolo todo atado y bien atado. Y no van a dejar que nadie lo desate, atacarán y lucharán con todo para no dejar escapar su estado de privilegio. Impondrán el miedo, justicia mediante, a quien discrepe de su ideal de España.
Se está utilizando toda la maquinaria del régimen para crear un sentimiento patrio, en el que muchos se vean identificados, pero con el que se perseguirá a otros muchos.
España no es el momento, no son sus partidos políticos, no es su monarquía, ni sus medios de comunicación. España es lo que puede llegar a ser, entre todos. No hay que dejar que el miedo venza a la razón, al verdadero amor. Nosotros somos España, no necesitamos que nadie nos diga cómo ser buen español y mucho menos los que solo quieren una España suya, de ellos y para ellos.
Cuando he leído «la furia de la caverna» he parado de leer.
Pero si para tendencioso, Carlicos, eres tú el primero ¿qué hablas?
Pues si con esa expresión paras de leer, es que eres muy susceptible o es que fuiste de los que se lanzaron a la crítica sin ni siquiera saber de que iba el libro.
Cuando se habla de CAVERNA, me refiero a los títeres que vomitan su odio porque alguien se lo dice, sin buscar información y sin preocuparse de lo que están criticando. Simple y llanamente se trata de odio irracional.
Si no eres de esa caverna, ya puedes seguir leyendo…