Es su obsesión permanente, por Diego J. García Molina

Es su obsesión permanente

Esta semana se ha celebrado, por llamarlo de alguna manera, el festival de Eurovisión. No soy yo precisamente seguidor de este certamen, la verdad es que no lo he visto nunca, aunque este año ha tenido especial interés por motivos políticos. Hay personas que dicen que no hay que mezclarlo todo con la política, pero es que todo es política en estos tiempos. La política, hoy día, se inmiscuye en tu familia, como tienes que educar a tus hijos, como tienes que comer, como tienes que comportarte con tu mascota, como relacionarte con otras personas, que tipo de coche debes usar, que debes pensar… nunca la presión sobre la ciudadanía había sido tan intensa; solo en distopías totalitarias en papel impreso. Con respecto al concurso de canción melódica europeo, por lo visto, se ha ejercido un boicot e intento de intimidación sobre la chica de 20 años que representaba a Israel. No solo por parte de la ciudadanía que vive en Suecia en forma de manifestaciones, sino también por algunos periodistas, miembros de la organización, e incluso otros participantes. La chavala estalló en lágrimas tras su actuación, supongo que debido al nerviosismo tras tantos días de coacciones para impedir su participación. En este caso, la tan manida sororidad feminista brilló por su ausencia. Lo sorprendente de todo esto, es que, a pesar de todas las informaciones negativas y que la puntuación de los “expertos” de los países participantes hacia Israel fue bastante baja, el apoyo de los televidentes fue total, tanto en España, concediéndole la máxima puntuación, como en el resto de países europeos; si solo se hubiera usado este voto para esclarecer el ganador, la cantante israelí habría quedado segunda.

Sinceramente, no entiendo la obsesión de tantos pseudointelectuales, políticos, sindicatos, “artistas”, activistas, y otros elementos, escorados todos a la izquierda, con el pueblo de Israel en particular, y con los judíos en general. Aunque hace más de cuatro siglos que los judíos fueron expulsados de España, todavía en este tercer milenio he escuchado la expresión judío como insulto; a personas mayores, evidentemente, y es algo que prácticamente se ha perdido, como tantas palabras ya casi olvidadas. Por otro lado, esta actitud no es patrimonio único de la izquierda, aunque últimamente son los que más a las claras manifiestan su repulsa hacia todo lo que huela a Israel o a la religión hebrea. No podemos olvidar aquellas míticas declaraciones del dictador Francisco Franco sobre la famosa conspiración de judíos y masones que acechaba a aquella España de postguerra. La cual, por cierto, quedó en simple amenaza inexistente, solo una treta más de las que utilizan las dictaduras para afianzar el poder, buscando un enemigo exterior aglutinando así los apoyos. Alguno dirá que no es fijación con Israel, que ellos están en contra de todas las guerras. Muy bien, busquen entonces alguna declaración similar, o incluso más edulcorada, con respecto a la invasión de Ucrania del execrable dictador Vladimir Putin. Creo que la oportunidad era bastante propicia. La guerra sigue y la situación de los niños ucranianos cada vez es más complicada. No encontrarán nada, si acaso, alguna mención vaga y equidistante a lo malas que son todas las guerras. Mas nada de salir a la calle, pedir boicots, bloqueos, sanciones, agresiones al disidente, o simple discrepante, etc. ¿Qué igual la situación no es la misma en Oriente Medio que en Ucrania? Es posible, pero muy cerca se está produciendo, desde antes incluso que este caso, el desplazamiento de población de origen armenio en el conflicto con Turquía y nadie les presta la más mínima atención. O la guerra en Yemen también azuzada por Irán. O la situación de los exiliados de Venezuela por motivos políticos o simplemente por hambre. O las matanzas en distintos países africanos. A ninguno de estos ofendidos les importa lo más mínimo, solo su obsesión con los israelíes.

Y luego está el tema de la legitimidad de Israel para su defensa. Ya sea Hamas el gobierno oficial de Gaza, que lo es, puesto que sus habitantes les votaron (aunque inmediatamente estos eliminaron las elecciones) o una organización terrorista, que también lo es, en el primer caso incumple de forma reiterada las leyes de guerra al realizar una incursión en un país vecino asesinando y secuestrando a sus civiles de forma indiscriminada, por usar a la población civil como escudo humano, impidiendo incluso su huida del campo de batalla, o por combatir vestidos de civiles mezclados entre la población, entre otras ilegalidades; en el segundo, al terrorismo no se le puede realizar concesiones o se extiende sin control. Y no hay que olvidar que en cualquier momento Hamás puede parar esta guerra, pero no quieren, dado que se niegan a devolver los ciudadanos israelíes secuestrados. Quieren negociar una tregua, pero sin dar nada a cambio. ¿Qué se puede esperar de gente así? Que viola a mujeres vejándolas de forma inhumana, que degüella bebés en sus cunas, que quema viva a familias enteras indefensas tras atarlas con bridas y lo celebran… su odio llega hasta las mascotas, los pobres animales no se libraron del desprecio de estos otros animales por la vida.

¿Qué haríamos en España si una organización terrorista protegida por las autoridades de un país vecino violara nuestra frontera para secuestrar a 200 españoles? No quiero pensar lo que haría el gobierno de Pedro Sánchez, sin embargo, un país normal con una chispa de amor propio intentaría, por todos los medios, liberar a sus compatriotas. Por todos los medios. ¿O preferirían quedarse impasibles mientras muestran videos de los secuestrados con signos visibles de tortura durante meses? Les pediría pensar, aunque solo fuera 30 segundos, en aquellos más de 400 jóvenes que asistieron a un festival de música POR LA PAZ, y que fueron masacrados sin piedad; pasados a cuchillo y las chicas violadas y mutiladas cruelmente. Todo está grabado y además no solo no lo niegan los terroristas palestinos, es que alardean de ello. Como sucedió con los campos de exterminio nazis, también hubo que dejar evidencia gráfica, pues, como dijo el general norteamericano Eisenhower, quien quiso “dar evidencia de primera mano de estas cosas si alguna vez, en el futuro, se desarrollara una tendencia a decir que estas alegaciones son solamente propaganda”. En ocasiones, no es difícil vislumbrar donde está el lado correcto de la historia. El pueblo palestino es víctima, sí, pero de los extremismos de sus propios dirigentes que les impiden obtener la tan ansiada paz.