Entre la industria del envasado y la pasión por la música: Félix Santos Moreno

La historia de un ciezano que dejó su sello industrial y artístico en la localidad

Pascual Santos López

Anuncios de refrescos y gaseosas en las revistas ciezanas de Feria y Semana Santa nos acercan a las industrias locales de envasado de bebidas de mediados del siglo XX y nos sorprende que en 1959 hubiera en Cieza cinco fábricas de gaseosas trabajando para refrescar los tórridos veranos de nuestra tierra. En esta ocasión, gracias a la buena memoria de su hija, María del Carmen Santos Marín, y el archivo familiar intentaremos reconstruir parte de la historia del industrial Félix Santos Moreno.

Sus padres, Félix y Carmen, tuvieron tres hijos, él, nacido el 9 de julio de 1916, fue el primogénito, junto a sus hermanos Felipe y Antonia, que falleció siendo una niña. A Félix siempre le gustó la música y antes de la guerra formó parte de la banda de Exploradores de Cieza, que se ocupaban de amenizar cualquiera de los actos, desfiles y campamentos en los que solían participar. Tras su intervención en la guerra civil, tenía por entonces 20 años, tuvo que acabar el servicio militar en San Javier. Allí formó parte de la banda musical del Ejército de Aviación, tocando el saxofón, y teniendo la suerte de estar en contacto con músicos de la talla de Ángel Pacheco Sornichero, de Alcantarilla, que por entonces era cabo, tocaba el oboe y había ganado por oposición una plaza de músico en la Escuela Premilitar de Pilotos.

Después de cumplir el servicio militar, durante la década de los cuarenta se dedicó al trabajo familiar, que era transportar mercancías a la estación y personas que viajaban en tren, mediante tartanas y galeras. Recordemos que a finales de los cuarenta la industria del esparto estaba en pleno auge. Su inquietud por la música le llevaría a formar parte de la Banda Municipal de Música de Cieza, siendo director Luis Gómez Templado. En 1945 contrajo matrimonio con Pilar Marín Marín, teniendo dos hijos, María del Carmen y Félix, que falleció a los nueve años.

En los años cincuenta decaía el transpor

Sifones de Félix Santos. Archivo familiar.

te de mercancías ferroviario mientras aumentaba el transporte de viajeros por carretera. Lo que decidió a Félix a iniciar un nuevo negocio, que sería instalar una fábrica de sifones en una habitación de su casa particular, repartiéndolos en su galera. El técnico electricista ciezano Sebastián Marín fue quien instaló la fábrica y llenó el primer sifón. Desde 1951 encontramos a Félix Santos manteniendo una fábrica de sifones y gaseosas con una producción de envasado de 100 botellas por hora en su domicilio de Primo de Rivera, 16, la actual calle Mesones.

Los sifones de la época tenían diferentes envases: azules estriados, blancos estriados, verdes y transparentes, todos con cabeza de plomo, que por normativa de sanidad tuvieron que ser revestidas interiormente por plástico a mediados de los cincuenta y, por último, en los años setenta totalmente de plástico. En los sifones lisos transparentes, imprimió su marca: ‘Félix Santos’, junto al dibujo de la galera y su caballo Careto. Además todas las cabezas tenían el sello con su marca.

A mediados de los cincuenta amplió el negocio con la fabricación de gaseosas, con la marca ‘Hogareña’. Los envases de gaseosa eran de dos tamaños: un litro con tapón de porcelana y un cuarto de litro con tapón corona. Las pequeñas tenían sabor a naranja o limón, siendo producidas por Félix añadiendo la esencia ‘Orange’, que adquiría de la casa Dallan de Badalona, cuyo viajante José cobró tal amistad con la familia que se quedaba a dormir en su casa. La sacarina empleada en la gaseosa de litro era de la sociedad Morató y Cía. de Barcelona y la maquinaria de la fábrica de gaseosas era de la empresa Instalaciones y Suministros Industriales González y Maíllo de Valladolid.

Factura de Instalaciones y Suministros Industriales González y Maíllo. Archivo Santos-Caballero

Además de su pasión por la música le encantaba el espectáculo, llegando a participar en el teatro de Don Juan Tenorio junto a Félix Gómez, a principios de los cincuenta. Un día, cargando la galera en 1955, le explotó un sifón en la mano cortándole el tendón de la muñeca derecha, debido a que los sifones no estaban protegidos por plástico, por lo que tuvo que dejar de tocar el saxo al quedar la mano inutilizada. A finales de esa misma década formó parte de la Orquesta Ritmo, donde tocaba la batería, realizando los ensayos en su casa. Su hija nos cuenta que fue el primero que sacó los timbales en las cabalgatas de los Reyes Magos.

Debido a su pasión por la música tenía gran amistad con personas de la talla de José Gómez Villa, gran compositor que da nombre al Conservatorio Profesional de Música y que fue nombrado Compositor de la Semana Santa de Cieza en 1995, y Manuel Juan Carrillo Marco, gran escultor e imaginero y también músico, con quien formaría la Agrupación Musical Santa Cecilia, junto a otro amigo, Juan Pérez, que se asoció algunos años después a esa aventura musical. La primera actuación de esta agrupación fue el traslado de María Salomé, con el estreno del pasodoble que lleva su nombre y que es obra de Gómez Villa.

Según nos dice su hija, esta banda fue escuela de actuales maestros de música, profesores del conservatorio y algún compositor. Además de ser el origen de muchas de las bandas y charangas fundadas en Cieza. En 1976 la Agrupación Musical Santa Cecilia contaba ya con 27 músicos entre 12 y 18 años, exceptuando a sus fundadores, estudiantes y obreros de diversas profesiones. En ese momento la banda tenía 11 clarinetes, un requinto, un fagot, dos flautas, cuatro saxofones, cuatro trombones, un bombardino, tres bajos, cuatro trompetas, dos fliscornos, un clarinete bajo e instrumentos de percusión.

Debido a la amistad que tenían, José Gómez Villa compone un pasodoble dedicado a Félix Santos a finales de los cincuenta con el nombre de su gaseosa y con letra de Vicente Almela. Alrededor del año 1958 Félix quita la cuadra y los caballos, comprando uno de los primeros motocarros del pueblo marca ‘Roa’, que como recuerda su hija lo solía conducir siempre su madre Pilar. Por esos años de finales de los cincuenta o principios de los sesenta puso un tanque de fabricación de hielo donde estaban situadas las antiguas cuadras.

Además, en enero de 1964 amplía y sustituye maquinaria de su fábrica de sifones y gaseosas para satisfacer la demanda y ajustarse al Reglamento Técnico Sanitario de 1958, pasando de 0,736 kilovatios de potencia a 2,54 kW, con una inversión total de 74.400 pesetas. Sustituye una saturadora por otra marca ‘Coromina’, una llenadora de botellas de dos grifos por otra de cuatro y un llenador de sifones por otro de dos cargas. Incorpora en la ampliación un filtro purificador y descalcificador de agua, un compresor ‘Gelpha’ con motor eléctrico ‘Electra de Sabadell’ de 2 CV, un tanque para el enfriamiento de agua, capaz de producir doce barras de hielo de 12,5 kg cada una y una lavadora de botellas.

Al final, la evolución del mercado de los refrescos y la competencia de las grandes compañías embotelladoras de bebidas hicieron que los pequeños fabricantes abandonaran el envasado de gaseosas y sifones y se convirtieran en distribuidores de diferentes marcas, como le ocurrió a la fábrica de Félix Santos Moreno a principios de la década de los setenta. Aunque seguro que muchos ciezanos recuerdan esas botellas de gaseosas ‘Hogareña’, o quizás tengan en su colección alguno de esos sifones tan preciosos con la marca ‘Félix Santos’ y el dibujo de su galera tirada por su caballo Careto.

 

 

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