El homenaje de María Parra al maestro Gómez Villa

Gómez Villa, Melodías para el mundo

Con el recién estrenado verano, hasta en estas piedras milenarias se siente el calor en ocasiones agobiante y se dilatan por el día para contraerse cuando refresca en el atardecer. Desde aquí arriba veo el paisaje de nuestros campos, tan distinto al que se oteaba años atrás.

Ahora domina en estas fechas solo el verde de las hojas de nuestros frutales, porque ya su fruto se ha recogido, pues las variedades son mucho más tempranas. Recuerdo cómo en estos días era cuando el pueblo ardía en movimiento incesante de hombres, mujeres, motocarros, camiones…para poder llevar el nombre de Cieza a todos los mercados con nuestros albaricoques búlidas, moniquíes, pepitos, o nuestros melocotones marujas o nuestras ciruelas Santa Rosa o nuestros paraguayos, cuyo dulzor era difícil igualar. Hoy ya solo quedan algunos huertanos que de forma casi artesanal guardan como oro en paño estas variedades para su deleite.

Todo va cambiando con el paso del tiempo. Aunque hay cosas que tienen el don de la perennidad, que quedan escritas para siempre y que nadie puede cambiarlas. Y eso mismo ocurre con aquellas notas musicales que un compositor de renombre escribe magistralmente en sus pentagramas.

Notas que, al ser entonadas por los instrumentos, generan bellas melodías como ese conmovedor Cristo del Perdón que desde aquí arriba escucho cada Semana Santa interpretado por músicos ciezanos y que es una de las señas de identidad de este pueblo. Su autor fue un gran músico nacido entre nosotros, un 17 de marzo de 1924 a las 9 de la noche, en el número 6 de la calle Sultana, en la casa de sus abuelos paternos, siendo bautizado como José unos días después en la parroquia de San Joaquín, iglesia donde en julio de 1955 se casaría con María Lucas y bautizaría también allí a sus hijos, Ignacio y María Cecilia. El bautizo del maestro fue una mañana de domingo casi primaveral, el sol brillaba alegre como si festejara él también con sus rayos la alegría que se desprendía ese día entre los Gómez Villa. Cuando el sacerdote humedeció la cabeza del niño con el agua bendita ignoraba que ese rocío era para el que sería un compositor de gran prestigio, llegando a dar nombre a nuestro Conservatorio, Maestro Gómez Villa. Pues aquel niño, cuya familia vivió en el Rincón de los Pinos y luego en la calle Nueva, y que ya desde niño mostró un gran interés por la música, estudiando en la Escuela de Música Municipal de la calle Empedrá, iba a dedicarse por completo a este bello arte, llegando a convertirse en un compositor destacado a nivel nacional.

Jamás imaginó el sacerdote que ese niño que sostenía ante la pila bautismal, compatibilizaría la música y la milicia, pues durante su servicio militar en Cartagena optó por la música como profesión, estudiando composición y armonía, para ingresar como músico militar en 1945, ascendiendo después a Sargento con la especialidad de Bombardino y luego a Subteniente, pasando en su periplo militar por Madrid, Tarifa (ocasión que le valió para familiarizarse con las marchas procesionales gracias al músico Rafael Campuzano) y ya donde sería su destino definitivo, Alicante. Y es que en estas tierras cercanas a su pueblo fija su residencia, en la localidad de San Vicente de Raspeig. Allí se integró fácilmente en la villa alicantina, fundiéndose en sus tradiciones y costumbres, de tal suerte que una de sus mejores composiciones, el Himno a La Santa Faz, fue dedicada a las fiestas en honor de la Virgen de ese nombre, patrona de aquella comunidad. También en aquella época compuso música de ambiente musulmán, con pasodobles para Alcoy con títulos como La Font Roja. En octubre de 1997 se le rindió un merecido homenaje, tras sus 20 años como Director de la Banda de Música de San Vicente del Raspeig (Sociedad Musical “La Esperanza”), como muestra de su gratitud por su infatigable labor.

Pero aquel José Gómez Villa bautizado en San Joaquín no se limitó a ser instrumentista o director, sino que hizo de la labor de composición el principal eje de su trabajo musical. El nombre de nuestro paisano llegó a figurar como uno de los mejores intérpretes de la música procesional, registrado en varias de las más importantes hemerotecas de España. Y es que si es verdad esa frase evangélica de “por sus frutos los conoceréis”, al escuchar la producción musical de este ciezano, descubrimos a un hombre de talento musical, de dominio de la técnica del pentagrama y, sobre todo, a pesar de afincarse en tierras alicantinas, de profundo arraigo en su pueblo, al que siempre acudía, especialmente en su Semana Santa, pues en ella sonaban y siguen sonando no solo su Cristo del Perdón, sino de La Aparición, El Santo Cristo, la Cortesía, La Semana Santa Ciezana, San Pedro…y tantas otras que forman parte privilegiada del rico patrimonio musical de nuestras procesiones.

Es por eso, por lo que en 1995 la Junta de Hermandades Pasionarias, en reconocimiento a su labor, lo distinguió nombrándolo “Compositor de la Semana Santa de Cieza” y en 1997 las cofradías ciezanas le tributaron un merecido homenaje, al que se fueron sucediendo otros. Toda esa impresionante labor musical de marchas, pasodobles, himnos, etc., al compaginarse con un hombre de trato afectuoso, cariñoso, amigo de sus amigos, enamorado de su tierra y de su gente, configuran una personalidad de la que Cieza debe mostrarse orgullosa, pues aquel niño bautizado en San Joaquín en el lejano año de 1924 ha dado gloria y fama al nombre de nuestro pueblo, de su pueblo, por todo el mundo.

Y yo, mientras, aquí sigo, esperando alimentarme de nuevo del recuerdo de este entrañable ciezano, pues pronto otra romería inundará mis surcos con los ecos de su Himno a la Virgen del Buen Suceso que con tanto cariño se le canta:

“Virgen del Buen Suceso,

la del cetro maternal,

gloria de nuestro pueblo

que te aclama sin cesar”.

 

 

3 thoughts on “El homenaje de María Parra al maestro Gómez Villa

  1. M Cecilia Gomez

    Muchísimas gracias por mantener viva la obra y el recuerdo de mi padre; y muchas gracias de parte de mi madre también, Maria Lucas.

  2. Ignacio Gómez

    María, muchas gracias por recordar a una persona que quiso a su pueblo con intensidad y que, a través de su música, transmitió su cariño y, su Semana Santa.

  3. María Parra Soler

    Queridos lectores,
    ha sido un verdadero placer adentrarme en el mundo de alguien que fue tan especial y que vivió la música con tanta pasión para y con los suyos.
    Un saludo a ambos.
    Con cariño,
    María.

    Pd: María Cecilia, transmítile a tu madre mis respetos y dale un abrazo de mi parte. Muchas gracias.

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