El Día de todos los Santos en tiempos de coronavirus

Del 15 de octubre al 15 de noviembre permanece señalizado el acceso al cementerio

Crónicas de Siyâsa

La pandemia ha ido silenciando, que no apagando, las festividades tradicionales.

El 1 de noviembre, el Día de Todos los Santos se celebrará en Cieza con recogimiento, pero sin renunciar al recuerdo de los seres queridos. Y es que Cieza, para sus difuntos, sigue siendo clásica y los vivos visitan a los difuntos. Aunque se han perdido, con el paso de los años, algunas de las costumbres más relevantes como se hacía antaño velando en el interior del camposanto a los familiares y amigos fallecidos.

Para conmemorar esta festividad de noviembre, Policía Local de Cieza ha dispuesto del 15 de octubre al 15 de noviembre la señalización del cementerio. Se ira cerrando y desviando el tráfico para evitar aglomeraciones, mientras la situación pandémica permita acceder al recinto funerario. Como recordaba Manuel Eloy Semitiel, los ciezanos se afanan estos días  en tener todo preparado para elaborar “carne de membrillo”, boniatos asados o castañas asadas.

José Olivares García, divulgador y conocedor de las tradiciones de Cieza echa la vista atrás para relatar dónde se ubicaban los restos mortales de los ciezanos, cuenta como en la prehistoria los enterramientos “se hacían colectivamente, se depositaban los restos, como por ejemplo en el abrigo III del Barranco de los Grajos y aportaban su ajuar, visible en el Museo Siyâsa”.  Cita los exvotos como un recurso relacionado con el mundo espiritual, no solo de la religión cristiana: “El mundo politeísta, de varios dioses, como el mundo egipcio o ibero los realizaba. En Cieza, en Bolvax se cree que hay una necrópolis. La cosa cambia en Siyâsa, al ser monoteístas es como un insulto darle a Dios cosas, porque Dios te lo va a dar todo y en un enterramiento islámico solo encontramos al fallecido, los restos”.

Sobre el mundo cristiano, señala como pieza fundamental la resurrección de la carne. ¿Y dónde se entierra? Cerca de la iglesia. “En Cieza quedan pruebas de enterramientos en la ermita de san Bartolomé y casa de la encomienda, la iglesia vieja, la basílica, también fue utilizada como enterramiento y cuando venía una epidemia grave, se echaban las manos a la cabeza porque no tenían espacio. Tampoco quiero olvidar la cripta en san Joaquín  y en las Claras”.

 

 

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