El cuaderno de Opinión de Antonio Balsalobre

Eurovisión. Lo mínimo esperado

Sábado, 31 de mayo

No recuerdo cuándo me desenganché de Eurovisión. Debió de ser en mi infancia, en los tiempos del “La, la, la”, de Massiel o de “Marionetas en la cuerda”, de Sandie Shaw. Como a todos, sin embargo, en la casi media docena de décadas transcurridas desde entonces, me han llegado periódicamente ecos esperanzados de participaciones de chiquilicuatres y rosas de España, aunque también de ruths lorenzos o remedios amayas. Casi siempre con expectativas no cumplidas. Me gusta la música, pero como se ve, no se puede decir que este festival, con su parafernalia de atrezos, y al que han perseguido siempre acusaciones de manipulación, forme parte de la banda sonora de mi vida. Paso, pues, de puntillas sobre el naufragio musical de Melody y su posterior rebote mediático contra Broncano, ambos efímeros, para centrarme en lo que tal vez importa. Para apoyar, en tanto que ciudadano, a RTVE, por el cartel sobreimpresionado al inicio de la retransmisión, recordando que “Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción”. Es lo mínimo que cabía esperar de una televisión pública y de bien.

Israel. Un paso más

Lunes, 2 de junio

No le basta a Israel con la destrucción de Gaza ni con haberse convertido en un Estado infanticida. Tampoco con utilizar, además de las bombas, el hambre en su guerra contra la población civil. Su gobierno de extrema derecha acaba de anunciar la implantación de 22 nuevas colonias judías en Cisjordania. Un paso más en su execrable política de invasión, genocidio y anexión que haga inviable un Estado palestino. No le basta con haber convertido hasta ahora este país, tras robar impunemente las casas y las tierras de gran parte de sus habitantes, en un queso gruyère minado, donde los agujeros son colonias judías fortificadas y amuralladas, muchas de ellas comunicadas por carreteras privativas. Quiere más. Su bulimia de territorios palestinos no tiene límites. Así apareció ante mis ojos en Belén, en Ramala, en Hebrón, en Jericó, en mi deambular por esta tierra en 2020. Para Israel no existe derecho ni legalidad internacional que valgan. Como en su momento el nazismo, el Estado hebreo se está convirtiendo en un peligro para la humanidad.

¿Democracia o qué?

Miércoles, 4 de junio

Para este domingo, se espera en Madrid, entre sofocos de calima siciliana y un sol calabrés de justicia, un bullicio napolitano de gente cabreada. Será la sexta manifestación (sin contar las compartidas con Vox en Ferraz) convocada por el PP para echar al “autócrata” de Sánchez, que lleva ya, se dice pronto, siete años como presidente del Gobierno de España. No faltarán a la cita Aznar (el del “Váyase, señor González”, el bodorrio en el Escorial y su “equipazo” de ministros), ni M.Rajoy, bajo cuya presidencia el PP fue condenado en firme por beneficiarse de los negocios corruptos de la trama Gürtel. Queda por saber si Isabel Díaz Ayuso acudirá sola o en compañía de su novio, recientemente procesado por dos delitos de fraude fiscal y falsificación de documentos. Capitaneará la algarada Núñez Feijóo, éste sí, sin su amigo Marcial Dorado, con quien compartía veraneo, barcos y viajes cuando aún no sabía que era narcotraficante y contrabandista porque entonces “no había internet”. Toda la legitimidad para esta manifestación. Eso sí, el lema de la misma, algo chirriante. “Democracia o mafia”. Para des… desternillarse.