Como ayer
Cuando despertamos el pasado viernes, España seguía todavía aquí. Con la ley de amnistía recién aprobada, y sin romperse. Si cabe más cohesionada que antes. Desde luego que con Rajoy. Con una Cataluña más integrada tras la victoria del socialista Illa, y un País Vasco alejado de aventuras quiméricas. Dispuesta, en un mundo convulso, a afrontar el próximo 9-J los comicios europeos. Otro envite en el que nos jugamos mucho. Sobre todo, por la fuerte subida de los partidos de ultraderecha que vaticinan las encuestas. Una extrema derecha, en general xenófoba, filonazi y antieuropea, condescendiente con Putin, cuando no su aliada. Eso en el conjunto. En nuestro país, está por ver cómo acabará el derby entre los compañeros de viaje PP-Vox o el duelo decisivo entre Sumar y Podemos. La pregunta del millón sigue siendo, sin embargo, a falta de debates sobre propuestas, quién se llevará el gato al agua en el plebiscito planteado por Feijóo contra el presidente del Gobierno, su mujer y un PSOE que da señales de recuperación. No parece que la amnistía sea ya ningún caladero de votos. Ni que ese ariete pueda derribar al gobierno ni hundir al país. De momento, también hoy al despertar, varios días después de su aprobación, España, como ayer, seguía aquí. Afortunadamente.
En un junco
Hace tiempo que sabemos, entre otros por el poeta Jorge Manrique en sus Coplas, que el presente se va y se acaba “en un punto”, es decir, en nada, en un momento. Pero ese es solo nuestro tiempo. El que nos va tocando vivir. Hay otros. El de las ficciones urdidas desde hace milenios por hombres y mujeres que quisieron preservarlas y crearon para ello, fijando la palabra en un papiro, un artefacto incomparable y probablemente perfecto: el libro. Como el que vino a presentarnos Irene Vallejo el miércoles pasado a la Biblioteca Regional. Un magnífico ensayo, El infinito en un junco, convertido en éxito planetario, traducido a más de 40 lenguas, cuya adaptación gráfica a cargo del dibujante Tyto Alba también he devorado con pasión. Pocas veces se ha visto, como en este trabajo, una declaración de amor tan apasionada (y documentada) a la lectura, siempre asomada al abismo, a los libros y a las bibliotecas. Pero seamos también justos y agradecidos. Entre el presente efímero manriqueño que se va y se acaba, y la “eternidad” de la literatura, busca su hueco este periódico impreso, en que la imprevisible y azorada actualidad (y algo más) también queda metida en un junco.
Extraño pacto
¡Acabáramos! ¿No era la amnistía el mayor atropello a la democracia y el mayor acto de corrupción política que habían conocido los siglos? ¿No se había entregado la gobernabilidad de España, afirmaban, a «un prófugo de la justicia», en referencia a Carles Puigdemont? Eso decían, y no pocos así lo habían creído. ¿A qué viene entonces la cabriola política de Núñez Feijóo que ha vuelto a sorprender en un final de campaña a propios y extraños? Más a los primeros que a los segundos, todo hay que decirlo. Ahora resulta que el líder de la derecha se abre, así lo sostuvo en una entrevista en televisión, a presentar una moción de censura contra Pedro Sánchez con el apoyo de Junts tras las elecciones europeas, si el PSOE las pierde. Cosas de la política, dirán algunos. Demostración palpable de hipocresía, sostendrán otros. Está por ver, sin embargo, que pueda llegar a materializarse este extraño pacto. No por falta de ganas de algunos, sino por la sencilla razón de que el próximo domingo no se dé la premisa sobre la que podría sustentarse.