El cuaderno de articulillos sueltos de Antonio Balsalobre

No a todo

Tire para donde tire, el toro de la derecha siempre intentará pillarlo. Da igual lo que diga, lo que haga. Pues eso, al fin y al cabo, casi es lo de menos. Da igual la gobernanza, el interés supremo del país, de los españoles. Da igual que sea por la renovación del Consejo General del Poder Judicial, por la subida del salario mínimo o que se trate del acuerdo entre gobierno, empresarios, sindicatos para poner fin a una reforma laboral socialmente injusta y lesiva para los trabajadores. Para Casado, lo que importa es opositar contra todo lo que venga del gobierno y con cuanta más bronca mejor. Un no a todo que ha sembrado la descoordinación en su propio campo y que está consiguiendo incluso que se enfrenten sus propios barones entre ellos por las medidas para hacer frente a la pandemia. Miras, por ejemplo, pidiendo más “dictadura” y Ayuso, “libertad”.

Scholz

Merkel supo desprenderse de su imagen de “dama de hierro”, de dirigente insensible ante el dolor que sus fallidas políticas de austeridad estaban provocando en medio continente a millones y millones de personas, cuando de pronto y casi sin mediar palabra abrió en 2015 las puertas de Alemania a cerca de 900.000 personas que huían de la cruenta guerra en Siria. Esa fue de algún modo su redención. Tampoco habría que descartar que su olfato político le estuviera indicando que sus propios ciudadanos estaban girando hacia posturas más humanas y sociales. La elección de Olaf Scholz, el líder inesperado que tantas expectativas está creando en la socialdemocracia, vendría a confirmar este cambio de rumbo. De la crisis de la pandemia hemos sacado algunas enseñanzas. La más importante: que en los momentos más difíciles es cuando se necesita más justicia social y más Estado en el que confiar.

Mal tino

Cuca Gamarra saltó como un resorte. ¿Exigencias del cargo? ¿Rebote por el compañero agraviado? El caso es que se despachó a gusto contra la ministra Calviño, que había tenido el día anterior un rifirrafe con su jefe de filas. Sin pensárselo dos veces, echó mano de superlativo y visceralidad y allá que se lanzó a la descalificación más absoluta, la que no admite gradación. “Ha sido usted —vino a decir— la peor ministra de economía de la historia”. Y luego sentenció: “Ha fracasado, además, en todos sus intentos de volver a Europa”. Curiosamente, dos días después, “la peor ministra de la historia” fue elegida para dirigir un ente clave del FMI, el Comité Monetario y Financiero Internacional (IMFC, en sus siglas en inglés). Un puesto para el que ha contado con el apoyo unánime de los ministros de economía de la UE. ¡Ya hay que tener mala puntería!

13.700 millones de años

En general, nos movemos bastante bien en la media distancia. Pero desconocemos casi todo de lo infinitamente pequeño, del ómicron, por ejemplo. O de lo infinitamente grande, el universo, sin ir más lejos. Lo bueno (porque no puede ser malo el afán de conocimiento) es que hay gente que no se conforma. Investigadores que se están dejando la piel por penetrar con sus potentes microscopios en las entrañas del virus, y científicos que acaban de lanzar un prodigioso telescopio, el James Webb, en busca del origen del universo. Un viaje apasionante a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, donde intentará captar la primera luz aparecida en el firmamento. Entre esa primera luz y la que nos alumbrará este uno de enero, al despertar, habrán pasado 13.700 millones de años. De los que, como Homo Sapiens, llevamos unos trescientos mil luchando contra virus, vientos y mareas en la Tierra. Intentando desentrañar, para sobrevivir en las distancias cortas, los misterios de lo infinitamente grande e infinitamente pequeño. 2022 será uno más de todos ellos. Les deseo que sea, eso sí, feliz, próspero y fraternal.

 

 

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