El cuaderno de Antonio Balsalobre

100 años de nostalgia

Marinero en tierra de Rafael Alberti forma parte de mi educación sentimental. Lo recordaba el otro día cuando volvía a leer el poemario frente a un mar agitado de finales de agosto. Hay versos en sus páginas que me acompañarán siempre. El mar, la mar / El mar, ¡sólo la mar! No por manidos y repetidos han dejado de conmoverme y siguen sonando en los paisajes poéticos de mi memoria.

Publicó Alberti este libro, todo un canto de amor al mar y sus gentes, en 1924, con 22 años. Fue Premio Nacional de Poesía. Añoraba el poeta ya entonces su bahía de Cádiz de la infancia, ese mar del que lo habían “desenterrado” para traerlo a la ciudad. Una metáfora que bien vale para cualquier otro paraíso perdido. ¿Quién no tiene por ahí algún “mar” que por las noches, como en los versos del poeta gaditano, le tire del corazón y se lo quisiera llevar?

Juan Ramón Jiménez, uno de los primeros en acceder al poemario en el suplemento literario de La Verdad de Murcia, de “nuestro fervoroso Juan Guerrero”, quedó fascinado por su lectura. 100 años después, es probable que el tiempo, el implacable, haya erosionado algunas de las costas de esa hermosa bahía poética. Pero entusiastas no le siguen faltando. Luis García Montero, para quien Alberti logra aquí “amar las vanguardias sin ser rupturista con el pasado”, es uno de muchos.

En cualquier caso, quedémonos con ese verso de Beaudelaire que abre el libro y tanto debió inspirar al joven poeta: “Hombre libre, siempre amarás el mar”. Literalmente o en el sentido más amplio y vital del término.

La rentrée

No recuerdo ningún otoño político que no se haya anunciado como “caliente”. Luego quedan en lo que quedan, pero expectativas, haberlas, siempre las hay. Claro que es ahora, tras las vacaciones de verano, que marcan un antes y después, cuando empieza el curso político de verdad. El verdadero “año nuevo”, si me apuran. El momento señalado, por consiguiente, tanto para el gobierno como la oposición, de hacernos creer que todo empieza ahora y que de nuevo todo es posible. Pasando a la ofensiva y pintando un panorama esperanzador el primero y augurando las peores catástrofes la segunda.

En cualquier caso, agotada la matraca de la amnistía, una vez finiquitado el procés -qué poco se habla ya de ella- viene ahora el reto del pacto Fiscal, un puzzle en esta España de las autonomías cuyas piezas alguien tendrá que ensamblar. Partiendo de la base, eso sí, de que las del País Vasco y Navarra, con su “cupo”, ya están colocadas, y el PP no cuestiona. La propuesta de Sánchez, obligada, no nos vamos a engañar, va en esa dirección. Pero al menos implica que se tenga que coger al toro por los cuernos. A otros, pongamos el PP, no se les conoce ni proyecto. Ya veremos qué dice y propone cada uno de sus barones, incluido López Miras, en la ronda prevista con el presidente.

No otra cosa, me imagino, que oponerse genéricamente en esta rentrée a “las políticas de Sánchez”. Del que seguirán hablando mucho y mal. De Feijóo, en cambio, se habla poco y no siempre para bien. No sabría decir qué es peor.

Aeropuerto, entre unas cosas y otras

No es la primera vez que decimos que para este viaje no hacía falta alforjas, o al menos estas alforjas. Nos referimos al aeropuerto de Corvera. Un aeródromo que tuvo desde el momento mismo de su concepción una vida más que atribulada, repleta de irregularidades sobre su financiación y puesta en marcha, y que vuelve a ser de nuevo motivo de escándalo estos días tras la sentencia del TSJ, dañosa para los intereses de la Región.

Corvera ha sido, en realidad, el aeropuerto de las polémicas de nunca acabar. Y la anulación de la indemnización de 182 millones que Murcia le exigía a Sacyr por las pérdidas sufridas al no ponerse en marcha las instalaciones una vez construidas, un episodio más de toda esta desastrosa gestión. De hecho, si creemos al diputado de Podemos Víctor Egío, entre unas cosas y otras, Corvera “ha costado ya más de 300 millones de euros de dinero público”, y para colmo, a día de hoy, tiene un 30% menos de pasajeros que tenía el aeropuerto de San Javier”.

Y eso que no iba a costar ni euro a los murcianos, como prometió López Miras en 2020.

Tiene pues toda su lógica que el PSOE haya solicitado la celebración de un pleno monográfico sobre este asunto en el Parlamento autonómico. Y mucho más si, como todo apunta, la Consejería de Fomento presentó la reclamación judicial fuera de plazo. Lo que por activa o por pasiva puede acabar beneficiando a los socios de la constructora Aeromur, sociedad en la que «figuran algunas de las mayores fortunas de la Región».

Un cúmulo de intereses y despropósitos, vaya.