El cerramiento de la Cueva del Arco preservará el patrimonio paleolítico único de Cieza

Se ha buscado la protección de la cueva y respetar su entorno, dejando que siga interactuando con este

Javier Gómez Bueno

Joaquín Lomba e Ignacio Martín-Lerma, profesores de la Universidad de Murcia y responsables de la investigación en la Cueva del Arco, acompañados de Pascual Lucas, alcalde Cieza, anunciaron el cerramiento de la Cueva del Arco, treinta años después de su descubrimiento con el objetivo de “preservar un patrimonio único y al mismo tiempo mantener en un mismo espacio, sin cortes, el terreno donde desarrollaban sus actividades los homínidos”, subrayaron los doctores de la institución docente.

Después de barajar varias opciones, los investigadores se decantaron por el que se ha llevado a cabo. “El cerramiento instalado ha buscado respetar el entorno de la cueva, dejando que siga interactuando con este. Además, protege no solo las pinturas rupestres sino también el área de excavaciones arqueológicas que tanta y tan importante información está dando sobre nuestro pasado. Por último, el perímetro cercado permite visitar las dos cuevas con arte en una misma visita, Arco I y Arco II. Cabe resaltar la relevancia de los datos únicos que nos aporta la Cueva del Arco, que ha logrado situar el nombre de Cieza en los libros de Historia y Prehistoria”, destacaron Martín-Lerma y Lomba.

La importancia del cerramiento está caracterizada porque Cieza es el único municipio de la Región de Murcia que cuenta, entre su rico patrimonio, con arte rupestre paleolítico, con una antigüedad de entre 18.000 y 14.000 años. Entre este patrimonio se encuentra la Cueva del Arco, descubierta en 1992 por el Grupo Almadenes, y las cuevas de Jorge y Las Cabras, que se protegieron casi de inmediato colocando rejas en su entrada. Quedaba, por tanto, como asignatura pendiente la protección del tercer yacimiento, la Cueva del Arco, cuyas características y mayor envergadura hacían más complicado plantear un diseño adecuado y su cerramiento suponía, además, una mayor inversión.

En este sentido, Pascual Lucas, regente de la localidad, aseguró: “Hoy, treinta años después de su descubrimiento, podemos anunciar que esa tercera cavidad está finalmente enrejada. Es una muestra más de nuestra apuesta por un patrimonio cultural y arqueológico que nos hace singulares. También es un paso fundamental para poner en valor el yacimiento pues, como ocurre ya con Siyasa, Los Grajos o La Serreta, poner en valor las cosas que tenemos es hacer sostenible su conservación. En esa misma línea está seguir apostando también por la investigación del yacimiento, que este ayuntamiento apoya, pues solo lo que se conoce se aprecia en su justa medida”. Asimismo, el regente se mostró “encantado” con la labor que desarrollan los investigadores de la UM y manifestó que cuentan “con todo el apoyo del Gobierno municipal.

Por ello, “la actuación ha sido sufragada por el Ayuntamiento de Cieza, contando con el asesoramiento científico de la Universidad de Murcia, además de la preceptiva autorización del Servicio de Patrimonio Histórico de la CARM, ya que protegemos el arte paleolítico de Cieza”, matizó Antonio Moya, concejal de Patrimonio Histórico.

La Cueva del Arco posee un gran valor como fuente de conocimiento histórico de las dos especies de homínidos que la habitaron: neandertales y sapiens. Puntas de proyectiles, raederas, cochas, herramientas, fragmentos de hueso de animales y pinturas rupestres trazan la dura vida cotidiana de sus habitantes, que salió a la luz debido a las investigaciones de los doctores Ignacio Martín-Lerma, de la Universidad de Murcia, y Dídac Román, de la Universidad Jaume I.

Enclavada en el paraje de Almadenes, rico en yacimientos prehistóricos, posee una larga secuencia de ocupaciones del Paleolítico al Neolítico. Las primeras ocupaciones pertenecen a los neandertales, hace aproximadamente unos 45.000 años, a la que le siguen diversos niveles, datados entre 30.000 y 18.000 años pertenecientes a  los sapiens, el actual ser humano. Finalmente, la cavidad dejó de usarse como hábitat hace 6.000 años con la llegada de los primeros agricultores y ganaderos del Neolítico. Al Grupo de Espeleología Almadenes, en 1993, supervisado por el arqueólogo Joaquín Salmerón Juan, se le atribuye el descubrimiento de las pinturas rupestres de la cueva.

Posteriormente, las investigaciones y campañas, financiadas por la Comunidad Autónoma, la Universidad de Murcia y el Ayuntamiento de Cieza, se han ido sucediendo desde que en 2015 la zona sufriera un terrible incendio, dejando al descubierto, grabado en la tierra y la roca, las huellas indelebles de nuestros antepasados.

 

 

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