El Cañón de Almadenes y su entorno

Todas las semanas nuestros lectores y lectoras pueden disfrutar de la sección La mirada de Tete Lucas, donde el célebre fotógrafo local lleva a cabo un análisis de las mejores fotografías que ha realizado de la localidad

Tete Lukas

El entorno del Cañón de Almadenes es espectacular, no solamente por su geografía y su fauna y vegetación, sino también por la cantidad de pinturas rupestres grabadas en las paredes de las oquedades y cuevas que salpican el entorno, una de las cuales contiene en su interior los restos de una casa de época romana (Cueva de la Serreta) y otra los restos recién descubiertos del hábitat de unos neandertales (Cueva del Arco).

En 2010 realicé un reportaje fotográfico que llamé ‘El Cañón de Almadenes y su entorno’. Fue mi proyecto final del Ciclo de Grado Superior de Fotografía Artística, que cursé en la EASD de Murcia, y se trataba de una colección de 25 imágenes donde plasmé la majestuosidad y la belleza del cañón, así como las diferentes actividades deportivas que se realizan en la zona como la escalada, espeleología, senderismo, rafting… y también algunas de las pinturas rupestres de los numerosos enclaves arqueológicos que salpican el cañón y su entorno.

Fue un trabajo estimulante, pero también arduo, debido a la fisonomía intricada y vertical del lugar, a su suelo rocoso y a los escarpados precipicios que se encajonan el río y que dificultan el tránsito y obligan a correr riesgos de posibles consecuencias funestas. Durante dos meses recorrí el cañón de cabo a rabo, por el margen izquierdo, el derecho y por el interior. Muchos madrugones y largas caminatas buscando los enclaves idóneos que transmitieran  al espectador la grandeza del lugar, sumado al reto técnico que de por sí supone fotografiar el cañón, ya que por su verticalidad, en muchos tramos, el sol solo ilumina  la pared del margen izquierdo y en otros casi nunca llega a iluminar el río en el fondo; sobre todo en invierno, cuando el sol queda más bajo en el horizonte, época en la que  realicé el trabajo. Esto provoca fuertes sombras y contrastes que dificultan una exposición compensada. Otro gran reto fue la incursión a la Sima del Pulpo y transportar todo el equipo por sus aparatosos descensos en rapel y estrechas gateras, por donde apenas pasa una persona arrastrándose cual culebra. Allí pude conseguir algunas fotografías “aceptables” en las salas de El desierto y Las columnas de Hércules. La fotografía espeleológica (que se realiza en  total oscuridad) es una disciplina que requiere de mucho material de iluminación y, sobre todo, de mucho tiempo.

El Cañón de Almadenes y su entorno fue un proyecto destinado por un lado a realizar una exposición en el Aula de Cultura de Caja Murcia, la cual tuvo muy buena acogida, y por otro lado a ser presentado al recién constituido Consorcio Turístico Cañón de Almadenes con la idea de que la imágenes decoraran las paredes de lo que iba a ser un centro de interpretación de la naturaleza destinado al desarrollo de actuaciones turísticas, culturales, medioambientales y promocionales que pusieran en valor este entorno natural único en la Región de Murcia. Pero, como todos sabemos, este centro desde su inauguración se ha caracterizado por la inactividad y el desuso, siendo la única actividad que, por un corto espacio de tiempo se llevó allí a cabo, la de un bar con terraza, donde, cuando soplaba un poco el viento, las servilletas y bolsitas de plástico de los colines salían volando ante la pasividad de camareros y comensales y acabando vete tú a saber dónde.

En fin, para ir terminando y sin ánimo de parecer presuntuoso, puedo afirmar que hasta entonces no se había realizado un reportaje fotográfico del Cañón de Almadenes de estas características y, siendo consciente de ello, mientras bordeaba el cañón buscando perspectivas nuevas, a veces, y salvando las distancias, me sentía como aquellos primeros fotógrafos norteamericanos que, después de la Guerra de Secesión, fueron enviados  por el gobierno en numerosas expediciones  para explorar el Oeste del país, siendo los primeros en fotografiar el Gran Cañón del Colorado, Yosemite o  Yellowstone. Hablo de Timothy O ‘Sullivan, William Henry Jackson o Carleton Watkins, pioneros en la fotografía de paisaje y que más tarde serían un referente directo del que ha sido uno de los más grandes fotógrafos de naturaleza: el gran Ansel Adams.

Paix et amour.