Editorial

LA TERCERA OLA DE CORONAVIRUS HACE ESTRAGOS EN CIEZA

La gravedad de la tercera ola de covid-19 en Cieza es muy grave. La localidad registra unos datos de contagiados y hospitalizados muy altos. Los casos positivos superan ampliamente los 500; la tasa de incidencia se ha disparado por encima hasta los 1.649,14 casos por cada 100.000 habitantes; la tasa de positividad en las pruebas practicadas ha triplicado lo recomendado por la OMS y se sitúa en 15,90%; y la planta Covid del Hospital de la Vega Lorenzo Guirao ha sido ampliada, albergando a 45 pacientes (la mayoría de Cieza), y se encuentra al límite de su capacidad. En definitiva, son unos datos aterradores.

Además, se han llevado a la práctica nuevas restricciones con el cierre de los comercios y tiendas no esenciales a las 20:00 horas. Y eso no es todo. El doctor Carlos Arenas, gerente del Área de Salud IX, considera que se ha llegado al pico de esta tercera ola, pero prevé que esta semana se supere el medio centenar de  hospitalizados en el municipio.

Las consecuencias personales, sociales y económicas para Cieza pueden ser nefastas. Resulta más que evidente que parte de la población ciezana no respeto las medidas sanitarias y, por tanto, no actuó en consecuencia. Sin embargo, todavía es posible evitar daños mayores. Para ello, es imprescindible que la sociedad en su conjunto sea escrupulosa y respete al máximo las medidas de distanciamiento y sanitarias y que no se continúe “haciendo trampas”. Es decir, que los ciudadanos no se reúnan nada más que con las personas con las que conviven. En caso contrario lo único que se logrará es que la pandemia siga avanzando de forma totalmente descontrolada.

En este contexto, la actitud llevada a cabo por el consejero de Salud Manuel Villegas ha sido totalmente errónea. Fue vacunado, junto a 400 altos cargos y funcionarios de su consejería saltándose el protocolo de vacunación dictado por el Ministerio de Sanidad, en un acto evidente de abuso de poder en beneficio propio. Máxime si tenemos en cuenta que el proceso de vacunación en la Región de Murcia avanza con gran lentitud. Aunque en un principio anunció que no dimitiría, finalmente lo hizo. Era lo mínimo que podía hacer después de semejante acto moralmente reprobable.

Por otro lado, Esther Clavero, alcaldesa de Molina de Segura también se ha vacunado sin deber hacerlo y el PSOE la suspendió de militancia. Finalmente, ha dimitido. Cada minuto que ha pasado sin que lo hiciera era un menosprecio a sus votantes, al conjunto de la ciudadanía de Molina de Segura y al resto de pacientes oncológicos que todavía no se han vacunado. Si queremos derrotar a la pandemia debemos estar todos unidos, respetando las medidas, y “jugando limpio”. Lógicamente, los políticos tienen que ser los primeros y dar ejemplo.

 

 

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