Editorial

MALOS OLORES EN EL BARRIO DE LA ERMITA-SANTA CLARA

La situación que llevan soportando durante años los vecinos del barrio de La Ermita-Santa Clara es ya insostenible. Los malos olores procedentes del emisario de Ascoy, que lleva las aguas residuales tanto de Ascoy como de los polígonos industriales, hacen insoportable realizar una vida cotidiana. Además, este es un barrio joven, casi en su totalidad, con un gran número de niños que juegan en los parques colindantes, entre, en ocasiones, un olor nauseabundo. Y estos malos olores se amplifican en las épocas más calurosas del año.

La realidad es que los vecinos han pasado muchos años quejándose, la última fue el mes pasado cuando se manifestaron con máscarillas. Durante este tiempo se han reunido con las autoridades y les han dado promesas para solucionar el problema. Promesas que no se han cumplido. Es ahora cuando parece que el Ayuntamiento tiene la voluntad de solucionarlo de verdad. Al menos eso esperamos. A Crónicas de Siyâsa no le importa quién es el responsable de este desaguisado, si un gobierno o el anterior. Lo que de verdad importa es que se erradiquen los malos olores. No es de recibo que unas personas compren una vivienda para llevar a cabo un plan de vida, que es una ardua tarea, y su recompensa sea vivir entre hedores. Por tanto, esto debe acabar lo más rápidamente posible.

Últimamente, el Ayuntamiento habla de la posibilidad de erradicar el problema (costaría alrededor de 800.000 euros). Esta semana se han reunido con la consejera de Agricultura y le han pedido ayuda. Desde la Consejería se han comprometido a ayudar al Ayuntamiento. Y eso es lo que deben hacer los políticos. Obviar los colores y las siglas, dialogar y solucionar los problemas de los ciudadanos, que son quienes les han colocado en el cargo.

Pascual Lucas, alcalde de Cieza, argumenta que la solución pasa por enviar las aguas residuales procedentes de Ascoy y de los polígonos industriales directamente a la estación depuradora (EDAR) y desde la Consejería no se descarta la construcción de una nueva depuradora.

Serán ellos, tras los informes técnicos pertinentes, quienes pongan fin al problema de una forma u otra. Como decíamos anteriormente, parece que se han puesto manos a la obra. Deseamos que esta vez sea la definitiva, pues los vecinos no entenderían que no fuera así. Por tanto, les pedimos a nuestros políticos que sigan por esa línea y terminen con esta problemática de una vez por todas. Después de muchos años de lucha y protesta, la ciudadanía se lo agradecería. Porque, como mencionábamos al inicio, esta situación es insoportable. Nadie puede, ni debe, vivir entre olores pestilentes.

 

 

 

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