Editorial

LAS FIESTAS QUE LASTRAN A CIEZA EN LA PANDEMIA

Acabamos de cumplir un año desde que comenzó la pandemia del coronavirus, que nos ha dejado esta maldita pesadilla en la que estamos inmersos y que está dañando profundamente el tejido económico y social, tanto del país como de Cieza. Después de tres olas de covid-19 (especialmente dañina esta última), resulta increíble que todavía haya personas, incívicas e insolidarias, que todavía piensen y actúen como si la pandemia no fuera con ellas; sin percatarse (o peor aún, sin importarles) que sus acciones acarrean consecuencias nefastas para el resto de la sociedad.

En este sentido, el brote que surgió el pasado martes en la localidad, con más de una treintena de contagiados, es el evidente ejemplo de lo que no se debe hacer. Por llevar a cabo una celebración social, a todas luces ilegal a tenor de la normativa sanitaria vigente, han resultado contagiadas un gran número de personas, con el agravante de que pueda ser de la temida cepa británica (más contagiosa que la originaria). Además, esta irresponsable acción hará que aumente el índice de incidencia acumulada por cada 100.000 habitantes.

La situación de Cieza no era halagüeña en relación a la bajada que se está produciendo a nivel generalizado en la Región de Murcia, ya que la semana pasada no fueron levantadas las medidas restrictivas en la localidad, junto a otros cinco municipios, por estar todavía en fase de riesgo extremo con una incidencia superior a 500 casos por cada 100.000 habitantes; mientras que en los restantes 39 municipios de la Región sí se han levantado ya esas medidas.

Es deseable que la inmoral acción de este grupo de personas no empañe la trayectoria descendente (aunque más lenta que en el resto de la Región) de la pandemia. Los casos activos se habían reducido por debajo de los 200 y era previsible que esta semana se pudieran levantar las medidas restrictivas (actualmente la incidencia es ligeramente inferior a 500 casos). Es decir, que se acabara el cierre perimetral y que se permitiera la apertura de las terrazas en la hostelería.

La celebración que han llevado a cabo estas personas puede dañar severamente a un sector, la hostelería, terriblemente castigado durante el último año y que en Cieza les lleva a estar manifestándose, durante dos semanas, por la falta de ayudas y por su supervivencia. Flaco favor le hace esta fiesta clandestina a la economía local y, especialmente, a las familias que viven de la hostelería. Esperemos que esta semana, por fin, se levanten las restricciones de la hostelería.

Es deseable, también, que estas personas se recuperen y no se tengan complicaciones con la enfermedad. Asimismo, también esperamos que no se extiende todavía más el virus debido a esta fiesta y, además, que sean sancionados por su irresponsable e incívica actitud.

 

 

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