Editorial

CIEZA NO SE MERECE ESTO

Cieza es una ciudad acogedora, entrañable y hospitalaria. La denominada ‘Perla del Segura’ ha acogido, durante distintas etapas de su historia a personas de toda índole y nacionalidad. Y además, ha sufrido en sus propias carnes las consecuencias de la dominación y la intransigencia como fueron los saqueos y masacres de la villa en 1477, por la tropas nazaríes de Granada, y el llevado a cabo por las napoleónicas en 1812. A pesar de ello, Cieza es una localidad «con miras de futuro», moderna y diversa.

Sin embargo, por desgracia, todavía quedan reminiscencias del pasado más oscuro de la sociedad española. Y esto se puso de manifiesto la semana pasada con las lamentables pintadas homófobas que, algún o algunos desalmados, hicieron en el arco iris LGTBi pintado en el Callejón de los Frailes por los Scouts San Jorge.

Una sociedad integradora, como en su mayoría es el caso de la ciezana, no debe permitir este tipo de ataques, aunque sean minoritarios, contra la igualdad de todas las personas, como reza la Constitución Española. Ante la intransigencia no ha que retroceder ni un ápice. Además, el autor o autores de las pintadas (con símbolos fascistas que rezaban ‘Orgullo de mierda’) lo hicieron cobardemente, con nocturnidad y alevosía. Valientes solo en la apariencia pero cobardes en el fondo.

El gesto espontáneo que tuvo alguien de tapar la palabra ‘mierda’ y sustituirla por ‘amor’ para que quedase ‘Orgullo de amor’ y la posterior manifestación de condena que se produjo ese mismo día por parte de la población son el fiel reflejo del espíritu ciezano.

En Crónicas de Siyâsa no queremos entrar en disquisiciones y diferencias con respecto a este tema que puedan albergar las distintas formaciones políticas. Solo pretendemos abogar por un derecho básico y fundamental para el ser humano como es la libre elección de como vivir. En este caso del colectivo LGTBi pero también de todos los colectivos. No deberíamos permitir actuaciones retrógradas que nos retrotraigan al medievo. Habrá quien piense que dedicarle estas líneas a los desalmados es darle publicidad gratuita pero consideramos que es nuestro deber denunciar los hechos, que estas «personas» sientan el rechazo social y el aislamiento que producen sus prácticas.

Porque debemos reflexionar, todos, como seres humanos, qué nos importa cómo decida vivir su vida el prójimo. Analizarlo desde la tolerancia y el respeto a los demás. Esa es la única forma de habitar en paz. Entender las diferencias que nos atañe a cada persona individualmente y no tratar de imponer una visión única y autoritaria que, además, produce la infelicidad de nuestros semejantes. No juzgues y no serás juzgado es una máxima milenaria que, desgraciadamente, no aplicamos. Por eso, debemos condenar estos actos. Aunque como sociedad hemos avanzado enormemente no podemos permitir retroceder y que los incivilizados «campen a sus anchas». Porque la sociedad ciezana no se merece esto.

 

 

 

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