CIEZA NO MERECE ESTE DESGOBIERNO
Los últimos Plenos municipales, el extraordinario y el ordinario, que se celebraron el pasado martes, se pueden calificar como esperpento, farsa, pantomima, reallity show, mercado persa o cualquier otro adjetivo similar que se les ocurra a ustedes. Resumiendo: un desastre y una vergüenza que no se merecen los ciezanos y las ciezanas. Si Demóstenes pudiera contemplar el circo en el que se ha convertido la máxima institución de Cieza, observaría, con profundo pesar, que sus enseñanzas, que actualmente son referencias mundiales en el ámbito político, a pesar de que haya transcurrido casi 2.500 años, han caído en saco roto y que, en el caso particular (y local) que nos atañe, predicó en el desierto.
La conclusión principal que se puede obtener de los Plenos del pasado martes es que el nivel político expuesto por el Gobierno de Cieza está bajo mínimos, a la altura de la población siberiana de Oymyakon.
Dejando de lado el espectáculo tabernario ofrecido por el Gobierno local (el cual era más propio de cualquier programa de prensa rosa y donde dejó expuesta sus enormes carencias de diálogo, ya que las amenazas y la soberbia no se contemplan en el mismo), quedó de manifiesto que no le importa en absoluto la ciudadanía; solamente mantenerse en el poder; pese a quien pese y a pesar de todo.
Lo decimos porque el Gobierno de Cieza ha dicho medias verdades a la ciudadanía. En la rueda de prensa que dio el alcalde la semana pasada, traspasó toda la responsabilidad a la oposición en el caso de que no se aprobara la modificación de créditos que había presentado en el Pleno, sin consensuar con los otros partidos, argumentando que todos los problemas, que ya hemos enumerado en las noticias que aparecen en este periódico, recaerían en ella si no votaban a favor. Y omitieron que hay un informe de inestabilidad presupuestaria con un balance negativo de 5 millones de euros; además de alertar a la población con el cierre de servicios muy utilizados. El único objetivo de esto era poner entre la espada y la pared a la oposición, cargando toda la culpa sobre ella. Y en medio de este chantaje político, utilizando al pueblo, tampoco advirtió de que la única solución, posterior, a este desaguisado sería reducir gastos o aumentar ingresos para no ser intervenidos. Es decir, suprimir servicios o aumentar impuestos.
Y esta espuria estrategia la ha realizado para evitar presentar los presupuestos municipales (aunque sea con retraso como hacía el anterior gobierno para evitar la inestabilidad política), porque es conocedor de que no serían aprobados. Al Gobierno del PP solo le interesa el poder, a pesar de estar en minoría y haber despreciado a su socio político (Vox); el mismo que le acomodó el sillón.
Ahora, Tomás Rubio anuncia la presentación de unos presupuestos para 2025 (sin fecha, a pesar de que dijo que los haría en septiembre) vinculados a una moción de confianza. Lo alarga en el tiempo porque es conocedor del resultado y que le obligaría a ceder el bastón de mando.
Los bandazos del Gobierno de Cieza suponen un desastre para la ciudadanía, ya que desgobierna desde el rencor, las amenazas y el despotismo; un hecho deleznable siempre, pero carente de sentido cuando se está en minoría.
En definitiva, este Gobierno de Cieza no tiene nivel (por enésima vez quedó de manifiesto cuando el alcalde hizo un receso en el Pleno para consultar la posible legalidad de uno de los puntos del orden). Consideramos que solo hay una solución para desatascar la parálisis institucional que perjudica gravemente a los ciezanos y las ciezanas. El PP debe abandonar, más pronto que tarde, el Gobierno local. Es la única salida honrosa (aunque a tenor de lo sucedido durante este año y medio de legislatura creemos que será incapaz de hacerlo). La otra salida, muy probablemente, será forzada, cuando presente los presupuestos. Más vale salir con un mínimo de honor que hacerlo por la puerta de atrás sin poder ondear el estandarte y vilipendiado; eso lo enseñan en primero de carrera en las academias militares. Sin embargo, apreciando la sinrazón, ya ni siquiera nos atrevemos a pedir altura de miras; solo deseamos lo mejor para Cieza, porque, al final, la vida y los actos que se realizan en ella, ponen a cada cual en el sitio que se merece. Buena suerte y buenas noches, y que Dios nos pille a todos confesados.