Editorial

Estamos inmersos de lleno en el verano. El calor en las calles ciezanas es soporífero y julio transcurre entre olas de calor, sofocos y temperaturas, por momentos, asfixiantes. Por ello, muchos de nuestros conciudadanos se refugian en los campos o en las playas.

Pero a pesar del sofocante calor, los vecinos y vecinas del barrio de San Joaquín se encuentran en plena ebullición, preparando la fiesta de su patrón. Esta es una fiesta muy bonita, debido a su añeja historia y al carácter entrañable que destila: el olor de una festividad de barrio, donde todos los participantes se conocen perfectamente y que sirve para fomentar la buena vecindad.

Estamos atravesando una etapa calurosa. Son unos días muy duros en los que resulta complicado pasarlos si no es pegado al aire acondicionado, en la piscina o en la playa. Esta es una época estival de vacaciones y asueto que se refleja en la vida social y política de la localidad, que parece haberse tomado una tregua después de varios meses intensos de actividad.

Esta época de calores, por desgracia, suele venir asociada a circunstancias muy preocupantes. En este sentido, este es un periodo donde pueden ser frecuentes los incendios. En ellos influyen factores medioambientales y metereológicos, como la limpieza del terreno y las altas temperaturas. Sin embargo, otra serie de factores (humanos) son más dañinos: la imprudencia y, sobre todo, la intencionalidad provocan estragos en los parajes que son patrimonio de todos y de todas.

En este sentido, siempre es de agradecer que las autoridades competentes tomen medidas efectivas para combatir las posibles desgracias y cabe destacar, positivamente, que la Consejería de Medio Ambiente ha reforzado los recursos destinados al Plan Infomur, activando, por segundo año consecutivo, la Brigada de Bomberos Forestales (BRIMUR), cuya base operativa se encuentra en Cieza. Deseamos que no tengan que intervenir y, también, que, en el caso de que fuera necesario, sea suficiente con dicho refuerzo.