Ecologistas en Acción alerta de que no se alcanzarán los objetivos de la UE para la gestión de residuos

La Mancomunidad de Pamplona, Cataluña o el País Vasco son ejemplos cercanos de experiencias pioneras en la implantación de sistemas de recogida selectiva de la materia orgánica de los residuos urbanos que pueden ser el primer paso para alcanzar modelos de economía circular

Crónicas de Siyâsa/Ecologistas en Acción

Ecologistas en Acción señala la necesidad de implantar mecanismos de separación en origen de los residuos urbanos para alcanzar las metas establecidas por la Unión Europea en materia de gestión de residuos, que exigen la práctica desaparición de los vertederos y unas tasas de recuperación del 70% de la basura urbana para el año 2030. En este sentido, la organización ecologista se muestra dispuesta a respaldar la implementación de dichas medidas «siempre que se ajusten a los criterios que, tras varias experiencias, han sido contrastados en su valor para optimizar el proceso».

Por un lado, «es pertinente señalar que la instalación del quinto contenedor para materia orgánica (depósito marrón) debe ir acompañada de un cierre electrónico que permita el acceso sólo a aquellas personas que se hayan comprometido con la iniciativa, a través de una tarjeta magnética y un chip de reconomiento. De esta manera, se minimizan las posibilidades de que se arrojen basuras inadecuadas en el container que puedan entorpecer o invalidar la recuperación de la fracción orgánica por contaminación de la misma con impropios», alegan desde la organización verde. Cabe destacar, por otro lado, «la necesidad de instaurar contenedores con un volumen adecuado a los criterios técnicos, de llevar a cabo campañas de concienciación que eduquen a la población en la gestión responsable de los residuos domésticos y de establecer tasas fiscales que fomenten la separación en origen entre la población y penalicen el vertido de basuras».

«En algunos territorios del Estado español se han asentado prácticas de separación en origen de la fracción orgánica que han dado resultados que merecen ser considerados. La Mancomunidad de Pamplona es una de las experiencias más destacables. Empezó en 2013 la instauración del quinto contenedor, además de otros métodos de discriminación en origen, y en 2015 ya daba servicio a más de 330.000 personas y había instalado más de 2.000 contenedores en la vía pública. La última lectura, efectuada con datos de 2016, registra la reducción a la mitad de la tasa de vertido de la región, que ahora se sitúa en torno al 25%».

En este sentido, «entre las pocas autonomías que llevan varios años aplicando métodos de recogida selectiva de la materia orgánica -prosiguen los ecologistas-, encontramos el caso de Cataluña, que saca un rendimiento considerable a la clasificación en origen de los desechos urbana. La tasa catalana de recuperación de residuos fue del 37% en 2016 (un 1,5% más que en 2015), mientras que el 40% de basura es depositada en vertederos y el 22% es incinerada. Las cifras de reciclaje son buenas en comparación con el resto del Estado, pero muestran cierto estancamiento en los parámetros de sostenibilidad y siguen alejadas de los objetivos  establecidos por la Unión Europea y contenidos en la Directiva Marco de Residuos 2008/98/CEE para 2020, que obliga a los países a ceñirse al límite máximo de vertido, fijado en el 35%».

Asimismo, «otros experimentos dignos de mención se han llevado a cabo en el ámbito local de diferentes territorios del País Vasco. Hernani es un municipio de casi 20.000 habitantes situado en la provincia de Guipuzcoa que ha desplegado un sistema de compostaje comunitario y doméstico para 1.400 hogares, mientras el resto de la población se sirve del método habitual de recogida puerta por puerta de la fracción orgánica. La iniciativa arrancó en 2012 con el emplazamiento de un compostador colectivo y, en la actualidad, la localidad cuenta con más de 35 unidades de compostaje. Las estimaciones más recientes señalan que se recolectan anualmente unas 30 toneladas de materia orgánica, lo que supone una producción de 30 kilos por habitante y año con un nivel de impropios inferior al 2%. Hay que resaltar, por otra parte, que las personas que participan del sistema reciben una subvención que cubre el 40% de la tasa municipal de basuras, un poderoso incentivo para formar parte de este viraje hacia la sostenibilidad».

Recogida selectiva allende nuestras fronteras

En otros países de Europa, «también se han dado experiencias reseñables en el avance hacia una sociedad sin residuos. Milán es unos de los casos más paradigmáticos, tras aplicar la recolecta puerta a puerta de la fracción orgánica, aumentó en tres años su recogida selectiva del 37% al 54% de la basura urbana, según informes de 2016. Otros indicadores oficiales apuntan valores muy positivos: la tasa de recuperación de residuos era del 35% en 2011, con marcadores del 5% en el caso de la materia orgánica; la misma tasa fue del 52% en 2015, con cifras del 19% para la porción orgánica de los desechos que produce la localidad».

Finalmente, «Ljubljana merece un lugar especial en este elenco de prácticas pioneras. En 2012, la institucionalidad de la ciudad implantó la recogida domiciliaria de la fracción orgánica. Dos años después, la tasa de reciclaje de residuos urbanos fue del 61%, gracias a un descenso del 59% en la producción de desechos mezclados y del 15% en la generación total de residuos. Si tenemos en cuenta las cuotas de recuperación establecidas por los objetivos marcados por la UE para 2030, la capital eslovena estaría sólo a nueve puntos de alcanzar dicha meta».

 

 

 

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