Diego J. García Molina y el equilibrio territorial

Equilibrio territorial

El sistema autonómico que se implantó en España en la transición a la democracia y articulado en la Constitución no es una buena ni una mala idea, es simplemente una idea, un modelo, el cual, en función de cómo se aplique, puede obtener buenos o malos resultados. Francia está totalmente centralizada competencialmente y funciona, Alemania tiene bastantes competencias cedidas a los lander y también funciona perfectamente como país. Todo depende de cómo se aplique la ley, las competencias transferidas y el objetivo de los gobiernos autonómicos, además, evidentemente de los controles que se apliquen al desempeño realizado.

Las autonomías españolas puede que sean los territorios intraestatales con mayores competencias del mundo, siendo nuestro país, por tanto, uno de los más descentralizados. No obstante, no hemos tenido suerte con este sistema. A la vista están los resultados de 40 años de deslealtad de los nacionalistas vascos o catalanes en su relación con el resto de autonomías y el gobierno central. Todas las cesiones realizadas por los sucesivos gobiernos de PP y PSOE (IVA, cupo vasco, etc.) para acceder al poder o mantenerse en este solo han servido para fortalecerles y aumentar su base electoral: a todos nos gusta sentirnos superiores y ser más ricos. Han aprovechado para exacerbar las diferencias y desigualdades entre zonas del país. Un ejemplo, de privilegia a la policía autonómica frente al equivalente de policía nacional que opera en el resto del país, con unos sueldos muy superiores y unas condiciones laborales más ventajosas. Todo eso pagado por el resto de españoles teniendo en cuenta que esta competencia no está cedida, sino delegada, es decir, es el gobierno central quien paga directamente a las policías autonómicas, solo que es el presidente autonómico de turno quien estipula el sueldo y les da órdenes, como pudimos comprobar en Cataluña.

Otro efecto perverso del autonomismo donde operan estos modernos caciques locales lo vemos en Galicia, dónde el PP es más nacionalista que los nacionalistas, de ahí que encadene mayorías absolutas; otro territorio donde se exacerba la diferencia a cuenta del idioma. Los nacionalistas no tienen razón de ser allí porque sus políticas lingüísticas, las cuales son el germen por el que empiezan a buscar la diferencia, son las mismas que las de los populares. Raro es ver un tuit de la Xunta en español, todo en gallego. ¿Tanto cuesta copiar el mismo tuit en ambos idiomas oficiales de esta región?

Decía antes que la lengua es el elemento diferenciador que necesita el nacionalismo porque los españoles no tenemos ninguna otra diferencia, de raza, color, religión, u otro rasgo distintivo que no sea la lengua identitaria que evolucionó en distintas zonas separadas del romance y latín. Es por ello que racistas como Arzalluz en el País Vasco o Junqueras en Cataluña recurren a un supuesto ADN propio que les eleva sobre el resto. La lengua, el idioma, está pensado y utilizado para comunicar, no para separar grupos poblacionales, para discriminarlos, y más en estos tiempos de globalización. Es increíble (y por eso mucha gente todavía no se lo cree) que una persona se desplace a un territorio de su país y no pueda escolarizar a sus hijos en la escuela pública en su idioma materno y oficial: el español. ¿Esta es la escuela pública y de calidad que se reclama en las manifestaciones?

En modelos gobernativos anteriores, en el antiguo régimen, a los reyes acostumbramos a verlos disponiendo del estado a su antojo, y así sucedió en el absolutismo, sin embargo, en un periodo anterior no sucedía así. El rey era un noble más con sus dominios, pero necesitaba del resto de la nobleza para el mantenimiento del reino. No eran infrecuentes las conspiraciones para cambiar de rey por un familiar sobre el que se tenía mayor ascendencia o tomar diferentes partidos en las disputas dinásticas por el poder, favores que luego eran devueltos (¿nos suena el caso hoy día?). Por la parte que nos toca, los siervos feudales estaban a merced de sus señores quienes realizaban las mayores tropelías impunemente, la justicia era ellos. La posterior preponderancia sobre la nobleza del rey sirvió para que los súbditos (todavía no existía el concepto humanista de ciudadano) pudieran reclamar ante este las injusticias o irregularidades que estos cometían, la justicia del rey que tantos enfrentamientos causó. Pasó a ser el rey quien nombraba los distintos cargos de la administración, no los señores en su territorio. ¿Van captando el paralelismo con la actualidad?

Ricardo III de Inglaterra fue un rey preocupado por la justicia en su país, intentó limar los poderes de los alguaciles y los nobles, y persiguió los abusos de la ley. Cada paso que daba representaba un mayor descontento de la nobleza y el clero que veían como su poder era recortado. Al final le costó la vida y la difamación. Luis XVI convocó los estados generales justo antes de la revolución francesa por el descontento del pueblo ante los abusos de la nobleza en la crisis en que estaba sumida Francia. A este le costó su cabeza y la de su mujer. De ahí que los nobles siempre prefirieron unos reyes débiles, más o menos como sucede ahora.

Los caciques regionales prefieren y necesitan un gobierno débil para poder influir sobre él y cometer sus desmanes tranquilos, delinquir sin problema. Vemos como en Cataluña, una juez bien relacionada con el nacionalismo, la misma que rechaza el tercer grado a presos con más o menos merecimiento, libera a los políticos delincuentes condenados al poco de entrar en la cárcel. De ahí que tuvieran tanto interés en que le cedieran las competencias de justicia y así actuar a su antojo nombrando y controlando jueces. O en el caso de los ERE de Andalucía, como el PSOE quitó a la juez Alaya para poner a otra con poca experiencia en estos complejos casos al venir de un juzgado de familia, quien ha entorpecido la causa y dejado prescribir multitud de piezas siendo incluso denunciada por la fiscalía anticorrupción por su comportamiento. O el caso del vertedero de Zaldíbar donde hay dos trabajadores enterrados bajo toneladas de residuos y el gobierno vasco rechaza la ayuda de la UME del ejército. O como para atender la emergencia del coronavirus pide médicos sin requisitos excepto el idioma vascuence. ¿Esa es la preocupación que tienen por sus gobernados? U otros casos en Cataluña, o Murcia. ¿Cuándo despertará la sociedad de su sopor y levantará la voz ante está clara injusticia?

Las personas es complicado que cambien y siempre habrá posibilidad de corrupción, nepotismo, y otras flaquezas humanas, sin embargo, es posible y debemos exigir tener controles, exámenes exhaustivos y regulados para que las posibilidades de un desliz, involuntario o consciente, sean las mínimas. En el siglo XIX Estados Unidos era el paraíso de estas prácticas; en cada cambio de gobierno se llegaba a reemplazar hasta el 30% de los funcionarios, con los perjuicios a la administración que suponía. Hasta que se cambió el modelo para que la administración sea en su mayor parte independiente de la política. Aquí vamos en sentido contrario, inventando nuevos ministerios, casi duplicando gasto de personal, con tal de colocar a toda la tropa, con los resultados que padecemos. Habrá que seguir luchando para encontrar ese equilibrio territorial entre las autonomías en la búsqueda del ideal de un país de ciudadanos libres e iguales.

 

 

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