Diego J. García expone su punto de vista sobre las corridas de toros

Hipocresía
No sé extrañaría nadie si digo que nos encontramos en una época de hipocresía galopante. En muchos de estos casos la mayoría de la sociedad, o bien no comprende a qué es debido, o bien la propaganda y la insistencia de los medios de comunicación consiguen que veamos esas situaciones como normales, e incluso insoslayables.

El caso de la fiesta nacional es uno de esos casos; ha sido puesto en la diana desde diferentes ámbitos que van desde partidos políticos, hasta personas de a pie a quienes no les simpatiza este espectáculo. Incluyendo su prohibición en una región de España, como es Cataluña, creyendo así agraviar al resto de catalanes no secesionistas, al ser considerada la fiesta nacional. Ahí su hipocresía queda al descubierto desde el primer momento al no incluir en la prohibición otros festejos que tienen como protagonista también al toro y se podría decir de igual manera que el animal sufre, se quema cuando se trata de la modalidad de toro embolado y en cualquier caso sufre estrés y padecimiento.

Los espectáculos con toros se considera que pueden tener su origen en la civilización minoica y, al menos, es de la época romana; goza de gran popularidad sobre todo en España, pero también en Francia y Portugal, así como en países iberoamericanos. Es un acto que se suele realizar sobre todo en fiestas. En nuestra Cieza, por ejemplo, como se indica en la edición anterior de este periódico, tenemos constancia de una licencia que se concedió por el gobernador del Real Consejo en 1795 para que se llevaran a cabo tres corridas anuales durante las fiestas patronales.

No voy a ponerme aquí a juzgar esta antigua tradición, de hecho, nunca he asistido a una corrida de toros, el objeto de este artículo, como decía, es otro. Lo argumentos que usan los contrarios a las corridas de toros son principalmente dos, el maltrato animal y el gasto de dinero público en este tipo de actos.

Con respecto al maltrato y muerte de animales, en el contexto del objeto de este escrito, solo decir que hay otras fiestas sangrientas relacionadas con animales donde también asisten niños a las que por parte de estos partidos, asociaciones y colectivos ponen jamás ni un pero. Son sus tradiciones argumentan. Perfecto, no obstante, ¿no es el toreo también una tradición? Sus orígenes se remontan al siglo XII como mínimo.

No hace falta recordar que si no fuera por la inversión que realizan los empresarios del sector en mantener el toro de lidia este ya se habría extinguido, como así ha sucedido en el resto de Europa. Si se le diera a escoger al toro entre la extinción o que una parte de la ganadería fuera sacrificada en las plazas, seguro que sabemos cuál sería la respuesta.

Sin dejar de lado que, independiente de que los animales tienen sus derechos (así está reconocido por ley y cada poco tiempo conocemos casos de personas que han sido condenadas por maltratar animales de forma innecesaria y cruel) no es posible comparar de ningún modo el valor de la vida de una persona con la de un animal. Si nos encontráramos en un dilema maniqueo en el que para salvar la vida de un niño tuvieran que ser sacrificados 10 pollos, ¿qué escogeríamos? ¿Quién firmaría para que muriera el niño y se salvaran los pollos? ¿Y si son 100 pollos? ¿Y 1000? ¿Y si fueran perros o gatos? Complicado, ¿verdad?

El otro argumento es el uso de dinero público. En fin, mejor me guardo para otro artículo en qué gasta en ocasiones los partidos el dinero público cuando se trata de organizar actos lúdico-festivos para sus vecinos, u otros casos sangrantes. En todo caso, si es voluntad de las personas acudir a esta fiesta, ya sea por iniciativa privada o subvencionado, ¿quién les arroga derecho para increpar, insultar y en algunos casos (no en nuestro municipio, afortunadamente) agredir a los asistentes? ¿Quién son ellos para decidir que les debe gustar a sus vecinos y, por tanto, realizar el gasto de dinero público consignado para actos en fiestas?

Ciertamente, en este mundo nuestro de tantos contrastes la vida no es igual en todas partes. Mientras nos preocupamos legítimamente por los animales, desgraciadamente hay personas para las que el único objetivo del día es la supervivencia. A veces, tenemos el pensamiento engañoso de que en todos sitios disfrutan de las libertades y el nivel de vida que disfrutamos aquí, no obstante, las penalidades, dificultades o aún inexistencia de acceso a sanidad, educación, seguridad, o incluso alimento, en algunas partes del globo son rutina. Creo que debería ser difícil emplear tantas energías en asuntos de esta índole cuando hay situaciones tan graves, que afectan a seres humanos, cerca de nosotros. Por eso es de agradecer que personas inviertan su tiempo en planificar proyectos, recaudar dinero, e incluso desplazarse a las zonas en cuestión para asegurar que el dinero se usa para el fin establecido y ayudan con sus propias manos a construir, por ejemplo, una escuela para niños en África. Acciones como esas son para levantarse, quitarse el sombrero, y con una reverencia decir: ¡Gracias!

He tomado este asunto como ejemplo pero hay muchos más casos de hipocresía; como el de políticos adalides de la limpieza y contra la corrupción que son obligados a dimitir por falsificar titulaciones o por sustraer productos en tiendas; medios de comunicación que montan publirreportajes y espacios monotemáticos cuando un caso les llama la atención, sin embargo cuando el mismo caso se produce en un partido afín a sus ideas la noticia ni se nombra; terroristas que se apenan públicamente por un suceso banal mientras son incapaces de arrepentirse de haber causado decenas de muertes sangrientas; cargos públicos que llaman a boicots contra empresas y luego son sorprendidos consumiendo esos mismos productos que piden boicotear; o acabando con un caso más mundano, la hipocresía de presuntos especialistas deportivos, o el mismo polémico seleccionador de futbol, quienes aseguran desde hace años, como un mantra, que Messi es el mejor jugador del mundo, está un escalón por encima del resto desde siempre y hasta el final de los tiempos, a pesar de que su equipo no pase de cuartos de final en la liga de campeones desde hace bastantes temporadas, nunca haya sido decisivo con su selección u otros compañeros de profesión hayan brillado a gran nivel, a lo largo del tiempo, con sus equipos y selecciones nacionales.

 

 

 

2 thoughts on “Diego J. García expone su punto de vista sobre las corridas de toros

  1. Jdid

    Diego no le des muchas vueltas. Los podemitas se hunden en las encuestas.
    Todo volverá a su cauce

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