REPORTAJE
Un alegato para evitar el genocidio del pueblo palestino
Rosa Campos Gómez
Fue hace dos domingos cuando la oferta de sesión doble de cine que TVE tenía para esa tarde me pareció de interés: ‘Criadas y señoras’ (Tate Taylor, 2011) y ‘Figuras ocultas’ (Theodore Melfi, 2016). De ellas recuerdo dos momentos en los que vi relación con el tema sobre el que aquí escribo:
De la película ‘Criadas y señoras’ —que miré por tercera vez— volvió a llamarme la atención la escena en la que un hombre negro invita a los compañeros y compañeras, que sufren en sus carnes la violencia de la segregación racial —el apartheid que los blancos de esa sociedad impone a los negros—, a no comprar los productos que venden los blancos; un boicot en toda regla como modo de lucha pacífica con la que hacer frente a tanta inhumanidad impune.
De ‘Figuras ocultas’ —que vi ese día por primera vez—, la escena en la que Katherine Johnson (interpretada por Taraji P. Henson) —matemática afroamericana que calculó las trayectorias de vuelo del proyecto Mercury y el vuelo a la Luna del Apolo 11 (1969)—, educada, discreta, trabajadora hasta lo impensable, rompe a gritar ante Al Harrison (Kevin Costner), director del Grupo de trabajo espacial de la NASA, cuando este la increpa por el tiempo que tarda en sus “descansos”. Ella le dice, gritando, que tiene que recorrer casi un kilómetro para ir a hacer sus necesidades al “baño para gente de color” que está en la parte trasera del gigante edificio, porque el que tienen próximo al lugar de trabajo es para blancos. Solo cuando K. Johnson le viene a explicar, haciendo ruido, que aquella oficina donde todos trabajan está colonizada por los blancos que la apartan porque es negra, el director escucha y comprende, lo que le induce, entre otros cambios, a romper el letrero que prohíbe entrar en los aseos a los negros, y a afirmar tras su derribo: “aquí todos meamos del mismo color”.
Sí, las obras de arte siempre nos enseñan, y muy especialmente cuando nos acercan a realidades que duelen. Necesitamos alimentarnos de cultura para entender lo que sucede cerca y lejos, para aprender a crecer interior y exteriormente, para comprender lo que hiere y lo que alegra individual y colectivamente.
El apartheid, con sus diferentes fauces y eufemismos, deshumaniza a quienes lo ejercen, y hacer boicot a los productos de quienes lo promueven y practican es una de las maneras más efectivas de impedir que lo inhumano germine; y alzar la voz para evidenciar lo injusto es cualidad solvente para poner igualdad y derechos humanos en su sitio.
‘No Other Land’, la realidad vista de cerca
Gracias a Carlos Gironés por compartir el enlace para asistir a la presentación en la Filmoteca Regional de Murcia de ‘No Other Land’, y por la amabilidad de enviar el documental, y gracias a que el recién nacido grupo Palestina Libre de Cieza (PLC) se sintiera enormemente agradecido de poder contar con él y decidiera proyectarlo, y a que el Club Atalaya dijera que sí a dicha programación en su sala… La unión hace la fuerza, sin duda. C. Gironés realizó un arduo trabajo de transcripción de subtítulos y de ampliación de los mismos para que los pudiéramos leer con la mejor calidad. Gracias a todas estas confluencias de factores vimos esta película-documental, imprescindible si queremos saber más, con esa percepción de que “solo la verdad nos hará libres”, o por lo menos procurar ser justos.
‘No Other Land’ (2024) dirigido por Basel Adra (abogado y periodista palestino), Hamdan Ballal (fotógrafo y agricultor palestino), Yuval Abraham (periodista de investigación israelí) y Rachel Szor (directora de fotografía israelí), y coproducido por Yabayay Media de Palestina y Antipode Films de Noruega, ha sido creado como acto de resistencia en la lucha por la justicia en medio del conflicto israelí-palestino. Fue rodado entre 2019 y octubre de 2023 —tener en cuenta estas fechas es importante para ver la realidad de lo que se vive allí antes del atentado de Hamás—. Ver lo que viene sucediendo en la zona y cómo sucede, apreciar el valor que tiene la codirección entre dos palestinos y dos israelíes, comprobar como las armas solo destruyen, no defienden y nunca construyen, saber de la esperanza que se alberga a pesar de las demoledoras circunstancias, y entender el significado de los premios concedidos —Premio del Público Panorama a Mejor Película Documental, Premio de Cine Documental de la Berlinale (2024), y Mejor Largometraje Documental de los Premios Oscar (2025), entre otros—, son una suma de evidencias, las entregadas por esta película documental de 95 minutos imperdibles, que constituyen un legado de peso en el que adentrarnos, si queremos saber para actuar con consciencia.
Esa noche, en la que se comentó brevemente el apoyo al pueblo palestino de la asociación PLC y la aportación que hace el profesor J. Ramos Tolosa en sus artículos, también se leyó el enorme poema ‘Lamento de un padre’, de Ginés Aniorte, del que aquí extraemos estos versos: “Me asomo al sueño que os gobierna / por ver si mi dolor, desatendido, / germina en la conciencia / entumecida de este mundo, / pero todo es desierto allá donde vivís, / un secarral de almas / despojadas de luz y de reparo, / aletargadas siempre, inconmovibles, / porque habéis levantado un muro que os impide / contemplar la verdad que me consume. / Dentro de algunos años, cuando ya sea tarde, / quizá descubriréis con asombro y espanto / que algo muy vuestro ha muerto con mis hijos.”
Activismo
Somos mucha la gente que nos posicionamos: No al genocidio, no a las guerras, no al no ejercicio intelectual de quienes cobran precisamente para ejercerlo. No a no utilizar la diplomacia para causas en las que tanto el medio como el fin tienen una sola vía, la de la dignidad, y la dignidad no necesita de otro camino que no sea el del respeto por la vida de quienes, aun estando en medio del conflicto, no lo han buscado, no lo merecen, no lo quieren.
Era enero de 2024 cuando la Asociación de Mujeres Arenal hizo en Cieza una manifestación-performance sobre lo que estaba sucediendo en Gaza desde octubre de 2023. Al terminar el acto se dijo que había intención hacer concentraciones de frecuencia semanal pidiendo el cese del genocidio. Quisimos unirnos varias personas. Desde entonces ahí estuvimos, semana tas semana, hasta el mes de julio. Gracias a Piedad Abellán por ser el motor de tanto. El encuentro era en la Esquina del Convento, cada miércoles. Leímos los comunicados semanales que hacía la RESCOP y el Movimiento BDS. Recitamos poemas. Pusimos música de Palestina, y a veces de autores de aquí. Cada miércoles tuvimos como eje un tema en torno al que giraba la manifestación. Con frecuencia venían activistas de fuera, siendo de Abarán quienes más reiteradamente lo hicieron. En suma, unas veces éramos un grupo más numeroso que otras, nunca masivo, a menudo muy mínimo, pero siempre muy cohesionado y con las ideas muy claras de lo que reivindicábamos.
Nos llenaba una sensación de estar donde debíamos estar en ese momento, aunque fuera casi nada lo hecho ni el resultado, pero ese casi nada era lo que teníamos en nuestras manos, lo que podíamos ofrecer, y lo que nos unía a gente de otras latitudes que defendíamos los mismo, y eso ya nos generaba cierta paz en medio de tanta tristeza.
En esta primavera de 2025 hemos vuelto a una concentración en la Esquina del Convento, Manuel Marín, ha estado al mando de la organización esta vez. Se ha creado la Asociación PLC. Nada se ha dormido, el activismo de personas comprometidas sigue vivo.
Apenas un día antes de empezar a escribir estas palabras que comparto, se ha impedido que llegara a necesario puerto el barco Madleen, que lleva a bordo activistas de la coalición “La Flotilla de la Libertad”, cargada con suministros necesarios para la población de Gaza: leche de fórmula para bebés, harina, arroz, pañales, material médico, medicinas, muletas y prótesis para niños, productos sanitarios para mujeres, equipos de desalinización de agua… No ha podido llegar porque ha sido interceptado por soldados israelíes.
Acabo de escuchar que se ha deportado a cada activista a su país. Bien porque no ha habido víctimas. Mal porque eran aguas internacionales y llevaban bienes de primera y urgente necesidad que no han podido ser recibidos.
Leamos artículos de periodistas que dicen verdades sobre todo esto, contrastemos noticias. Y sumémonos a la esperanza de que la paz de la mano de la justicia puede ser, aunque nos lo quieran arrojar como imposible. Las universidades, las plazas, los Yayoflautas murcianos con su huelga de hambre, la Marcha a Gaza desde diferentes países, el “Silencio Digital” de 9 a 9:30 de la noche, los manifiestos que no dejan de leerse en las innumerables concentraciones… Todo ello indica que cada vez somos más y que esto es imparable. Es verdad que es demasiado sangrante lo vivido, por lo que ya no hay demora que valga… El pueblo puede, aunque nos cueste creerlo, solo hace falta quererlo, moviéndonos por y para lo que nos hace humanos, hasta ser escuchados.