Cuestión de prioridades, por Diego J. García Molina

Cuestión de prioridades

Este año en nuestra villa de Cieza se ha dado una situación efectivamente inédita: no vamos a tener luces de Navidad, esa festividad de conmemora el nacimiento de Jesucristo, el hijo de Dios, el profeta origen de la religión católica. La controversia alcanza a la política, como no puede ser de otra manera, al ser el ayuntamiento el encargado de la decoración navideña en las calles. La asociación de comerciantes se ha puesto en pie de guerra al considerarse afectada ante este despropósito, ya que, obviamente, son las luces las que ayudan a que los clientes consuman. También influye que es temporada de regalos, con la llegada de los Reyes Magos en enero, Papá Noel en el día de Navidad, y otras nuevas costumbres como los “amigos invisibles” en el trabajo, en grupos de amistades, etc. Me recuerda a un capítulo de la irreverente serie Southpark, concretamente el 17 de la temporada 4. En esta ocasión, todo el pueblo ha decidido celebrar la Navidad con “velas y amor” y nadie compra juguetes ni regalos. Al final del episodio llegan a la conclusión de que el verdadero espíritu navideño es comprar regalos, y así consiguen salvar la Navidad. Yo entiendo perfectamente a los comerciantes, este es el periodo del año por excelencia para consumir y se juegan el final de año. La verdad es que nadie va a venir a Cieza expresamente a ver nuestro alumbrado navideño, o más bien, instalado en este periodo, porque, la verdad, años anteriores carecía de bastante iconografía propia de la festividad y tampoco eran nada de otro mundo. El problema es como ciertas cosas que no las aprecias hasta que las pierdes, y una Navidad sin luces queda bastante desangelada. Del árbol de la esquina del convento ni hablo; al igual que el dicho “Es mejor estar callado y parecer tonto que abrir la boca y despejar las dudas”, a veces es mejor no hacer nada, antes de actuar y quede en evidencia el grado de despropósito y ridículo.

Aunque alguien pueda pensar que este asunto de las luces es algo banal, nada más lejos de la realidad. Yo voy todos los años a Murcia a ver la decoración navideña, y alguna compra cae, para que nos vamos a engañar. Y también es muy bonita la de Madrid, u otras capitales europeas como Roma; no hablemos ya de Vigo, la reina de estos trajines, cuyas alumbrado se distingue, según cuentan, desde la estación espacial internacional. Es tal la importancia que el alcalde vigués le atribuye que las anuncian en verano. Hemos salido hasta en televisión, con una desafortunada entrevista al alcalde. Creo que el principal problema de todo esto es la falta de profesionalidad. No digo que los miembros de la corporación de gobierno de Cieza no actúen con profesionalidad, sino que no son profesionales de esto; algunos de ellos, el primero el alcalde, son recién llegados a la política, y se trata de una actividad, sobre todo hoy día, para la que hay que tener tablas, experiencia y también el colmillo retorcido, que diría el gran Luis Aragonés. Hay que haber padecido en estas lides, haber ganado y perdido y es algo de lo que carecen, excepto algunas excepciones, los concejales de derechas del Consistorio. Esto no les habría pasado a Pascual Lucas y a Paco Saorín, en paz descanse (cómo se le echa de menos en la política local). En su primera legislatura de gobierno, de inmediato anunciaron el pacto, indicando que se habían puesto de acuerdo “en diez minutos”. Y eso que había un tercer implicado en dicho pacto, Podemos. El primer escollo entre los socios fue la construcción del paseo ribereño, gestión realizada por el Partido Popular. Sin embargo, no tardaron en resolverlo, y si hubo desavenencias, no fueron aireadas ante los ciezanos. Saber hacer. Además, ya tenían la experiencia anterior donde el PSOE obtuvo 9 concejales e Izquierda Unida 2, habían aprendido. De hecho, nadie duda de que sin la nefasta gestión realizada por Pedro Sánchez al frente del Gobierno Pascual todavía sería el alcalde de Cieza.

En fin, es un tema complicado, puesto que las desavenencias entre Partido Popular y Vox son complicadas de solucionar, no obstante, todavía queda mucho hasta las siguientes elecciones. Vox quiere la cabeza del alcalde y el PSOE que le deje gobernar lo que resta de legislatura. Peliaguda situación. ¿Deberían seguir el ejemplo de Sánchez y decirles a sus socios?: Pedid lo que queráis, excepto mi dimisión, y os será concedido. Creo que todavía nos falta mucha cultura democrática, y que tenemos que aprender a defender nuestros intereses. Como ha hecho la asociación de comerciantes apoyada por muchos ciudadanos de a pie. No obstante, creo que más que la falta de decoración, les perjudica todavía más la alta carga fiscal que soportan empresas y autónomos. Por ejemplo. Entre otras cosas, como la nefasta política económica de este gobierno, basada en el endeudamiento. Tampoco recuerdo que nadie saliera a protestar cada vez que suben la cuota a los autónomos. Supongo que les parecerá bien. Y al resto, que no hacemos nada ante la corrupción del gobierno, su familia, y los ataques a los jueces, por ejemplo. O con la falta de igualdad entre territorios, con las continuas cesiones a los nacionalistas. Qué diferencia con otros países, como Corea del Sur. Allí, por un escándalo de corrupción de la mujer del presidente (¡vaya!), ante el bloqueo parlamentario impuesto por la oposición, no se le ocurrió al presidente otra cosa que declarar la ley marcial para hacerse con el control de la cámara. Al instante, los coreanos salieron a la calle llegándose a enfrentar al ejército, es decir, arriesgando sus propias vidas. Los militares habían rodeado la asamblea para que no entraran los legisladores, pero, aun así, consiguieron abrirse paso. Ahora, el presidente está acusado de alta traición, y le han retirado el pasaporte para que no intente huir del país. Aquí parece que la corrupción propia nos es indiferente. ¿Qué país vamos a dejar a nuestros hijos con el ejemplo que le estamos dando? ¿Llegaremos alguna vez a superar estas diferencias que nos impiden avanzar y progresar como nación de ciudadanos libres e iguales? En todo caso, intentemos aprovechar este periodo de festividad, el más maravilloso periodo del año, como cantaba aquel “crooner” norteamericano, para estar con los nuestros y recordar a los que ya no están. Mañana será otro año. “Gloria a Dios en las alturas, /paz en la tierra a los hombres, /Dios ha nacido en Belén /en esta dichosa noche.”