Todas las semanas nuestros lectores y lectoras pueden disfrutar de la sección La mirada de Tete Lucas, donde el célebre fotógrafo local lleva a cabo un análisis de las mejores fotografías que ha realizado de la localidad
Tete Lukas
Si vienes leyendo esta sección, en sus artículos anteriores, quizás ya estés familiarizado con algunos de los conceptos fotográficos que, en ellos, he ido exponiendo en relación a la composición: conceptos como la proporción aurea, la regla de los tercios, la línea, la forma, el color, el punto…
Te invito, pues, a que antes de seguir leyendo observes la imagen de nuevo e intentes analizar los elementos compositivos que en ella podemos encontrar. Para ello, intenta ser consciente de cómo la mirada viaja a través de la imagen y, a partir de ahí, intenta visualizar qué elementos, y cómo, han intervenido en esa lectura.
Efectivamente, hay tres elementos fundamentales en esta imagen: la línea, el punto y el color. La mayor parte de la imagen está ocupada por unos bonitos álamos y, por ello, es ahí donde la mirada se dirige en primera instancia. Sus troncos forman un conjunto de líneas diagonales que viajan de izquierda a derecha de forma descendente y que convergen en la parte inferior de la imagen, guiando la mirada automáticamente hacia el siguiente elemento, donde recae el protagonismo de la imagen: el punto, formado por dos personas tocando la guitarra y la flauta travesera. Además, este punto queda reforzado por el color azul de sus ropas que contrasta con el verde predominante de la imagen, acentuando, todavía más, su peso.
Así como un escritor hace uso de una serie de normas y códigos para que un texto tenga un sentido y su lectura sea atractiva, atrayendo el interés del lector, las imágenes también se leen. Por tanto, el fotógrafo debe conocer la normas de composición y aplicarlas en sus fotografías para que resulten visualmente atractivas y puedan captar la atención del espectador.
Hoy en día, hacer una foto se ha convertido en un acto cotidiano al alcance todos, quizás por ello muchas personas, ayudadas por la inteligencia artificial de sus móviles, se autoconsideren así mismos fotógrafos, sin haber estudiado ni lo más mínimo la técnica y la teoría fotográfica, así como la historia y a los grandes fotógrafos. Es como si cualquiera que supiera leer y escribir se considerara escritor o poeta.
Paz, amor y decrecimiento.