La virgen del Buen Suceso fue llevada en volandas a su casa de la Atalaya acompañada por miles de fieles
Javier Gómez
Era el tercer domingo de septiembre. Marcado en rojo para los devotos de la Patrona de la localidad que, como desde hace 55 años, se dispusieron para hacer regresar a la Virgen del Buen Suceso a su Santuario de la Atalaya. Allí ya estaban otros muchos fieles esperando, impacientes, su llegada para continuar con una de las tradiciones más arraigadas en la localidad: la romería.
A las 7:00 horas se celebró la misa, en la Iglesia de la Asunción, en honor a ella. Posteriormente, la imagen majestuosa fue procesionada por el angosto camino de subida al monte ciezano, custudiada por el verdor exuberante de miles de pinos. Aroma de naturaleza que recibía a su paso, anunciándole donde residirá todo el año.
Poco después de las 8:00 horas, los cohetes despertaban al municipio. Iba a comenzar el ascenso ante el fervor de los asistentes. La romería había comenzado, demostrando la pasión que se le procesa a la talla, obra original del escultor murciano Juan González Moreno de 1942 ya que la anterior, de dimensiones más reducidas, fue destruida durante la Guerra Civil.
La Virgen del Buen Suceso es la Patrona de Cieza desde 1745, año en que fue elevada a dicha dignidad merced “a sus milagros ante las enfermedades y los fenómenos atmosféricos adversos”, según cuenta la leyenda. De esta forma, la anterior Patrona, la Virgen de la O quedó en el olvido.
A su llegada a la Atalaya, tras un duro y emotivo ascenso, fue oficiada una misa en su honor a cargo del consiliario de la Junta de Hermandades Pasionarias, a las 11:00 horas. Después quedaron por delante varias horas de asueto para que los miles de ciezanos y ciezanas que poblaban el mítico monte disfrutaran, en un ambiente festivo, de la naturaleza, de los amigos y de la familia, y, por supuesto, de la comida. Finalmente, la Patrona ya está en su casa, arropada por el fervor de los fieles. Una tradición que se mantiene desde 1963.
