Charrara, una ermita para dos pueblos

REPORTAJE

El altar, donde se ubica la Virgen del Oro, establece la frontera de una edificación religiosa dividida entre los términos municipales de Abarán y Ricote

Javier Gómez Bueno

La Ermita de Charrara es un caso único en la Región de Murcia, puesto que se encuentra dividida por una frontera. La parte izquierda (desde la entrada principal y hasta el altar que alberga a la Virgen del Oro) está incluida en el término municipal de Abarán, mientras que la parte derecha es territorio de Ricote.

La ermita está situada en un paradísiaco paraje donde el serpenteante río Segura discurre, parsimonioso, a través del embrujo del recóndito Valle de Ricote, horadando a su paso un vergel jalonado de cerros agrestes y abrigados por melocotoneros, almendros, albaricoqueros y vides. En este lugar, alejado del mundanal estrés urbano, el tiempo se ralentiza y la explosión floral de la primavera embarga los sentidos del viajero con las tonalidades blancas, rosáceas y malvas del futuro fruto. El paisaje del milenario Rikut se cubre con sus vestidos de gala, donde la vida nueva es festejada por el trinar de los pájaros, extendiendo su cantar desde los despeñaderos, rebotando en las romas piedras del río, manifestantes perennes del paso de los siglos. Palmeras, acequias y norias se fusionan, cadenciosamente, en el tranquilo discurrir de los días y se percibe (y agradece) la balsámica (y necesaria) sensación de un retroceso temporal donde la naturaleza apacigua el alma y sana las banales diatribas de la vorágine en la que se encuentra inmersa la sociedad actual.

Actualmente, la Ermita de Charrara se encuentra en trámites de ser compartida, al 50%, por los Ayuntamientos de Ricote y Abarán, ya que la línea divisoria de ambos términos municipales divide, de este a oeste, la mitad de la edificación. Así se desprende de una proposición presentada por Antonio Turpín, portavoz del PP en el Ayuntamiento de Ricote, que fue aprobada por unanimidad, y que da respuesta a una pregunta formulada por la portavoz del PSOE Ana María Aroca en el Pleno de septiembre. La proposición contempla que “las futuras obras y actuaciones se realicen, previo acuerdo, asumiendo cada corporación el 50% del coste”. Ahora será el Consistorio abaranero quien deberá aprobarlo en sesión plenaria.

Asimismo, en este año 2024, se han llevado a cabo obras en la fachada, por parte del Ayuntamiento de Abarán, por un importe de 35.000 euros, similar al aportado por Ayuntamiento de Ricote en 2001, donde se acometió una reforma de la cubierta.

Según José Antonio Barba Moreno, presidente de la Asociación de las Fiestas de la Virgen del Oro de Charrara, y su hija Marta Barba Candel, “existía un pacto entre Abarán y Ricote en la anterior legislatura (2019-23) entre los alcaldes socialistas de ambos municipios para hacerse cargo de las obras y el mantenimiento de la ermita; aunque con el cambio de color político en la alcaldía de Ricote (desde 2023 gobernada por el PP) ha sido Jesús Gómez, alcalde de Abarán, quien se ha hecho cargo de los gastos”.

Sin embargo, después de la aprobación plenaria del Consistorio ricoteño, todo hace indicar que los gastos serán sufragados por ambas corporaciones, lo cual supondría una acertada decisión salomónica para un caso tan peculiar como es éste: una edificación de culto religioso en la que, según el asiento escogido por los fieles, unos recen desde Abarán y otros desde Ricote, escenificando el ancestral refrán español que dice: “Cada uno en su casa, y Dios en la de todos”.

Datos históricos de la Ermita de Charrara

La Ermita de Charrara fue construida por los vecinos en 1956 y en la actualidad está destinada al culto religioso para casi el centenar de habitantes de la aldea homónima y que es la morada de la Virgen del Oro, patrona de Charrara, cuyas fiestas locales se celebran en el mes de agosto.

Se halla enclavada en el paraje de la Rambla de Benito o Cuesta de Egea, junto a un albergue juvenil y un área deportiva y rodeada por campos de almendros. Asimismo, de esta robusta construcción rural destaca, en su fachada, el acceso en forma de vano abocinado, enmarcado a ambos lados por dos ventanas vidriadas, un conjunto coronado por una espadaña con doble vano y campanario.

Asimismo, en su interior se aprecian tres naves, con columnas policromadas, y un artesonado de madera muy rehabilitado. Probablemente, el topónimo oro, que se utiliza tanto para nombrar a la virgen homónima como a la sierra cercana, procede de la raíz de origen árabe “or”, que significa monte. La devoción por la Virgen del Oro se extiende por parte de la comarca, siendo la patrona de la vecina localidad de Abarán, donde también se halla un santuario mariano bajo la misma advocación.