Nunca falta la sardina con aires de caviar
Antonio Villa
Algo inédito sucedió en el pasado Pleno municipal cuando la interventora tomó la palabra y, con el convenido pretexto de defender su “profesionalidad”, utilizó el Pleno para linchar al funcionario que firma un informe donde se ponen de manifiesto graves irregularidades en la contabilidad municipal, con un claro incumplimiento de las normas contables por quien ocupa, de forma interina y sin oposición aprobada, el puesto de interventor municipal”.
A juzgar por las manifestaciones, este linchamiento inédito cuenta con el beneplácito y complacencia del Gobierno municipal, que no solo lo permitió, sino que lo alentó y lo apoyó explícitamente como se desprende de las palabras de respaldo del alcalde a la arenga de la interventora, utilizando su foro privilegiado, el Pleno, ese al que no tenemos acceso el resto de ciudadanos, por lo que tengo que acudir a los medios. Pero no porque tenga que defender mi profesionalidad, que la avalan 41 años de servicio, sino porque se ha urdido un ataque político en ausencia de razones jurídicas. Porque se ha faltado a la verdad sobre el contenido de conversaciones privadas, concretamente la concejala de Hacienda cuando argumenta en el Pleno que me comunicó su decisión de no prorrogar mi servicio. Yo no dije, como ella afirma, “vale, lo entiendo”; eso es falso. Dije: “Bueno”, y me marche; mientras, en tono jocoso, espetaba: “Si te quieres ir, ya te puedes”.
La interventora tenía su foro para defender su “profesionalidad”, que era su informe preceptivo donde podía haberse pronunciado y refutado el informe del director de contabilidad con argumentos jurídicos, pero no lo hizo. Ni un solo pronunciamiento, prefirió hacerlo en el Pleno, sin argumentos jurídicos, prestándose de ariete político del Gobierno, lo que en mi opinión define, por sí solo, la profesionalidad de quien tanto la promulga. Citando a Santo Tomás: “Por sus actos los conoceréis”, que nos ayuda a comprender la verdadera naturaleza y el carácter de las personas a través de sus acciones y que en este caso han quedado perfectamente retratadas.
A título anecdótico, parece que la interventora, sin oposición, ha visto atacada “su profesionalidad”, porque pongo de manifiesto aberraciones contables que afectan a la liquidación y a la Cuenta General, pero no refuta ninguna en su informe con argumentos jurídicos: ¿Quizás porque son irrefutables? Sirva como ejemplo ilustrativo que esta señora ha remitido al Ministerio, entre otras perlas, que las obligaciones pendientes de pago de Presupuestos Cerrados asciende a la cantidad de MENOS 1.378.089,60 euros. Esto significa, en términos contables, que habría pagado en dinero más cantidad que facturas reconocidas existen. Ya sé que es algo INCOHERENTE, pero es lo que significa este dato y eso lo ha firmado y mandado al Ministerio de Hacienda, o por ejemplo que en los derechos pendientes de cobro de Presupuesto Cerrados aparecen cero euros, lo cual implica que los 4.263.195,59 euros que aparecían como pendientes de cobro a 31-12-2024, están todos cobrados o dados de baja a 31-03-2025. ES INEXPLICABLE. Estos ejemplos y muchos otros, cuestionan, por sí solos, los conocimientos de la contabilidad pública y sus principios. Por tanto, está claro que la “profesionalidad” no la pone en duda las palabras, sino los hechos y los actos, y estos son muy graves.
A la vista de que el Gobierno municipal, con su complacencia, ha optado por elevar el asunto al ámbito público, desde estas líneas, insto al alcalde a que, en un gesto de transparencia, publique los informes en el portal de Transparencia del Ayuntamiento de Cieza para conocimiento de todos los ciudadanos, y que cada uno saque sus conclusiones, aunque, sinceramente, dudo mucho que lo haga.
Tengo que reconocer que nunca esperaba de un alcalde que consintiese el linchamiento público, en el Pleno, de un funcionario por hacer un informe poniendo de manifiesto los hechos, pero, claro está, que estaba equivocado. Me ratifico en todos los términos de mi informe, porque son VERDAD, y a la vista de los acontecimientos, y que no han sido refutados con argumentos jurídicos, como decía el científico, filósofo y escritor francés Blaise Pascal, lamentablemente, “sólo conviene la mediocridad. Esto lo ha establecido la pluralidad, y muerde a cualquiera que se escapa de ella por alguna parte”.
Las consecuencias llegarán, más pronto que tarde, y le vaticino al alcalde que no son buenas, por mucho que se empeñen en maquillar tan lamentable situación. Me despido con la conciencia tranquila y el deber cumplido citando a mi cantautor favorito, el gran Joan Manuel Serrat y su obra maestra Disculpe el Señor, y como dice la letra: señor alcalde yo ya me retiro y con la interventora que tiene “que Dios le inspire o que Dios le ampare”.