Como Yoda le decía al joven Anakin: «El miedo es el camino hacia el lado oscuro, el miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento, el sufrimiento al lado oscuro.» Y a mí al leerla siempre me vienen a la cabeza toda la juventud. Es inevitable ver el miedo con el que se están criando los llamados millenials, esa generación que parece incapaz de enfrentar cualquier problema o injusticia y que no apela a la reivindicación, a la acción, a conseguir un mundo que no les tenga atados al mismo nacer a una vida que ya les han programado y pasos que ya les han decidido. No canalizar esa ira que se siente al vivir tan frustrado, ese odio irracional a cualquier cosa que parezca una amenaza y que no se entiende, ese sufrimiento de no poder ser tú, de no poder expresarte en todas tus facetas. El lado oscuro de la depresión, la ansiedad, la frustración o el estrés. Y ese lado oscuro lo trae el primer paso, que es el miedo a no reivindicar tanto una sociedad más justa como al individuo en sí.
Vas caminando por la calle y es inevitable sentir la sensación de que estamos rodeados de clones, la singularidad o la personalidad que se pueden dar con esta libertad social es ínfima. La moda es el escudo de los inseguros, que decía el Nega. Ese miedo y sufrimiento, esa pertenencia al lado oscuro no te deja ser tú, y te mimetizas con lo que te rodea para encajar en el grupo social. Se genera esa incomodidad de no aceptarte tal y como eres, de no reconocerte. Si no peleas por tus derechos, por las injusticias más cercanas, ¿por qué vas a luchar? Capacidad de valoración mínima.
Es cierto que vivimos un período tan frustrante que hasta al más contestatario lo anula. Pero tenemos que ser conscientes de que son necesarios esos pequeños pasos, como Luke moviendo las piedras. No se cree capaz de conseguir algo importante, cambiar su realidad, a lo que Yoda le contesta: «No, no es diferente, solo es diferente en tú mente».
Es diferente en nuestra mente, y la juventud ciezana empieza a darse cuenta de ello. Perdonad pero como Unamuno, hablo de mí porque soy el ser humano que tengo más a mano. Y hablo de asociaciones de las que he formado parte, como La Empedrá, con una labor superlativa en la cultura ciezana, y llevando al pleno medidas tan importantes socialmente como no desechar productos que se podrían donar. Los scouts, con una reivindicación de los derechos LGTBI+ tan necesarios a día de hoy. O de Cruz Roja, con un intento constante de concienciación feminista, de derechos humanos, o de medio ambiente. La reivindicación cada día palpita más, y el apoyo mutuo sin subrayar o potenciar las diferencias, es esencial. Ser radical es necesario, es vislumbrar las raíces del entorno y esclarecerlas, porque están siempre enterradas y no se consiguen mostrar o sacar a relucir cuando solo las ves tú. Por eso confío en que el miedo se entierre y que la fuerza sea fuerte en esta juventud local que tanto tiene que decir.