Todas las semanas nuestros lectores y lectoras pueden disfrutar de la sección La mirada de Tete Lucas, donde el célebre fotógrafo local lleva a cabo un análisis de las mejores fotografías que ha realizado de la localidad
Tete Lukas
Dicen que nadie es profeta en su tierra, y si no que se lo pregunten a Antonio Moreno, ‘el Pumuki’, uno de los mayores talentos musicales que ha dado Cieza. Antonio no podía imaginar, cuando sus amigos le pusieron ese mote (inspirado en el personaje de dibujos animados de pelo rojo), que acabaría desarrollando su carrera profesional en el mismo país que vio nacer a aquel personajillo de animación. El apodo surgió porque, como él mismo me contó, se teñía el pelo de rojo con henna que su padre traía de Marruecos.
Músico nato, Antonio tiene una trayectoria extensa. Se sentó por primera vez una batería a los 18 años y pronto formó sus primeras bandas, como Eskizofrenia, el primer grupo de metal de Cieza. Tras pasar por infinidad de proyectos musicales de diversos estilos, se labró un lugar en la escena musical, pero también en la industria del sonido. Como técnico, trabajó durante 11 años en Madrid, ocho de ellos en el emblemático tablao Cardamomo, donde sonorizó a figuras como Ketama, Antonio Carmona, Carles Benavent, Enrique y Estrella Morente, Tomatito o Raimundo Amador. Además, realizó giras por medio mundo -Moscú, Nimes, Nicaragua, Guatemala, Panamá, Brasil, Colombia- como técnico de sonido e iluminación para compañías flamencas consolidadas.
Pero lo que Antonio realmente deseaba era tocar, hacer música y vivir de ello, especialmente del flamenco, género del que se enamoró en Madrid. Así que, impulsado por esa pasión, cargó su cajón flamenco y se mudó a Berlín. Allí, como en otras capitales europeas, el flamenco es muy valorado -quizá, y tristemente, más que en España-, y Antonio no tardó en abrirse camino en la escena local.
Hoy forma parte de proyectos como Electronic Flamenco Berlin Scene, Dulce Amargo, Azabache Flamenco, Rosas Negras y, entre otros, el grupo Azuleo, que el pasado 14 de marzo nos deleitó con una magistral fusión flamenca en el Teatro Capitol, como cierre de ‘Floración’.
Pero su labor no se limita a los escenarios: Antonio imparte clases de percusión y cajón flamenco en el Centro Flamenco de Berlín, donde también ofrece charlas sobre este arte. Sin duda, ha dejado huella en la ciudad, y ahora muchos berlineses, al escuchar ‘Pumuki’, ya no piensan en el dibujo animado, sino en Antonio Moreno, un ciezano auténtico, único en su generación.
Y si al principio mencioné aquello de «nadie es profeta en su tierra», quizá me equivoqué un poco, porque cada vez que ‘Pumuki’ vuelve a Cieza, se convierte en profeta del amor y la alegría de vivir, que derrocha y contagia a todos los que se le acercan.
Paz, amor y decrecimiento.