Antonio Balsalobre y sus articulillos sueltos de esta semana

Sufrimiento

Tres días antes de ser asesinado, hace ahora cuarenta años, John Lennon ofreció una larga entrevista a su amigo Jonathan Cott, periodista de la revista Rolling Stones. Fue su última confesión. El cantante llevaba cinco años apartado del mundo mediático, componiendo y no siempre sobrado de inspiración. “Todos tenemos altos y bajos, claro que sí, ¿acaso somos máquinas?”, se lamentaba, angustiado. Ni siquiera su mítica “Imagine” fue aceptada del todo por cierta crítica despiadada. Aplaudieron la música, pero no la letra, que les parecía ingenua porque hablaba de un mundo sin países ni nacionalidades. “Hago lo que puedo, se defendía Lennon irascible. No pueden imaginarse el sufrimiento que implica para mí escribir una canción. Y cuando la termino pienso que no vale nada. Excepto algunas, muy pocas, que te regalan los dioses y que no sabes de dónde vienen”. Pues, de dónde iban a venir, John. De tu talento, de tu genio y de ese sufrimiento.

Alemania

¿Quién lo iba a decir? Alemania cerrando colegios, guarderías y comercios no esenciales hasta el 10 de enero y Angela Merkel pidiendo a la ciudadanía reducir los contactos sociales de cara a la Navidad. En Baviera habrá incluso toque de queda desde las nueve de la noche hasta las cinco de la mañana Y todo porque las muertes por coronavirus se han desbocado en el país teutón. “El coronavirus es una catástrofe que afecta a nuestras vidas como ninguna otra crisis lo ha hecho en 50 años”, subrayó un alto cargo del gobierno. Alemania, que logró superar con relativo éxito la primera ola, ve como esta segunda la está golpeando con fuerza. ¿Se le ocurrirá a alguien allí calificar al gobierno de la canciller de criminal? No me cabe la menor duda de que sí. A los mismos que aquí han lanzado los más viles improperios contra el gobierno de la nación.

Trump desencadenado

“Os vamos a descuartizar, a fusilar, a ahorcar” es lo más cariñoso que le dicen algunos partidarios de Trump a los republicanos de su propio partido que tienen la honradez y valentía de proclamar que las elecciones no han sido trucadas. Tampoco se quedan cortos aquí algunos militares retirados que en su celo de “defender” a España y la monarquía proponen fusilar a millones de “hijos de puta”. Para Jim Condos, secretario de Estado de Vermont, cuyo equipo ha sido amenazado en múltiples chats con acabar ante el pelotón de fusilamiento, “las teorías de la conspiración y la retórica sin fundamento que promueve el todavía presidente Trump y su equipo no hacen otra cosa que inspirar comportamientos peligrosos y ensanchar el foso que divide al pueblo estadounidense”. La ultraderecha desencadenada del otro lado del Atlántico tiene aquí correligionarios que no le van a la zaga.

Boca y corazón

Por un momento, el fútbol dejó de ser el pasado miércoles un juego en el que veintidós millonarios (o aspirantes a millonarios) corren detrás de una pelota, para pasar a convertirse en un acto ético y cívico de denuncia del racismo. Fue en Paris, en un encuentro entre el PSG y el Istanbul Basaksehir. Los dos equipos abandonaron el terreno de juego después de que el cuarto árbitro se refiriera a un revoltoso entrenador adjunto como “ese negro” para identificarlo. Ese mismo día, una dirigente de Ciudadanos propuso que les pusieran “correa y bozal” a unos inmigrantes llegados a Andalucía. El cuarto árbitro transilvano atribuyó el “malentendido” a un problema semántico. Como si “¡Ala negru!” en rumano no significara lo que significa. La dirigente dimitida de Cs se defiende diciendo que su comentario era «irónico» y fue «malinterpretado”. Excusas aparte, no estaría de más que de vez en cuando todos, digo bien todos, nos hiciéramos un buen lavado de boca y de corazón.

 

 

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