Antonio Balsalobre y su cuaderno de Opinión

Baño en el río

19 de julio.

Anne Hidalgo ha cumplido. Anunció hace meses que se bañaría en el Sena para dar fe de que sus aguas son aptas para el baño, y esta semana se ha dado su primer chapuzón. A menos de diez días para el inicio de los Juegos Olímpicos, la alcaldesa de París e hija de inmigrantes españoles se ha colocado su traje de neopreno y se ha lanzado al agua. Tras inversiones millonarias y complejos trabajos para su saneamiento, la alcaldesa socialista ha querido darle a este chapuzón un carácter político a la vez que festivo. “Es pura felicidad, ha declarado emocionada, saliendo de las aguas que no superaban los 20 grados. Soñábamos con esto desde hacía años y años. ¡Es algo tan natural!” Pues sí, Anne. Los ciezanos llevamos haciendo eso mismo toda la vida. Sumergiéndonos todos los veranos en las aguas verdes y correntosas del Segura y dejándonos llevar río abajo. Y nos parece lo más natural del mundo. Te tomamos la palabra. El año que viene, si todo va bien, saltaremos de unas aguas a otras, de un río a otro, alternando, mientras braceamos, las hermosas vistas de nuestro Balcón del Muro con esas otras majestuosas de la catedral de Notre-Dame.

Mientras escribo

20 de julio

¡Qué mes este de julio en que hablar sobre los baños en el río, el mar, el tiempo que huye o simplemente el veraneo es casi un crimen porque supone callar sobre tantas ignominias! Con los grandes males que no cesan de golpear el mundo: guerras, genocidios, crisis migratoria, climática, pobreza… siempre contamos. Por si fuera poco, también acechan otros más de andar por casa, menos trascendentes, sin duda, pero igualmente indignantes. La inédita, arbitraria e insidiosa expulsión durante un mes del diputado regional Víctor Egío de la Asamblea Regional con los votos fundidos de PP y Vox es uno de ellos. ¿Motivo? Responder a una acusación falaz de absentismo, cuando en realidad estaba haciendo uso de su insobornable permiso de paternidad. Es verdad que cada vez cuesta más alegrarse de lo bueno que pasa en el mundo. Que como clamaba el poema de Bertolt Brecht, no son buenos tiempos para la lírica. ¿Cuándo lo han sido, en realidad? ¿Tal vez en alguna esquina de nuestra infancia o en algunas curvas de nuestra juventud? El mundo está loco de atar y no se toma vacaciones. Pero no haríamos bien en imitarlo. Sin desertar de la dura realidad, procuraré estos días respirar algo más profundamente mientras escribo y no olvidarme de admirar la belleza que me rodea.

Con orgullo

25 de julio

De los Juegos Olímpicos y Paralímpicos que se inauguran mañana está todo o casi todo dicho. Que si son los primeros que “toman” una ciudad, que el río Sena será alma y columna vertebral de los mismos, que por primera vez serán paritarios… O que se quiere hacer de ellos, como en cada edición (y en ésta también infructuosamente), un momento de “paz, tregua y esperanza”. En cualquier caso, vienen días grandiosos de espectáculo deportivo. Procuraré disfrutar de ellos sin moderación. Pero no sin antes dejar de expresar desde aquí mi más profunda admiración por alguien que los ha hecho posibles: Anne Hidalgo, alcaldesa de París, la ciudad que los acoge. Quién le iba a decir a ella, cuando sus padres, Antonio, obrero electricista, y María, costurera, salieron de San Fernando de Cádiz camino de la emigración a Francia en 1961, que algún día se iba a ver en estos bretes. Aunque algo se ha escrito, queda todavía mucho por decir sobre la historia heroica de la emigración económica de la dictadura. En estos momentos quizá sea Hidalgo quien mejor simbolice el esfuerzo y el trabajo de una generación de cientos de miles de emigrantes españoles de la que muchos somos sus hijos. Y lo llevamos con orgullo.