Todas las semanas nuestros lectores y lectoras pueden disfrutar de la sección La mirada de Tete Lucas, donde el célebre fotógrafo local lleva a cabo un análisis de las mejores fotografías que ha realizado de la localidad
Tete Lukas
Aquella tarde de invierno andaba yo por el Balcón del Muro junto a mi castigada y ya desaparecida Nikon D90, esperando a que la rotación de la tierra hiciera que la luz del sol incidiera en la atmosfera sobre nuestras cabezas de forma lateral, recorriendo así mayor extensión de atmosfera y haciendo que las ondas más largas del espectro de luz visible se refracten, tiñendo el cielo de colores cálidos. En fin, lo que viene siendo un atardecer.
Aquella luz cálida impregnaba las ramas desnudas de la Olmeda del Maripinar, dándoles un color anaranjado y haciéndolas parecer que poseen luz propia. Además, la casualidad hizo que tres personas aparecieran caminando en dirección al pueblo, dando a esta fotografía de paisaje ese toque humano que añade una historia a la misma, que también sirve de escala para apreciar el tamaño y la majestuosidad de los olmos.
Sin duda, la entrada a Cieza por la Carretera de Mula es la más bonita al pueblo y no deja indiferente al visitante. A los ciezanos y a las ciezanas se nos hace difícil imaginar este paisaje sin la olmeda, el Puente de los Nueve Ojos y el Puente de Hierro. Parece que, como se suele decir, “llevan ahí toa la vida”; sin embargo, históricamente, estos tres elementos del paisaje ciezano son más bien modernos.
Hasta la construcción del Puente de Hierro, en 1867, lo que conllevó un cambio importante en el paisaje, fueron varias los métodos que se utilizaron para cruzar el río. Según Juan Carlos Trigueros Molina, (Las estructuras de comunicación hidráulica en la Vega Alta del Segura (edad moderna) y su aporte al turismo.2018) los métodos tradicionales más usados hasta el siglo XVI fueron los barcos y las cunas. Los barcos eran embarcaciones de madera y estructura cóncava o aplanada que podía variar en sus dimensiones; las cunas eran estructuras formadas por dos maromas de esparto paralelas y listones de madera trasversales. Otro método usado fueron los puentes de barcas unidas sobre las que se colocaban tablas.
A partir del siglo XVI empezaron a construirse puentes de madera, ubicado el último de ellos en el mismo lugar que el Puente de Hierro y siendo sustituido por el mismo.
El principal inconveniente de los puentes de madera era que con cada crecida del río sufrían grandes daños o, directamente, desaparecían, quedando incomunicados los habitantes del margen derecho del río, impidiendo el transporte y la actividad laboral durante varios días.
La construcción del Puente de Hierro fue el primer paso para solucionar este problema, ya que la huerta seguía siendo insalvable con cada crecida del río. La solución llegó 32 años después, en 1899, con la construcción del bonito Puente de los Nueve Ojos sobre la huerta y llegando hasta el inicio de la Carretera de Mula, donde, a la par se plantaron los olmos que hoy ya son centenarios y conforman la olmeda de olmos comunes más importante de Europa.
Paz, amor y decrecimiento.