Análisis sobre las elecciones de Diego J. García Molina

Más elecciones

Por fin llegó el día que con tanta ansia prometió Pedro Sánchez cuando anunció la moción de censura. Después de la urgencia inicial, tras desalojar de la presidencia del gobierno a Mariano Rajoy por la corrupción de su partido, se ha decidido Sánchez a cumplir con su palabra y convocar elecciones. Tras 9 meses convulsos y después de constatar que se quedaba solo en sus apoyos (únicamente el pánico a participar en comicios de Podemos les mantenía fieles) al final se disuelven las Cortes y tendremos las terceras elecciones generales en apenas 3 años. Con el añadido de haber terminado de la misma forma egoísta que comenzó, diferenciando las elecciones generales de las municipales, autonómicas y europeas de mayo por puro cálculo electoral, a pesar del elevado coste que supone al contribuyente.

El balance de esta corta legislatura no puede ser más negativo: desaceleración económica, aumento de la deuda, subida del populismo, bochorno en la relación con la autonomía catalana en franca rebeldía y desafío, y cada vez más crispación y enfrentamiento entre dos bloques ideológicos perfectamente definidos. Con respecto a este último punto, no pueden decir que no ha sido algo buscado. Cuando las ideas brillan por su ausencia se apela a las emociones del electorado buscando movilizar el voto.

Lamentablemente en esta precampaña, y es previsible que también en la campaña, se está hablando poco de propuestas y mucho de sentimientos. Hasta este nivel ha degenerado la «res publica» española. Podemos supuestamente venía a regenerar la política y hemos visto como ha terminado, destrozado y dividido en peleas intestinas y con su líder tropezando en todas las piedras en las que se podía tropezar; sin duda, no lo podía haber hecho peor, ya se habla incluso de relevo. Imagino que no se puede decir otra cosa que tenemos lo que nos merecemos. En todo caso, la mayor ventaja de la democracia es que por muy mal que se desempeñe nuestra clase política, dentro de 4 años podremos escoger a otros. No, no soy optimista.

 

 

 

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