Afrontarlo como adultos, por Diego J. García Molina

Afrontarlo como adultos

No tengo del todo claro si a la gente de la calle, fuera del estricto ámbito político, le ha afectado las imágenes de los eufemísticamente llamados subsaharianos amontonados, algunos de ellos muertos, en la parte marroquí de la frontera tras el último asalto a la valla de Melilla intentando llegar a España. Y no lo tengo claro porque nos hemos acostumbrado a ver la muerte y la violencia por televisión a diario, como si fuera una serie de alguna plataforma por internet. Ahora con la guerra en Ucrania nos queda más cerca, aunque antes fuera en Siria, en Irak, Afganistán, pues el reguero de muertes no cesa, más ahora que el ejército ruso se está cebando contra la población civil; rara será la semana en que no muere algún inmigrante arriesgando su vida en el mar embarcado en una cáscara de nuez, o en el largo camino desde sus países de origen hasta la ansiada tierra prometida de las democracias occidentales (véase la caravana de miles de personas que se dirige hacia la frontera sur de EEUU). Parece una postura altanera, pero es así, no conozco casos de personas que arriesguen la vida para vivir en México, China, Egipto, o Indonesia, por poner algunos casos. Acerca de actuación de la policía marroquí, nuestro presidente Pedro Sánchez ha alabado la buena actuación de estas, en un ejercicio nulo de empatía hacia las víctimas, a las que ni siquiera ha nombrado. Poco más hay que decir ya de esta persona, quien comenzó su andadura como presidente del gobierno pidiendo acoger en España a casi 700 inmigrantes recogidos en las costas de Libia, a cuyo territorio el barco en cuestión correspondía devolverlos, en vez de trasladarlos a otros países colaborando así con las mafias que trafican con personas. La ministra de defensa, Margarita Robles afirma que “detrás de la inmigración están las mafias y que hay que actuar con contundencia contra la inmigración”. Mentira, y de las gordas, además de ser lo mismo que opina Vox. Detrás de la inmigración están las guerras, la pobreza, el hambre, el ansia de un futuro mejor, etc. Las mafias lo que han visto es negocio, la posibilidad de aprovecharse de esta gente desesperada para lucrarse a base de bien.

Siempre habrá quien, de forma hipócrita, se echará las manos a la cabeza olvidando que así se las gasta Marruecos cuando le interesa. No hace falta irse muy lejos en el tiempo, las protestas por la corrupción del régimen en el Rif en 2016 fueron reprimidas violentamente, a palos; con detenidos y condenados a hasta 20 años de prisión. Cuando hablamos de un sistema político autoritario la forma de mantener el poder es ese, la fuerza, y la demostración de esta, para que nadie se atreva a cuestionarlo. Lo vimos también el año pasado en las protestas por un poco de libertad en Cuba; en Rusia hace desaparecer, e incluso asesina a sus oponentes políticos Putin, o reprime la más mínima señal de protesta con cárcel, como vimos al inicio de la invasión de Ucrania; en China hay miles de personas ingresadas por la fuerza de campos de reeducación, o en la cárcel. No hace falta poner más ejemplos de lo que es una dictadura, aunque hay veces que parece que lo hemos olvidado. Por ejemplo, cuando el presidente Pedro Sánchez dijo que el ministerio que sobraba en España es el de defensa. O en estos momentos cuando vemos a miembros del partido comunistas español y de Podemos, los cuales forman parte del propio gobierno, manifestarse en contra de la OTAN y a favor de la paz; no los he visto manifestarse en contra de la agresión que está costando miles de vidas por parte de Rusia. En el libro El fin de la historia y el último hombre (1992) el autor Francis Fukuyama vaticinaba que la caída del comunismo (más bien de la URSS) y el triunfo de las democracias que se le enfrentaron significaría el fin de las guerras. No pudo estar más equivocado, y solo 30 años después vemos como el escenario bélico se complica por días y la posibilidad real de una guerra global ya no es una idea descabellada.

Nos volvemos a enfrentar a importantes desafíos que generan problemas y controversia entre la población, la inmigración es uno de ellos, pero también la prostitución, las guerras, el aborto, las drogas…, no obstante, nos debemos enfrentar a ellos de forma adulta y responsable, no desde consignas infantiles desprovistas de un fondo real que pueda aportar soluciones. El desarrollo de los países no es un juego de suma cero, lo que gana uno no tiene por qué necesariamente ser lo que pierde otro. Desde la revolución industrial vemos como los países crecen simultáneamente de forma sostenida; y eso es lo que necesita África, una especie de Plan Marshall, como el que se aplicó en Europa tras la segunda guerra mundial con el objetivo de que en esos países tengan estabilidad económica al mismo tiempo que gozan de seguridad, para que de esa forma no tengan que huir de la miseria y de la muerte disfrutando así de su patria natal. La internacional comunista o Comintern tenía como uno de sus primeros objetivos expandir el socialismo por el mundo; y la Unión Soviética, durante la guerra fría, extendió el comunismo a diferentes países por los cinco continentes. Por el contrario, sus antagonistas democráticos nunca han tenido interés en implantar la democracia en otras naciones, y cuando lo ha hecho ha cosechado nefastos resultados (Irak o Afganistán). A pesar de todo, no se debe cejar en el intento, o el problema se seguirá agravando. China y Rusia si lo tienen claro y por ello tienen puestos sus intereses en este continente desde hace años, invirtiendo (comprando) económicamente uno, y utilizando la fuerza militar el otro. Esta forma de actuar de ambos solo complicará la situación con más pobreza y corrupción, como por ejemplo ha pasado en Sri Lanka, así como la falta de seguridad y el miedo empujará a cada vez más personas a buscar la seguridad del primer mundo. Solo con un plan a medio y largo plazo, y afrontando con madurez este problema lograremos revertir la situación; con un gobierno que solo planifica hasta el día siguiente difícilmente se podrá conseguir algo.

 

 

One thought on “Afrontarlo como adultos, por Diego J. García Molina

  1. JOSE LUIS SALMERON MARTINEZ

    Yo lo que veo es que es capitalismo va a caer por su torpeza (mucha burocracia) y va a abundar mucha estulticia e idiotez que es donde el comunismo se restriega como cerdo en barro.
    O sea, el futuro no negro, sino, lo siguiente.
    Espero equivocarme…. pero por desgracia así será.

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